Sanfermines, entre la seguridad y la emoción
Corredores de los encierros piden cambios a la organización para evitar que el acto principal de la fiesta pamplonica se convierta en algo previsible
Los Sanfermines se han cerrado, un año más, entonando el Pobre de mí. Un cántico que esta vez ha sonado entre quejas de una parte de los corredores por lo que entienden un deterioro de la esencia del encierro, que ha perdido emoción. Tanto que el jueves se pudo ver una sentada de decenas de mozos en el recorrido poco antes de la salida de los toros en protesta por lo que se denomina el encierro moderno: carreras muy rápidas, por debajo de los tres minutos, con los astados en manada y muy arropados por los cabestros que impiden a los mozos coger toro (correr delante de la cara del animal).
Siempre ha sido difícil llegar a la cara del toro. Se necesita estar bien físicamente, intuición y una pizca de suerte. Esa que les hace estar en el lugar adecuado, sortear caídas y algún empujón hasta llegar a centímetros de los pitones astifinos que cada día siembran el pánico por las calles de Pamplona. Pero ahora para algunos de ellos, incluso entre los más experimentados, resulta casi imposible. “No tiene sentido todo el esfuerzo que realizamos para correr con mansos… No hay carreras bonitas ni toros sueltos”, se quejan varios mozos fieles a los Sanfermines minutos antes del Pobre de mí.
“El encierro actual está totalmente adulterado. Las quejas entre los que corremos son unánimes y por eso decimos basta de desnaturalizar el encierro”, denunciaba un grupo de corredores por redes sociales el pasado miércoles. Javier Solano, periodista de TVE que dirige la retransmisión de los encierros, coincide en que los Sanfermines han evolucionado mucho y no cree que se vuelva a cómo eran hace dos décadas: “Los organizadores quieren que haya los menos incidentes posibles. Y para eso, cuanto más rápido sea el encierro, mejor. Siempre habrá menos percances en una carrera de dos minutos y medio que en una de cinco”.
Este año, todos los encierros han bajado de los tres minutos, algo que antes era impensable. Por ejemplo, entre 1980 y el año 2000, solo hubo cinco encierros así de rápidos. Y lo que ya se está dejando de ver son los días en que los toros tardaban más de cinco minutos en llegar al coso pamplonica. El último fue en 2016 y lo protagonizó la ganadería de Cebada Gago. Una fecha que sustenta la teoría de que cuanto más tiempo están los astados en la calle, más imprevisible y peligroso se vuelve el encierro: hubo 16 heridos (9 por traumatismo y 7 corneados). O lo que es lo mismo: el triple de la media de contusionados por encierro de este año y solo uno menos que el bagaje total de heridos por asta de toro.
El cambio en los Sanfermines, según los corredores, se debe a dos aspectos: “Basta de bueyes entrenados y ocupando el espacio del toro, basta de toros con un entrenamiento condicionado para ir en manada”. A esto habría que añadir el uso de líquido antideslizante desde 2005: 1.500 litros esparcidos por todo el recorrido para evitar resbalones de mozos y astados. Con esto llegó el final de la clásica imagen de toros caídos en la curva de Mercaderes y Estafeta y, sobre todo, la división de la manada que daba lugar a bonitas carreras con los toros sueltos.
Para Solano, estos tres factores son los diferenciales. Y opina que el cambio de bueyes (son de la Ganadería El Uno desde el año pasado) ha sido la gota que ha colmado el vaso para parte de los corredores. “Estos mansos van por delante y conducen a la manada con una velocidad increíble. Además, consiguen arropar a los astados muy bien. Es paradójico que el hecho de cumplir tan bien su función sea lo que ha creado la polémica”, asegura el comentarista de TVE, que añade que para algunos los encierros son cada más iguales y aburridos. “Si eso ocurre por norma, en el fondo te cargas la esencia del encierro y se perderá el interés por los Sanfermines”, afirma.
José María López, propietario de la Ganadería El Uno, defiende el trabajo de sus animales. “Los mansos realizan esa labor casi a diario en el campo. Además, también vamos a otros encierros como los de Arganda del Rey, Fuenlabrada, Villaseca de la Sagra…”, explica López. Entre la veintena de mansos que ha llevado a Pamplona este año (la pasada edición fueron 10 porque la empresa organizadora también tenía bueyes), reconoce que ha llevado a los mejores, “como no podía ser de otra forma”, dice. Entre ellos, Messi y Ronaldo, que han sido estrellas también en Pamplona por su rapidez.
El propietario de la ganadería asegura asimismo que no entiende cómo se ha podido crear tanta polémica con sus bueyes: “Nosotros ni somos ni queremos ser los protagonistas. Solo intentamos hacer nuestra labor lo mejor posible. Lo que ocurre es que todo evoluciona: antes había mucha menos gente en el recorrido, corredores bebidos… Todo eso ha cambiado. Como también lo ha hecho la velocidad del encierro, que ahora es más rápido porque los toros están más entrenados que antes, no por los bueyes”.
Babelia
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