Juliette Binoche: “Quiero parar, sentir que no tengo el futuro marcado”
La actriz presenta 'La verdad', de Kore-eda, en la que interpreta a la hija de una gran diva del cine francés encarnada por Catherine Deneuve
Juliette Binoche (París, 55 años) respira cuando se apagan los focos. Ha acabado la ronda de entrevistas para las televisiones y ya puede entrar la luz natural, refrescarse la habitación y ella tomarse un capuchino. Presenta, en la sección Perlak del festival de San Sebastián La verdad, película rodada en Francia por el japonés Hirokazu Kore-eda, que en un tono algo festivo enfrenta a una madre, gran diva de la actuación (Catherine Deneuve), con su hija, una guionista (Binoche), que vive en Nueva York, y que retorna a su casa familiar para la publicación de las memorias de su progenitora, un libro absolutamente fantasioso. Con estos juegos, multiplicados por los duelos verbales familiares, Kore-eda reflexiona sobre la maternidad y la interpretación en una película que se estrenará en España en diciembre.
Lo primero que hace la actriz es reconocer que ha acumulado demasiados proyectos seguidos. "Necesito parar. Bueno, estoy en ello. Siempre he sido obsesiva con el trabajo, en realidad cuando hago algo es al 100%... En fin, quiero parar, sentir que no tengo el futuro marcado, poder leer...". Por ese ritmo ha dejado de escribir poesía y lo echa de menos, apunta con un mohín.
Binoche ríe, lleva un traje de chaqueta y pantalón a rayas azules y blancas sin blusa. En su manera de sentirse, a la vez relajada y controlada, apunta la actitud de una estrella que sabe que lo es y que no necesita por tanto subrayarlo. "Es cierto que hace años que soy yo quien llamo a los directores para iniciar proyectos conjuntos. En realidad, a veces también me llaman. A Kore-eda hace una década le dije que estaba disponible para él. Cuando conoció hace tres años a Deneuve, empezó a tener una idea de lo que quería". A Binoche le gusta la similitud entre Kore-eda y el maestro Yasujiro Ozu. "Efectivamente, esa mirada distinta de las cosas, con alma, la comparten. Un día estábamos discutiendo sobre la ubicación de una bandeja con té en el plano, yo le dije que parecía Ozu con esa precisión y él se rio: 'Si fuera Ozu estaríamos media mañana con esto".
En La verdad la diva que encarna Deneuve tiene una frase devastadora sobre su profesión: "Para ser gran actriz tienes que ser mala madre y mala amiga". "No es verdad", responde Binoche. "Yo desde pequeña he tenido un gran sentimiento maternal. A todos los hombres con los que he salido siempre les previne: 'Si me quedo embarazada, me lo quedo'. Por suerte, he tenido dos hijos, y por suerte, me los he llevado a todos los sitios posibles. Ahora bien [arranca a gesticular], ¡no existe la madre perfecta!". Con Deneuve sí entabló una relación de madre e hija durante el rodaje para ayudar a sus personajes. "Es curioso. Yo la admiro desde que de pequeña vi Piel de asno, de Demy, pero solo habíamos coincidido tres o cuatro veces y de forma breve. ¿Que si Deneuve hace de Deneuve? No creo, aunque yo no la conozco tanto, No puedo juzgar".
Juliette Binoche nació en una familia de artistas ("y de políticos", apostilla). Actúa desde siempre, "impulsada por la vena creativa" que dice haber heredado de su madre. "Yo era una niña con mucho mundo interior". Baila, canta, actúa... ¿Nunca se ha planteado hacer algo fuera del arte? "Cuando acabé Los amantes del Pont-Neuf me vi sobrepasada, y decidí convertirme en profesora de interpretación. Ya lo había hecho antes, me gustaba. Por suerte, otro profesor me dijo que lo que se necesitaba era una actriz, no otra maestra. Y volví a los rodajes". Por cierto, Binoche cuenta una anécdota llamativa. "Nunca me ha rechazado un director el ofrecimiento de colaborar con él. Pero una vez me echaron de una película. Fue Claude Berri. Bueno, me despidió a mí y a otras 25 personas, así que el que estaba mal era él". ¿Y por quién la sustituyó? "Por Carole Bouquet [la película es Amor en tiempos de guerra]". La actriz no hace ningún comentario, pero al pronunciar Bouquet lo hace con una sonrisa y un tono devastadores para la suplente.
Babelia
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