El Museo del Prado encara una nueva normalidad
Andrés Úbeda, director adjunto de Conservación de la institución , analiza con los lectores del diario el presente y futuro del museo tras la pandemia
El Museo del Prado expone durante este verano Reencuentro, una selección de 250 piezas de entre las más de 1.700 que se podían visitar antes de la covid-19. Esta propuesta inaugura la nueva normalidad del museo, pues también para la institución ha sido un punto de inflexión en su historia, tal y como ha contado su director adjunto de Conservación, Andrés Úbeda, a los suscriptores de EL PAÍS. Esta charla sobre el presente y futuro del Prado se produjo en un encuentro virtual, moderado por la periodista Andrea Nogueira, que se enmarca dentro del programa de actividades de ELPAÍS+.
Durante los primeros días de marzo los trabajadores del museo estaban convencidos, como muchos españoles, que las puertas permanecerían cerradas tan solo unas pocas semanas. Casi tres meses pasaron sus salas despobladas, con las obras esperando en las galerías a los visitantes. Durante este periodo, los profesionales reflexionaron y debatieron de qué manera iban a recuperar la actividad cuando fuese posible. “Teníamos que abrir diferente porque el país era diferente”, señaló Úbeda. Así, seleccionaron algunas de las piezas más señeras de su colección permanente y pensaron su disposición siguiendo un discurso que va más allá de lo temporal. Esto ha permitido que obras que nunca se habían mirado una a la otra ahora dialoguen desde diferentes puntos de vista.
Úbeda explicó a los lectores que una de las características propias del museo es ser autorreflexivo, pero que esta tendencia se ha identificado con la celebración del segundo centenario del centro cultural, celebrado el año pasado, y ahora durante la pandemia. Por ello, Reencuentro no es una excepción para El Prado, sino un primer paseo dentro del proceso de debate sobre el planteamiento actual del museo, su relación con los visitantes, a los que Úbeda destacó como dueños, y el futuro cara el que quieren dirigirse.
El director adjunto de Conservación también ahondó en los problemas económicos a los que se enfrenta la gran galería de arte. Su principal vía de sustento es la propia actividad del museo: la venta de entradas y cesión de espacios, como la cafetería o la librería. Después de tres meses cerrados, con la actual reducción del aforo y las dos horas gratuitas al día que ofrecen a los visitantes, los ingresos son “próximos a cero”. Úbeda pronostica que el Gobierno tendrá que salir al auxilio del museo: “No se puede imaginar que cierre, habrá que habilitar un presupuesto extraordinario”.
Reencuentro puede visitarse hasta el 13 de septiembre. Entonces las obras tendrán que volver a desplazarse por los pasillos del museo y algunas salas permanecerán cerradas. Úbeda espera que sea un nuevo paso cara la normalidad.
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