Olga Tokarczuk, un Nobel mucho más allá de la literatura
La Polonia de finales del siglo XX y principios del siglo XXI, el mundo actual, sus crisis de valores, el ser humano y sus contradicciones, el feminismo: todo tiene cabida en su obra
Olga Tokarczuk llega probablemente a la lengua española con el cambio de un siglo que la ha consagrado hoy, en 2019, con el Nobel. Fue con la publicación de Un lugar llamado Antaño que Lumen hizo en el año 2000 en traducción de Ester Rabasco y Bogumila Wyrzykowska. La obra que sitúa para muchos a la autora en lo que se ha querido entender como una especie de realismo mágico del mundo eslavo, de esa parte centroeuropea del mismo, era su tercera novela y la convertía ya en 1996, año de la edición polaca, en una escritora imprescindible en su país.
Quince años más tarde aparecería una segunda traducción al español de Tokarczuk —Sobre los huesos de los muertos— esta vez obra del que firma este artículo, aparecida en México, en la editorial Océano, y un año más tarde en la Editorial Siruela, en España, obra que tendría posteriormente una adaptación cinematográfica de la mano de una de las grandes directoras polacas, Agnieszka Holland, y en la que se seguían apreciando rasgos de aquel realismo mágico de Un lugar llamado Antaño esta vez inscritos en un mundo rural en el que los animales, la naturaleza, la ecología se convierten de alguna manera en los verdaderos protagonistas de la obra.
Quizá esto sería poco para recibir un Nobel, pero es que hay un antes y un después en su lengua natal. Un antes y un después de libros cuyo peso dentro de la narrativa polaca la hacen absolutamente necesaria, y no solo por los temas tratados, absolutamente inscritos en la realidad y el momento en el que le ha tocado vivir. La Polonia de finales del siglo XX y principios del siglo XXI, el mundo actual, con su crisis medioambiental, sus crisis de valores, el ser humano y sus contradicciones, el feminismo, la solidaridad, todo tiene cabida en la obra de Tokarczuk, que maestra como es del relato corto —aunque pueda parecer que lo ha cultivado poco (a destacar su libro de relatos El armario)— hace del collage, de la concatenación de relatos una seña de identidad. Cómo no recordar, más aún como director durante seis años del Instituto Cervantes de Varsovia, posibles pleitesías con Cien años de soledad o incluso con El Quijote en lo que a la construcción de sus novelas se refiere. Sin duda, Bieguni (Los errantes) —que pronto aparecerá tanto en español como en catalán en traducción de Agata Orzeszek y de Xavier Farré, respectivamente—, obra por la que recibiría el Booker en 2018 es una clara manifestación de ese estilo, un estilo que le ha merecido también en su país los más destacados galardones literarios.
El interés de Tokarczuk por el mundo que la rodea la convierte en una verdadera militante de los conflictos que llenan las primeras páginas de los periódicos —sociales, medioambientales, feministas, humanos, etc.—, una militante que ha hecho de la literatura la mejor de las armas para luchar por un mundo más justo, más vivible.
Abel Murcia es traductor al castellano de Sobre los huesos de los muertos, de Olga Tokarczuk.
Babelia
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