Cinco obras robadas en la RDA hace 40 años reaparecen de forma misteriosa
El abogado que medió para la devolución de las obras ha sido acusado de extorsión
El robo de arte más espectacular en la historia de la República Democrática Alemana (RDA) ocurrió en la ciudad de Gotha en la madrugada del 14 de diciembre de 1979. Cuatro décadas después, la buena noticia que ya nadie esperaba recibir llegó: los cinco valiosos cuadros de Hans Holbein, Frans Hals, Anthonis van Dyck, Brueghel el Viejo y Jan Lievens habían reaparecido en circunstacias igualmente misteriosas.
La Fundación Palacio Friedenstein anunció el viernes que los cuadros habían sido devueltos en septiembre y que están siendo sometidos a un exhaustivo análisis en un laboratorio especializado en Berlín. “Los cuadros estaban algo dañados. Su restauración era deficiente, pero en general su estado es bueno”, dijo un experto, al periódico Die Zeit. “Ya no existen dudas sobre su autenticidad”.
En un comunicado la Fundación abrió nuevas incógnitas sobre la recuperación de las obras: “En julio de 2018, personas anónimas se acercaron a la Fundación a través de un abogado, afirmando ser los dueños de estas pinturas y proporcionando una historia de adquisición aventurera, ni comprobable ni plausible”. El pasado septiembre, el alcalde de Gotha, Knuth Kreuch, recibió la visita de un misterioso abogado especializado en la devolución de obras de arte de procedencia ilegal. El abogado dijo representar a un grupo de herederos y exigió el pago de 5,5 millones de euros para completar la devolución de las obras, cuyo valor actual es más de 50 millones de euros.
Los entresijos de las negociaciones no han trascendido, pero se habla del pago de una recompensa de un millón de euros. Tampoco se sabe nada sobre la identidad de los “herederos”, aunque la revista Der Spiegel informó que el jueves la policía había registrado varias oficinas y viviendas de sospechosos y que había incautado importantes pruebas. El abogado ha sido acusado de extorsión y posesión de bienes robados.
Al misterio en torno a la reaparición de las obras se suma el de su robo que aún sigue sin resolverse. En 1979 la policía, después de inspeccionar la escena del delito, concluyó que los ladrones habían logrado, con la ayuda de crampones, deslizarse desde el canalón del techo del ala oeste hasta el segundo piso del castillo barroco de Friedenstein, construido a mediados del siglo XVII por Ernesto I, duque de Sajonia-Gotha y convertido siglos después en sede de varios museos. Tras la Segunda Guerra Mundial un número importante de las obras de sus colecciones fueron llevadas a la Unión Soviética como reparaciones de guerra, pero en la década de 1950 fueron devueltas en su mayoría.
Los ladrones en 1979 rompieron una ventana sin asegurar, y un detector de humedad registró la caída de la temperatura, a las 2.30, hora en que presuntamente se perpetró el robo. El sistema de alarmas estaba apagado. Se llevaron el cuadro Santa Catalina de Hans Holbein el Viejo, el Retrato de medio cuerpo de un joven de Frans Hals, Autorretrato con girasol de Anthonis van Dyck, Camino rural con vagones de granja y vacas de Jan Brueghel el Viejo y la pintura Viejo de Jan Lievens. Las autoridades jamás lograron identificar a los ladrones, que presuntamente actuaron por encargo de terceras personas.
La prensa de la RDA especuló entonces con la existencia de un coleccionista desconocido que habría encargado el robo y sobornado a las autoridades para enviar las obras al extranjero a cambio de divisas. En el lado occidental de Alemania, en cambio, se habló de que había sido la STASI, la temida policía secreta, la que había ordenado el robo para vender el botín en el extranjero. La intriga continúa.
Babelia
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