Solo buenos y malos en la crisis griega
Costa-Gavras vuelve a su tierra natal para narrar las negociaciones del gobierno de Tsipras, con especial protagonismo del ministro de finanzas Yanis Varoufakis
"Nada de lo humano me es ajeno”, afirmaba no sé quién, algún profesional del humanismo. Costa-Gavras podría jurar que ha dedicado toda su existencia como director de cine a denunciar el lamentable estado de las cosas en muchos lugares del universo, al thriller político, la denuncia social, las salvajadas y los asesinatos impunes que han sufrido gente honorable o inocente en la historia de los últimos cien años. Por su parte, siempre ha tenido muy clara la identidad de los buenos y de los malos. Qué envidia. Y su comprometido cine disfrutó durante mucho tiempo de un público incondicional, internacional y muy amplio.
COMPORTARSE COMO ADULTOS
Dirección: Costa-Gavras.
Intérpretes: Christos Loulis, Ulrich Tukur, Alexandros Bourdoumis.
Género: drama. Francia, 2019.
Duración: 124 minutos.
Por alguna razón, por si acaso, no he querido revisar la mayoría de sus películas. La censura franquista no otorgó lógicamente su bendición a Z, que describía el golpe de Estado de los coroneles griegos y el consecuente baño de sangre. También vi fuera de España Estado de sitio, que describía la represión sobre los Tupamaros en Uruguay. Pero creo que sí permitieron que se estrenará aquí La confesión. Normal, ya que trataba de las purgas estalinistas y las torturas que aplicaban a un hombre tan firme como honrado, calificado de traidor por el poder. Sí volví ver hace unos años Desaparecido y se conservaba bien. Existe algo entre fantasmagórico y surrealista en la infructuosa y desesperada búsqueda de un padre (admirable Jack Lemmon, como siempre) de su desaparecido hijo en Santiago de Chile después del golpe de Pinochet. El Costa-Gavras que más me gusta no es el francés, sino el estadounidense, con guionistas espléndidos y actrices tan buenas como Debra Winger y Jessica Lange, como El sendero de la traición y La caja de música.
A los 86 años la militancia política de Costa-Gavras no ha bajado la guardia. Muy consecuente. En Comportarse como adultos vuelve a su tierra natal para narrar las negociaciones del Gobierno de Tsipras, con especial protagonismo del ministro de finanzas Yanis Varoufakis, aquel tipo tan molón, calvorota, motero y encuerado, que tanto gustaba a las mujeres, para que la Troika tenga paciencia o se olvide la deuda de Grecia, no la expulsen del euro, permita un alivio para tanta gente con la que la crisis se ensañó hasta límites muy dolorosos.
No dudo de la codicia y la implacabilidad de los hombres de negro, el FMI, el BCE, Angela Merkel y demás centros de poder. Pero Costa-Gavras utiliza un tono didáctico que me molesta, siento que me tratan como a un alumno de primaria, no me creo que unos fueran angelicales y los demás unos cabrones integrales. Se supone que todo es más complejo, que los eslóganes sirven para un rato o para la gente con una fe a prueba de bombas.
Abundan los interiores y la recreación digital de fondos. El presupuesto debe de haber sido muy corto y se nota. Y son irrefutables las buenas intenciones del director, su eterna implicación con los débiles y las victimas. Pero también percibo que el talento está ausente en esta fábula sobre David y Goliat. En que gana el segundo, como casi siempre.
Babelia
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