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Muere Wallace Roney, importante solista del jazz contemporáneo

Protegido de Miles Davis, y principal continuador de su estilo, fue uno de los más importantes trompetistas del jazz norteamericano a finales del siglo XX

Wallace Roney.
Wallace Roney.FERNANDO ACEVES (EFE)

El trompetista Wallace Roney, uno de los grandes nombres del jazz de su generación, falleció ayer, 31 de marzo, por complicaciones relacionadas con el Covid-19. Tenía 59 años.

Quizá el más directo heredero de Miles Davis —y apadrinado, de hecho, por el mítico trompetista—, Roney tuvo una carrera muy activa en la que, durante cuatro décadas, sintetizó el lenguaje de Davis hasta hacerlo suyo. Señalado reiteradamente como un interprete que sonaba “demasiado” como su maestro, lo cierto es que siempre fue un músico personal y brillante, que iba mucho más allá de esa reduccionista y poco profunda visión.

Nacido en Filadelfia en 1960, Roney comenzó a tocar la trompeta a los siete años, y antes de cumplir los 20 ya militaba en la Big Band de Abdullah Ibrahim. En 1981 se unió a los Jazz Messengers del legendario Art Blakey, en sustitución de Wynton Marsalis, que había dejado a Blakey para girar con Herbie Hancock. Poco después Roney se uniría al grupo del saxofonista Chico Freeman, con quien grabó en 1982, y participaría como freelance en diferentes grupos de la escena neoyorquina, antes de ser fichado por el baterista Tony Williams en 1985.

Williams, uno de los miembros esenciales del segundo gran quinteto de Miles Davis en los años 60, fue el otro gran mentor de Roney, aparte del propio Miles. Tras un breve regreso a los Jazz Messengers en 1986, esta vez reemplazando a Terence Blanchard, Roney se concentró en su trabajo en el quinteto de Williams y en su propia carrera como líder, que se inauguró en 1987 con el excelente álbum Verses, primero de varios registros grabados para el sello Muse hasta mediados de los 90, en los que el trompetista ayudó a definir la nueva ola del neoclasicismo en el jazz norteamericano de la época.

En estos primeros años como líder, su música siempre fue una extensión del camino trazado por aquel quinteto de Miles con Williams, Wayne Shorter, Ron Carter y Herbie Hancock. Roney, acompañado regularmente por jóvenes coetáneos de enorme talento como Gary Thomas, Cindy Blackman, Mulgrew Miller, Christian McBride o su hermano menor, el saxofonista Antoine Roney, enseguida se alzó como uno de los trompetistas más estimulantes de su generación, a pesar de la exasperante recurrencia de las comparaciones —inevitables, por otro lado— con Miles Davis.

En 1991 Roney participó en el último gran concierto de Davis (en Montreux, con Quincy Jones dirigiendo las orquestas de Gil Evans y George Gruntz), por requerimiento explícito del líder: la relación entre el maestro y el pupilo quedó sellada para siempre. Poco después, tras la muerte de Davis, Roney fue invitado a ocupar el lugar del trompetista para girar y grabar con Hancock, Shorter, Carter y Williams, homenajeándolo con una nueva versión del clásico quinteto, y fue también el solista de trompeta en la revisión de Birth Of The Cool liderada por Gerry Mulligan. Una curiosidad: Roney también había visitado España en aquel 1991, participando en el segundo disco como líder del saxofonista valenciano Perico Sambeat, junto a Albert Bover, Javier Colina, Guillermo McGill y el maestro Tete Montoliu.

A mediados de los noventa, la carrera de Roney ya era meteórica. Contrato discográfico con la multinacional Warner, producciones de primera fila y colaboraciones con músicos de la talla de Chick Corea, Bill Evans, Helen Merrill o la extraordinaria Geri Allen, que sería desde 1993 su pianista habitual y pareja sentimental —se casaron en 1995—, hasta su divorcio en 2008. La pianista, que falleció en junio de 2017 víctima de un cáncer, tuvo tres hijos con Roney.

Wallace Roney estuvo en activo ininterrumpidamente hasta su muerte, portando la antorcha de la expresión solista desarrollada por Miles Davis, y evolucionándola hasta convertirla en un lenguaje propio. Improvisador fluido y melódico, imaginativo y con un sonido pleno y rotundo, Roney recordaba mucho a Miles, sí, pero también resultaba inconfundible y personal. Con su muerte el mundo del jazz norteamericano pierde a uno de los trompetistas más importantes de las últimas décadas.

Otra víctimas por coronavirus en el mundo del jazz

Roney no ha sido la primera víctima del Covid-19 en el mundo del jazz. La semana pasada fallecieron también el legendario saxofonista camerunés Manu Dibango y el norteamericano Mike Longo, pianista regular de Dizzy Gillespie en los años 60 y dueño de una respetada carrera como líder. En España, el brillante saxofonista argentino Marcelo Peralta, uno de los grandes nombres de la escena madrileña, murió el pasado 10 de marzo, inaugurando esta triste relación de jazzistas desaparecidos a causa del Coronavirus.


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