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MEMORIAS

Gavin Francis: “La ciencia nos enseña qué es posible pero no qué es lo correcto”

El médico y escritor Gavin Francis viaja a través del cuerpo humano con ayuda de la mitología, la literatura y la filosofía

Gavin Francis, el 25 de junio pasado en Madrid.
Gavin Francis, el 25 de junio pasado en Madrid.SAMUEL SÁNCHEZ

Gavin Francis (Fife, Escocia, 1975) termina la entrevista de promoción de su libro con una sentencia que podría parecer una receta de autoayuda, pero es el consejo de un científico: “Los cambios son inevitables; aunque no los quieras te van a ocurrir. Hay que aprender a aceptarlos, a celebrar que pasen y a adaptarse para que sean lo mejor posibles”.

Francis ha publicado un interesante volumen de difícil catalogación que él quizá situaría en la sección de memorias: “El hilo conductor del libro serían las diferentes formas de cambios en el cuerpo y cómo me he visto implicado como médico de familia en Edimburgo”. Para abordar temas biológicos complejos, desde los cambios en la pubertad a la demencia, de los problemas de fecundidad a la obsesión por rejuvenecer, pasando por la anorexia, las alucinaciones y hasta las reasignaciones de género, Mutatio Corporis. Medicina y transformación (Siruela, 2019) ofrece abundante información científica, además de multitud de referencias a la mitología clásica, a la filosofía, a la historia... Francis recurre a esas otras ciencias para conectarlas con su experiencia.

'Sansón y el león' (1616-17), de Rubens.
'Sansón y el león' (1616-17), de Rubens.

Así lo hace cuando relaciona a un paciente que abusaba de los esteroides anabolizantes en su búsqueda de unos músculos desproporcionados, Harry Alkman —siempre emplea nombres ficticios—, con el mito griego de Hércules, homólogo al Sansón de los hebreos, al anglosajón Beowulf, al babilonio Gilgamesh y hasta al hindú Krishna. En muchos casos, héroes que comparten situaciones trágicas. Igual que el culturista Alkman, cada vez más irascible atrapado en su obsesión. “Se ve que convertirse en un hombre fuerte puede acarrear problemas. Ahora vemos los que causan los esteroides, como la ira, la violencia doméstica…”.

También recurre a su consulta, en este caso a Tarik, cuando habla de los problemas de reasignación de sexo. A su paciente, tras años de sufrimiento, angustia y odio a su cuerpo, convertirse en Teresa le supuso un largo y difícil camino descrito en el libro. Sin duda más complicado que el método del griego Tiresias, que tras hallar a dos serpientes apareándose le bastó con matar con su bastón a la hembra para convertirse en mujer. Un cambio que el adivino de Tebas pudo revertir años después apaleando en esa ocasión a la serpiente macho. Pero el camino inverso no es muy frecuente en la realidad: “Yo solo he visto en mi vida un caso de arrepentimiento: una persona que era un hombre decidió a los 21 años convertirse en mujer y luego decidió volver atrás”.

En todo caso, Francis ve muy eficaz recurrir a narraciones clásicas en su método de divulgación científica: “Esas historias todavía son potentes, actuales y útiles para nosotros. La mirada es diferente pero los problemas son los mismos. Los mitos griegos ya hablaban por ejemplo de los cambios de sexo”. De hecho, su libro arranca con un capítulo dedicado a la transformación en bestias, a la posible explicación científica de la licantropía, como un “pequeño y personal tributo” a Ovidio, que empezó su libro Las Metamorfosis por ahí: “La primera transformación es la de un hombre en lobo”.

El autor cree que quizá capítulos como el dedicado a los problemas de asignación sexual puedan ayudar a eliminar estigmas y tabúes: “Entre un hombre, en un lado, y una mujer en el otro, realmente en la naturaleza hay una enorme área de grises. El porcentaje sería que uno de cada 2.000 niños ha nacido en medio. Uno de cada 2.000 es mucho”. El autor cuenta que ese capítulo en concreto suscita reacciones muy diferentes según el país en el que presenta su libro: “En el Reino Unido es muy controvertido, todos discuten en qué casos hay que hacerlo, quién paga las operaciones; en cambio en Holanda piensan que es un tema personal, que todo el mundo puede ser lo que quiera”.

En el caso de otras situaciones citadas en el libro, ya está cambiando la percepción por parte de la sociedad. “La anorexia es la enfermedad mental con la mayor tasa de mortalidad. Antes solíamos pensar que era un problema de cierto tipo de adolescentes de vida acomodada pero realmente el problema es mucho más grande”.

Tras licenciarse en la Universidad de Edimburgo en 1999, Gavin Francis decidió viajar durante 10 años por el mundo. Y comenzó su recorrido como escritor en la literatura de viajes con dos volúmenes sobre sus expediciones al Polo Norte y al Polo Sur. “En los libros de viajes se visita otros países y se conoce a otra gente, se habla de la historia, de la cultura, de filosofía, de la vida en los países”. Conocimientos que ahora le vienen muy bien en su práctica diaria: “Intento mostrar que la medicina no solo es ciencia y aprendizaje técnico, sino que tiene una parte de humanidades, una parte de cultura, literatura, filosofía...”. Aunque no quiere que esto se interprete como un tirón de orejas a sus colegas: “Solo sigo mi entusiasmo”, responde entre risas.

Gavin Francis tiene una gran confianza en la ciencia, aunque es consciente de que siempre habrá límites a lo que esta puede hacer, al igual que todavía hay multitud de procesos que afectan al cuerpo humano que los científicos desconocen. “No sabemos el extraño proceso por el que las niñas que tiene una vida muy difícil, con violencia, orfandad, sin amor, pasan la pubertad antes”, pone como ejemplo. O por qué algunas parejas con analíticas que ofrecen resultados normales tienen tantas dificultades para concebir.

Igualmente, cree que hay avances que abren grandes dilemas morales, como la manipulación genética en humanos o la prolongación de la vida del hombre: “La ciencia nos muestra qué caminos son posibles, pero no nos enseña qué es lo correcto. Eso es un gran problema”.

Una constante en el libro es la fascinación que provoca en el autor la complejidad de los procesos transformadores del cuerpo humano, como el momento en que un recién nacido comienza a utilizar la respiración pulmonar, con el instantáneo cambio que eso supone en el flujo de sangre en su corazón: “El maravilloso momento en que un niño nace y está gris azulado y tras la primera respiración empieza a volverse sonrosado. El comienzo de la vida es mágico”.

Cuando su paciente Simone pudo por fin llevar una vida normal tras años atrapada en la anorexia, recordaba ese tiempo de forma bastante difusa, “como si hubiera estado bajo un hechizo”. Quizá se trata de los mismos procesos de engaño de la mente que sufren los pacientes que sufren alucinaciones o las personas que consumen drogas, según se relata en el libro. “Curiosamente muchos de mis pacientes con anorexia la describen como si su cerebro y su cuerpo estuvieran bajo un hechizo, una especie de encantamiento que los tiene dominados”. Francis opina que es muy útil verlo así, porque parte del trabajo como científico y doctor es, no solo aplicar las curas técnicas, sino convencer y explicar al paciente lo que le está pasando de una manera más personal.

Preguntado entonces sobre si sus 4.000 pacientes son afortunados porque él puede explicarles de forma clara y amena sus enfermedades y posibles tratamientos, Francis se lamenta: “Lo intento, pero realmente nunca tengo el tiempo suficiente”.

Mutatio corporis. Medicina y transformación. Gavin Francis. Traducción de Pablo González-Nuevo. Siruela, 2019. 296 páginas. 22,95 euros.

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