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El antideslizante de los Sanfermines crea un “efecto ventosa” para evitar caídas

La empresa que realiza el tratamiento, que tiene un coste entre 10.000 y 20.000 euros, asegura que su prioridad es "la seguridad"

Los toros de 'Jarandilla' en el cuarto encierro de los Sanfermines de 2019.
Los toros de 'Jarandilla' en el cuarto encierro de los Sanfermines de 2019.EFE (VILLAR LÓPEZ )

Las calles pamplonesas por las que corren los toros en San Fermín tienen una particularidad. Desde 2005, entre el 1 y el 2 de julio, se impregna el suelo de una sustancia química que le otorga propiedades antideslizantes. Esta minimiza las caídas de corredores y astados para hacer el recorrido más seguro, aunque esta semana ha sido criticada por algunos participantes, quienes aseguran que la fiesta navarra está "perdiendo emoción". Vicente García, de 58 años, es copropietario de la empresa que lleva a cabo este baño. "Conseguimos un efecto ventosa", cuenta, por entre 10.000 y 20.000 euros. 

El hastío de los corredores con la "ausencia de emoción" en las carreras les llevó a hacer una sentada el pasado jueves, convocada a través de las redes sociales, en diferentes puntos del recorrido. Hasta que el sonido del cohete que lanza a los animales por la calle no retumbó, no se levantaron. Además del efecto antideslizante, están decepcionados por la imposibilidad de correr delante de los toros, que están arropados por los entrenados cabestros que conocen el recorrido.

"Una reacción química con los minerales de los adoquines crea millones de microporos, que tanto en seco como en mojado, hacen la acción de ventosa para evitar el resbalón", cuenta García. Este empresario dice que, cuando ofrecieron esta solución al Ayuntamiento de Pamplona, no sabían que también iba a hacer efecto en los toros. "La alcaldesa entonces, Yolanda Barcina, dijo que aquello iba a ser la revolución". 

El recubrimiento tiene una duración de 10 años, aunque esta empresa lo renueva cada mes de julio porque el efecto pierde eficacia por el paso de los coches, los peatones, y los aceites. "Nuestro enemigo a batir es la suciedad", cuenta García, quien añade que lo más importante es que aun con el agua con la que los operarios limpian el recorrido, el suelo siga siendo seguro. 

"Con esto pocas bromas"

La empresa que se ocupa del tratamiento advierte de que "son muchos condicionantes los que quitan emoción a las carreras". Y enumeran la masificación de la fiesta, los cabestros más jóvenes que igualan a los toros y también, asumen, el antideslizante. Pero zanja que el objetivo es prevenir accidentes: "Algo que hacemos con nuestro trabajo".

El alcalde de la ciudad, Enrique Maya, ha salido al paso de la polémica. Según recoge la agencia Europa Press, se ha mostrado abierto a hablar con los corredores sobre el desarrollo de los encierros. Maya ha defendido el uso del antideslizante que evita que los toros resbalen y caigan al suelo. Entiende que es algo que está funcionando. “No voy a cambiarlo, porque imaginemos que se quita y hay cogidas graves, incluso muertes. Yo tendría una responsabilidad tremenda, también personal, incluso penal; con esto, pocas bromas", ha comentado.

Eso sí, el alcalde tiene otra sensibilidad con los cabestros. "Este tema es otra cosa". Aseguró que se puede analizar todo, pero, “desde luego, con muchísimo rigor y priorizando siempre la seguridad". Maya recordó que "el objetivo del encierro es que el toro llegue a la plaza con el mayor espectáculo posible dentro de la mayor seguridad posible".

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