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La música o la vida de Grup Yorum en Turquía

Dos músicos del grupo fallecen tras mantener una larga huelga de hambre contra la censura del gobierno de Erdogan, que les acusa de pertenecer a un grupo terrorista de extrema izquierda

Ibrahim Gökçek y otros miembros de la formación en una protesta en 2015.
Ibrahim Gökçek y otros miembros de la formación en una protesta en 2015.Basin Foto Ajansi (LightRocket via Getty Images)

Ibrahim Gökçek mantuvo su huelga de hambre durante 323 días, solo ingiriendo agua y algunos complementos vitamínicos. Pasó casi un año sin comer para protestar contra la censura que el Gobierno de Recep Tayyip Erdogan impuso sobre el Grup Yorum, una banda de música símbolo de la izquierda del país y de la que él era bajista. El año pasado, el músico y varios de sus compañeros fueron arrestados bajo la acusación de pertenencia a organización terrorista, y se les envió a prisión. Gökçek inició entonces una huelga de hambre que motivó su excarcelación en febrero. Un mes después, agentes de policía entraron en su casa y lo trasladaron al hospital para obligarlo a ser alimentado. Se negó.

El 5 de mayo, Gökçek, de 40 años, abandonó su lucha y fue hospitalizado tras un comunicado del grupo que anunciaba “una victoria política”. Tres partidos de la oposición, el socialdemócrata CHP, el prokurdo HDP y el socialista TIP, junto a organizaciones de derechos humanos, le habían convencido de recibir asistencia médica, con la promesa de tramitar una petición en el Parlamento para que Grup Yorum pudiera volver a tocar en ciudades como Ankara o Estambul, algo imposible desde 2016. Pese a ello, las condiciones del músico eran desesperadas. Hasta tres litros de sangre le inyectaron en su cuerpo debilitado, según cuenta Bahar Kimyongür, activista y amigo íntimo de la banda, pero no fue suficiente. Dos días después, murió.

El cuerpo de Gökçek fue trasladado al centro de oración aleví de Gazi, barrio de Estambul donde esta minoría religiosa es mayoritaria. Pero, según medios locales, la policía interrumpió el funeral lanzando gases lacrimógenos y deteniendo al menos a media docena de personas, entre ellos varios abogados. Un mes antes se produjeron desórdenes parecidos entre manifestantes y policías durante otro funeral, el de Helin Bölek, cantante del mismo grupo y fallecida también por huelga de hambre el pasado 3 de abril. Tenía 28 años.

Finalmente los agentes obligaron a acelerar el traslado del féretro hasta Kayseri, conservadora ciudad en Anatolia Central de la que es originario el músico. Gökçek fue enterrado ahí bajo fuertes medidas de seguridad, debido a los intentos de militantes de extrema derecha de atacar el entierro y profanar la tumba.

Grup Yorum nació en 1985 por iniciativa de algunos estudiantes de la universidad de Marmara. Se inspiró en la Nueva canción, el estilo musical de los Inti-illimani y otras tantas bandas latinas revolucionarias, que Grup Yorum empezó a mezclar con géneros pertenecientes al folclore turco, como el halk müziği. En toda su carrera consiguieron vender hasta dos millones de discos y publicar 25 álbumes, reuniendo cientos de miles de asistentes en algunos de sus conciertos gratuitos.

Sus letras contestatarias y su compromiso político —especialmente durante las protestas en las prisiones por las condiciones carcelarias en 2000, que fueron sofocadas violentamente y culminaron con una treintena de muertos— han fomentado la antipatía del Estado, que acusa a sus miembros de formar parte del grupo armado DHKP-C (Partido-Frente Revolucionario de Liberación del Pueblo), considerado por Turquía, la Unión Europea y EE UU una formación terrorista. En muchos de los procesos que han llevado a los músicos a la cárcel, Grup Yorum denuncia que las acusaciones de terrorismo están basadas exclusivamente en testigos confidenciales. De hecho, uno de los testigos utilizados para inculpar a Gökçek ha pedido que se retire su testimonio inculpatorio tras huir del país y alegar que le fue extraído mediante torturas.

Aunque los miembros de Grup Yorum desmienten cualquier ligazón con el DHKP-C, su relación es polémica. La banda de música tiene un nexo histórico con Gazi y Okmeydani, dos barrios alevíes de Estambul, muy pobres y tradicionalmente olvidados por el Estado, donde el grupo armado tiene gran influencia: recauda contribuciones y controla físicamente algunos de sus espacios. El centro cultural Idil, que Grup Yorum mantenía en Okmeydani, ha sido asaltado por la policía una decena de veces, destrozando los instrumentos e incautándose de material.

La banda de música ha dedicado varias de sus canciones a miembros del DHKP-C y en sus conciertos es habitual que se coreen eslóganes del grupo armado. De hecho, las autoridades alemanas prohibieron un concierto de Grup Yorum en Colonia el pasado diciembre alegando los lazos con la organización armada. “Los grupos terroristas se manejan de forma muy profesional intentando explotar al máximo las garantías y libertades del estado de derecho. En este caso, utilizan la música y las emociones para explotar la inocencia de los jóvenes y reclutarlos”, opina el exmilitar y analista de seguridad Abdullah Agar. Por otro lado, las huelgas de hambre a tumba abierta son una de las políticas de la dirección DHKP-C respecto a sus presos. Otros grupos políticos turcos, aunque las utilicen para protestar, no las suelen llevar a tal extremo.

İhsan Cibelik es uno de los miembros más antiguos de Grup Yorum, en el que tocaba el baglama, típico laúd turco. Ha pasado entre 1994 y 2007 más de 10 años en prisión, donde asegura ha sido torturado “psicológicamente y físicamente”, “como se ve en las películas”, cuenta por teléfono. Gestionaba una revista cultural, Tavir (Comportamiento), acusada por el Gobierno de ser órgano del DHKP-C. Cuando fue liberado por segunda vez, en 2008 tomó la decisión de exiliarse en Francia, donde otros dos miembros de Grup Yorum lo alcanzaron diez años después. Su idea era visibilizar la lucha desde fuera y montar un centro cultural en el que pudieran trabajar con libertad.

“A nosotros nos gusta decir que Grup Yorum está en cualquier lado”, dice Cibelik. Más que un grupo musical, parece ser una escuela. En Europa, Cibelik ha organizado varios conciertos con nuevos estudiantes de orígenes turcos afincados en Alemania o Francia. Uno de los últimos discos está grabado por una parte en Turquía y por otra en Alemania, el país que más turcos acoge en todo el continente. Todo a pesar de los problemas de visado que el Gobierno turco suele poner a estos músicos, denuncia el artista.

Cibelik y Kimyongür figuran en la lista que el Gobierno turco actualiza continuamente con los nombres de personas buscadas por supuestos delitos terroristas. No obstante, Cibelik lo tiene claro: “Si yo tuviera la oportunidad, me gustaría volver a Turquía, para estar en el lugar de Ibrahim y Helin. Yo también habría hecho la huelga de hambre. Todos nuestros miembros piensan lo mismo”, dice.

A pesar del proceso abierto por la oposición para que Grup Yorum pueda volver a tocar, el Gobierno de Erdogan no se ha pronunciado al respecto. Cinco miembros de la banda siguen encarcelados y en huelga de hambre, incluida la esposa de Gökçek, Sultan, que pudo asistir al entierro de su marido durante unos minutos.

Cantantes como Joan Baez —que actuó con Grup Yorum en 2015— se han solidarizado con los músicos turcos, y la iniciativa Artistas en Riesgo del PEN America ha exigido que cese la persecución del grupo: “Los artistas debería poder vivir y trabajar sin miedo, y no deberían verse privados de su vida y su bienestar para conseguirlo”.

El coronavirus ha postergado los juicios de los últimos miembros arrestados, por lo que su encarcelamiento se ha alargado aún más. Los defensores legales de la banda han llegado a imitar a sus clientes, declarándose dos de ellos en huelga de hambre para denunciar las irregularidades de los procedimientos y la persecución a la que se ven sometidos como abogados.

En el despacho Halkın Hukuk Bürosu, que defiende a la banda, no se dan por rendidos: “Yo creo que ganaremos”, afirma Naim Eminoglu, abogado del grupo jurídico. “En 2006 el abogado Behic Asci empezó una huelga de hambre por la injusticia a la que estaba sometido su cliente. El Gobierno finalmente aceptó sus demandas, y gobernaba el mismo partido que ahora, el AKP. Aunque es verdad que el fascismo y la injusticia han crecido en este país desde entonces y quizás paguemos un alto precio”.

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