Olga Tokarczuk: “No es una época fácil para los escritores”
La autora describe la situación política de su país ante las elecciones generales del domingo
La narradora polaca Olga Tokarczuk, 57 años, fue distinguida el jueves con el Premio Nobel de Literatura de 2018, que no se concedió el año pasado por los escándalos en la Academia Sueca. Horas después de la noticia, la autora ecologista y feminista describe la situación política de su país ante las elecciones generales del domingo y reflexiona sobre la crisis de la Academia Sueca.
Pregunta. ¿Cómo sonó la noticia del Nobel por teléfono?
Respuesta. No me acuerdo, porque cuando me apareció un número sueco a la una menos cuarto de la tarde, tuve claro para qué me llamaban. Cuando me enteré de que lo había ganado, me dije que no, que era imposible. Al otro lado del teléfono escuché: ‘¡Y tan posible!’.
P. ¿Qué pensó tras colgar?
R. Es un estado difícil de definir. Me detuve a un lado de la carretera, aturdida. Sin palabras, sintiendo como un vacío... Después empecé a preguntarme por su verdadero significado.
P. ¿Y ya sabe qué significa?
R. Cuando pienso en el Nobel se me viene a la mente una imagen de Wislawa Szymborska [escritora polaca premiada con este galardón en 1996]. Tengo que acostumbrarme al hecho de que mi nombre esté asociado a él.
P. ¿Mirará ahora su carrera de otra manera?
R. Siento lo que siempre he sentido. Que caminé a pesar de ser consciente del riesgo de que se rieran de mí diciendo: ‘Si no hay quien la entienda’.
P. Este premio se lo conceden a una escritora polaca que lucha por los derechos de las mujeres y de las minorías, los de los refugiados, los de los animales...
R. En el mundo actual, la Academia Sueca es uno de los pocos puntos de referencia sólidos, un faro que nos permite navegar. Me complace que hayan superado la crisis moral del año pasado.
P. El Nobel es una gran oportunidad para una escritora que dice cosas que incomodan a los políticos. Usted dedicó el premio a los polacos y nos pidió que luchásemos por la democracia.
R. Vivimos en un mundo de cambios y no entendemos exactamente en qué dirección pueden derivar. Sin embargo, un centroeuropeo comprende lo terribles que pueden llegar a ser, porque vivimos en el espacio donde tuvo lugar el Holocausto. Un escritor de Europa Central tiene memoria y sabe lo que puede pasar si se permite que los Gobiernos que dividen a la gente asuman el poder. La elección que haremos el domingo será, con toda probabilidad, absoluta y civilizadora. Decidiremos si Polonia permanece en el círculo de la civilización occidental o si se separa y avanza por los caminos sinuosos del autoritarismo, o quizá de la violencia.
P. ¿Qué valores deben guiarnos cuando vayamos a votar?
R. Ante todo, los que unen e integran a la gente, demostrando que todos somos parecidos. Haciendo hincapié en la corresponsabilidad para con los más débiles y los excluidos. Ideas que dicen que las personas son iguales, que las mujeres tienen sus derechos, que existe la libertad religiosa y que la diversidad es un bien.
P. ¿Cree que aún tenemos esa oportunidad?
R. Absolutamente.
P. Durante años, mucha gente la ha insultado, ha dicho que se comporta indignamente como polaca. Y ahora esas mismas personas le expresan aprecio y orgullo.
R. Yo, una mujer polaca que escribe en polaco sobre asuntos que a menudo son específicamente polacos, estoy como ahora, en Alemania, hablo con gente de diferentes países y veo cómo se dan cuenta de que yo, y lo que escribo, pertenecemos a un círculo más grande que Polonia. En mi país deberíamos ser conscientes de que somos parte de un ente mayor: somos europeos y ciudadanos del mundo.
P. ¿Es consciente de que para muchas personas será un oráculo y una autoridad moral?
R. En primer lugar, seré escritora. Se trata de una forma de comunicarse distinta a las declaraciones políticas, y me gustaría seguir desempeñando mi papel. Los escritores no vivimos una época fácil en un mundo que se está desmoronando ante nuestros ojos.
Traducción de Amelia Serraller.
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