Emergency, combatientes contra la guerra
Un documental repasa en el festival de Venecia la labor de una ONG que ofrece curas médicas gratuitas en los mayores conflictos mundiales
Las camillas entran como una avalancha. Un flujo humano imparable llena la habitación de sangre y gritos. Llueven balas en Kabul y un diluvio de heridos inunda de golpe el hospital de Emergency, ubicado a escasos metros del corazón de las protestas. La doctora Giorgia Novello reacciona de inmediato: organiza el caos, reparte curas, órdenes y responsabilidades. Y, en un momento dado, hace un gesto, instintivo e inequívoco, hacia la cámara. Que siga grabando, si quiere. Pero que se quite de en medio. Con tantas vidas colgando de un hilo, el tiempo es un bien demasiado preciado como para perderlo tropezando. Y en la organización lo saben perfectamente: curan a un paciente cada dos minutos, desde 1994. “Bien y gratis”, añade su web. Un cuarto de siglo después, el cálculo significa que 10 millones de seres humanos deben su supervivencia a Emergency.
Los miembros de la ONG italiana están actualmente desplazados en siete países del mundo con una prioridad, única y absoluta: salvar a quien puedan. Sus médicos batallan con las minas, las bombas, la pobreza y el odio, en una lucha desesperada que ellos llaman día a día. “Somos combatientes contra la guerra”, asegura uno de ellos en el documental Beyond the Beach: the Hell and the Hope, que se proyecta estos días en la sección Sconfini de La Mostra de Venecia. “Podíamos filmarlo todo, con tal de mantenernos al margen durante su trabajo. Queríamos trasladar al espectador sobre el terreno, mostrar las situaciones que viven en Emergency y también el miedo, el pánico. Buscábamos una representación verdadera, sin ser excesivamente gráficos”, explica Graeme Alistair Scott, codirector junto con Buddy Squires.
Antes, el cineasta ni siquiera conocía a la organización, que descubrió a través de un amigo. Después de seguir a sus componentes en Irak, Sudán, Afganistán o en el Mediterráneo durante cuatro años y medio, está rendido ante su labor: “Están muy centrados en el trabajo y nada en la promoción. Son gente normal que hace cosas extraordinarias. Se plantean si pueden ayudar a quien sufre y lo intentan. Con humanidad, y con un nivel de curas muy elevado”. Así lo muestra su documental, que salta de un frente a otro de la misión de Emergency, para conocer a sus responsables, su trabajo y sus motivaciones. Porque, como recuerda Alistair, “la suya es una elección. Las víctimas de esos conflictos no tienen otra opción, pero ellos sí”.
Gino Strada, en concreto, fue el primero que escogió. En su caso, ir a Ruanda, en el año del genocidio. A la vez que intentaba detener esa galería de los horrores, el médico italiano pudo observarla muy de cerca. “Estaba en un hospital de guerra, pero parecía un pediátrico”, recuerda el fundador de Emergency en el documental. Bajo ese impulso, creó la organización y lanzó su primer proyecto: la reestructuración y reapertura del departamento de cirugía del hospital de Kigali. Hoy, siguen la misma senda: cuando todos huirían, ellos llegan para quedarse. Uno de los entrevistados lo resume con una sonrisa: “Sería hipócrita como doctor marcharse del lugar donde más te necesiten, ¿no?”.
Así que levantan hospitales y centros médicos al lado del frente de guerra, rescatan migrantes de las barcazas — dos miembros estaban a bordo del Open Arms durante su crisis — y luchan también por las calles: sus campañas y manifestaciones lograron que Italia vetara las minas y desfilaron por el No a la invasión de Irak en 2002. Las donaciones y la venta de libros, camisetas u otros objetos les permiten mantenerse “independientes y neutrales”, como exige su manifiesto. Y eso se refleja en su actividad. “Sus curas no hacen distinciones políticas, entre bandos. Eso es irrelevante ante un enfermo. Hay un problema, ellos son la solución”, sostiene Graeme Alistair Scott.
Entre una vida salvada y otra, los voluntarios intentan cuidar la suya. Así que, en el filme, también hay sonrisas, juegos y abrazos. Resulta que en el frente surgen vínculos, amistades, incluso flechazos. El programador Giacomo Mendalo y la enfermera Giulia Medroni se conocieron en Irak. Mientras cuidaban de hospitales y campos de refugiados, tuvieron el tiempo de enamorarse. Su idilio no frenó en absoluto su misión. Al revés, continúa con el compromiso de siempre. Ahora, en Sudán. Juntos.
Semanas, meses, años de ayuda
"Son como usted y yo, pero quieren hacer más", dice el director Graeme Alistair Scott sobre los miembros de Emergency. El documental entrevista sobre todo a pilares de la organización: Giorgia Novello estuvo casi una década en Afganistán, antes de volver a Italia y tener un hijo. El serbio Dejan Panic continúa bajo las bombas de Kabul. Y el eritreo Yohanes Ghebraytsegay acoge y reconforta a los migrantes que Emergency ayuda a rescatar del Mediterráneo.
Sin embargo, el fundandor de la ONG, Gino Strada, subraya que uno de sus principales problemas es el recambio demasiado frecuente de personal. La mayoría se queda (o no aguanta más de) unos meses. Y el vaivén solidario sirve, pero no estabiliza su labor. De ahí que su web incluya la pestaña Búsquedas urgentes: pediatra, anestesista reanimador, cirujano o administrador son algunos de los perfiles más necesitados.
Babelia
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