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El hijo del rey que cayó al vacío y la cuidadora que se suicidó

Unas obras de restauración en la catedral de Segovia recuperan el cofre con las prendas y los huesos del infante que murió al precipitarse desde una ventana del alcázar en 1366

Cofre con los restos del infante hallado en el sepulcro de la catedral.
Cofre con los restos del infante hallado en el sepulcro de la catedral.Catedral de Segovia
Vicente G. Olaya

El 22 de julio de 1366, el pequeño infante don Pedro se asomó a uno de los adarves del alcázar de Segovia. Perdió el equilibrio y cayó desde una considerable altura. Momentos después, su cuidadora, desesperada, hizo lo mismo. El chaval fue enterrado en la antigua catedral segoviana. Ahora, más de seis siglos después, su sepulcro ha sido abierto para llevar a cabo unas obras de restauración de la sala de Santa Catalina de la seo. En su interior, ha aparecido un pequeño cofre con “una blusa de seda con botones de tela, un faldón de mayor tamaño y un cinturón de tela del mismo color, que hecho un rulo, guardaba tres huesos”, presumiblemente del pequeño, según ha hecho público la catedral de Segovia.

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El infante don Pedro, hijo del rey Enrique II de Castilla, fue inhumado en un sepulcro con una tapa que reproducía su efigie. Lo que se ignoraba es que en su interior se había colocado el pequeño cofre, ahora abierto en presencia del deán de la catedral, Ángel García Rivilla, y de responsables de la Junta de Castilla y León, así como diversos restauradores.

Los expertos consideran, en virtud del tamaño de las telas y huesos encontrados, que el infante debía de “ser un niño muy pequeño, y no un muchacho de 10 o 12 años, como señalan las crónicas medievales”, y como deja entender la propia imagen tallada en la tapa sepulcral. Los restos han sido enviados a un laboratorio para determinar “la edad exacta de defunción y patologías que pudiera tener”. Los vestidos han sido enviados al Centro de Restauración de la Junta, en Simancas, para su restauración y posterior exposición en el museo catedralicio.

El sepulcro del pequeño se levantó por expreso deseo del rey en el centro del coro de la antigua catedral. El monarca dejó escrito que "debería estar iluminado por dos hacheros día y noche y custodiado por dos porteros de confianza del cabildo para siempre”. Pero en 1522, la vieja catedral, a causa de la Guerra de las Comunidades, resultó fuertemente dañada y se decidió levantar otra, adonde se llevaron los restos del muchacho. 

El 25 de agosto de 1558, con la nueva catedral casi acabada, los restos de don Pedro son trasladados a su nuevo emplazamiento y colocados en un sepulcro de estilo renacentista donde se puede leer: "Aquí iaze el infante Don Pedro fijo del Señor Rey Don Enrique Segundo -Era 1404, Ano 1366".  No hay más detalles. Hasta ahora, cuando la ciencia podrá determinar las causas exactas de su muerte. 

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Sobre la firma

Vicente G. Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.

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