La Bienal de Flamenco de Sevilla se trasladará a las pantallas
El festival mantiene casi todos sus 70 espectáculos y se ofrecerá en ‘streaming’ si continúa la alerta sanitaria
A pesar de los pesares, que son muchos, el Ballet Flamenco de Andalucía abrirá la Bienal de Flamenco de Sevilla el 4 de septiembre. La bailaora y coreógrafa Rocío Molina ofrecerá el primer estreno el día 6, la parte inicial de una trilogía sobre la relación entre el baile y la guitarra, y después de ella se representarán casi todos los 70 espectáculos programados en la cita más importante para el mundo del flamenco. Casi todo sucederá como estaba previsto, aunque si continúa la alerta sanitaria se hará sin público en directo. En ese caso, los espectáculos se retransmitirán en streaming de forma gratuita desde una plataforma digital municipal, ha anunciado este viernes Antonio Muñoz, concejal del Área de Hábitat Urbano, Cultura y Turismo del Ayuntamiento de Sevilla, organizador del festival que en esta 21ª edición cumple 40 años.
Muñoz, que esta mañana ha mantenido una reunión con 45 representantes del sector cultural de la ciudad, ha asegurado que el Ayuntamiento no solo mantiene el presupuesto de Cultura, 11, 8 millones de euros para el ejercicio de este año, sino que lo incrementa en 451.000 euros. En el encuentro han elaborado una lista de medidas concretas, respaldadas por 1,9 millones, con las que el Consistorio garantiza que se celebrarán todas las citas programadas para el año, aunque haya que reducir el aforo de los teatros, cambiar la asistencia presencial por el streaming o celebrarlas en espacios abiertos.
“Al flamenco no se le puede dejar en la estacada. Como lo más probable es que los teatros permanezcan cerrados en septiembre, hemos llegado a un acuerdo de mínimos de forma que prácticamente todos los espectáculos se representarán sin público, manteniendo el calendario, y se retransmitirán en 'streaming", asegura Antonio Zoido, director de la Bienal
“Pase lo que pase, la Bienal se hace”, ha afirmado tajante Antonio Zoido, director de la cita que se celebrará del 4 de septiembre al 4 de octubre y que aún no había puesto a la venta sus entradas a la espera de la evolución de la pandemia que mantiene cerrados los teatros desde la declaración del estado de alarma el 14 de marzo.
“Al flamenco no se le puede dejar en la estacada. Todas las artes están mal, pero el flamenco está aún peor. Como lo más probable es que los teatros permanezcan cerrados en septiembre, hemos llegado a un acuerdo de mínimos de forma que prácticamente todos los espectáculos se representarán sin público, manteniendo el calendario, y se retransmitirán en streaming. La Bienal es un festival de estrenos [hay previstos 20], que sirve de escaparate para las nuevas creaciones y de aquí salen las contrataciones para otros países”, ha comentado Zoido, quien afirma que todos los artistas cobrarán porque se mantiene el presupuesto de contratación.
“Por supuesto que si en septiembre se permite la asistencia restringida a los teatros habrá público, pero de momento estamos trabajando con la situación que tenemos actualmente. Una vez que los espectáculos se han estrenado y teniendo en cuenta que el confinamiento acabará antes en unos países que en otros, los artistas podrían trabajar donde la pandemia esté controlada”, ha aclarado el director de la Bienal.
“En la programación hay algunas excepciones que se han caído del cartel por su complejidad como La divina comedia, una ópera flamenca del bailaor y coreógrafo Andrés Marín que iba a ser el broche final de la Bienal. No pueden ensayar porque hay mucha gente implicada, entre ellos Rocío Molina, José Valencia o Inés Bacán, pero todos ellos están en otros espectáculos y hemos acordado que inaugurará la edición de 2022. Tampoco sabemos si podrá hacerse el espectáculo de Rafael Riqueni con la Orquesta Sinfónica de Sevilla ni se harán las cuatro producciones del Hotel Triana dedicadas a las peñas.
El presupuesto para esta edición es de un millón y medio de euros, cantidad que disminuirá porque no se producirán algunos de los gastos como la utilización del Teatro de la Maestranza, que cuesta abrirlo unos 21.000 euros, lo que compensará en parte la falta de ingresos por taquilla. En 2018 el festival tuvo unos 50.000 espectadores.
Los montajes de la 21ª edición se representarán en los teatros Lope de Vega, Central y Alameda y en varias estancias del Real Alcázar. “Nos ahorraremos también montar el escenario en el Alcázar. Ya que no habrá público, las obras podrán hacerse en sus distintas estancias, algo que servirá también como promoción turística de Sevilla”, ha apuntado Zoido. El Ayuntamiento estudia además que algunos de las producciones puedan realizarse en otros espacios singulares como la Cartuja, sede del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC), la iglesia desacralizada de San Luis de los Franceses o la Real Fábrica de Artillería.
Babelia
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