Hernán Cortés, una herencia incómoda
Los 500 años de la llegada a México del extremeño plantean los dilemas de conmemorar a un conquistador
En el año del 500º aniversario de la llegada a suelo mexicano con poco más de medio millar de hombres de Hernán Cortés (Medellín, Badajoz, 1485-Castilleja de la Cuesta, Sevilla, 1547), resurge una pregunta: ¿Cómo conmemorar a un conquistador? El ministro de Cultura, José Guirao, explicó el pasado martes, en un encuentro con la prensa sus planes de dialogar con las autoridades mexicanas para ello, dado que la figura del extremeño “no es muy simpática en México”? Luego vinieron las explicaciones prácticas: Guirao sostuvo que, cuando el PSOE llegó al Gobierno, no había ninguna partida prevista en los Presupuestos por el anterior Ejecutivo del PP.
Cortés, como Colón en Estados Unidos recientemente, aún genera controversia. Jesús Bustamante, mexicanista del Instituto de Historia del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, apunta que “el problema es reducir fenómenos complejos. Después de 1492, el momento decisivo es 1519, cuando se descubre en toda su dimensión a América, lo que obliga a crear una legislación e instituciones propias”. Bustamante, que ha trabajado con las crónicas en lengua náhualt de aquellos hechos, es uno de los historiadores que participa en la serie de conferencias que en torno a Cortés organiza en Madrid la Casa de América, un ciclo que comenzó el 16 de enero y finalizará el 6 de junio. En él, investigadores de distintos ámbitos analizan el impacto que tuvo en la cartografía, la navegación o la ciencia la conquista de México. El historiador mexicano Alejandro Rosas reconoce que en su país se han centrado "en culpar de todos los males a los españoles", informa Pablo Ferri.
La toma de ese territorio fue “de un tipo como las de Roma, porque cambió la población y la sociedad”, continúa Bustamante, que pone un toque de humor a la cuestión: “En México se dice que el país fue conquistado por los indígenas e independizado por los españoles”, para señalar que “había linajes descontentos con los gobernantes aztecas, a los que querían sustituir, por ello se aliaron con los españoles. Es imposible pensar que se pudo dominar a varios millones de personas con medio millar de soldados”. Por eso, Rosas, autor de 365 días para conocer la historia de México, reconoce su "capacidad para hacer alianzas".
En esa línea de “complejidad de un momento crucial de un pasado compartido” se mueve el último número de la revista mensual Letras Libres, que dirige el historiador y escritor mexicano Enrique Krauze. Con el título de El encuentro que cambió la historia, esta publicación recoge, entre otros, un artículo del medievalista Guillermo Serés, director del Centro de Estudios de la América Colonial, de la Universidad Autónoma de Barcelona. Serés lo retrata “como un maestro del divide y vencerás”. “Los indios conquistadores” fueron más de 100.000 en la toma de Tenochtitlán en 1521, cuando se rindió el último emperador azteca, apunta, en otro texto el historiador Guilhem Olivier, del Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Lo innegable es que el hombre que con 16 años se alistó en una expedición a La Española sigue atrayendo a historiadores, escritores y cineastas. Spielberg va a producir una serie sobre el personaje protagonizada por Javier Bardem. El novelista José Ángel Mañas (Historias del Kronen) acaba de publicar Conquistadores de lo imposible (Arzalia Ediciones), un recorrido por las vidas y hechos de protagonistas como Cortés, Pizarro, Almagro, Bartolomé de las Casas o Lope de Aguirre. “Cortés fue un gran diplomático renacentista, culto, poliédrico y maquiavélico. Es, para bien o para mal, posiblemente el español más influyente de la historia, me atrevo a decir que incluso por delante de Cervantes. Sin él, no se entiende la historia de América y, por lo tanto, del mundo. Es uno de esos personajes que cambia, con su conquista, el curso de la humanidad”. Mañas subraya que la conquista, “entre salvajadas, organizó un territorio muy vasto con pocos medios”.
Hechos como la matanza de Cholula, al menos 3.000 indios asesinados, o su brutalidad como gobernador de la Nueva España, motivo por el que el Consejo de Indias, órgano asesor del rey, le despojó de su autoridad, proyectan la imagen de un hombre de armas despiadado. Carmen Sanz Ayán, de la Real Academia de la Historia, advierte contra “las relecturas de la historia fuera de su contexto, aplicando prejuicios contemporáneos”. Sanz, catedrática de Historia Moderna de la Universidad Complutense de Madrid, destaca de ese encuentro entre dos mundos, “el mestizaje y una globalización temprana”.
Tanto Sanz como Bustamante coinciden en que la diatriba sobre la conquista americana se cebó en España en el siglo XIX. “La historia fue arma arrojadiza entre liberales y conservadores y la visión tenebrosa ha tenido continuidad en sectores del progresismo”, dice Sanz. “Cuando los países construyen su relato histórico, nos pilla en ese enfrentamiento y no se elaboró un relato común”, añade Bustamante, que para evitar que se levanten ampollas en México apela a “conmemorar lo que nos une y, sobre todo, a celebrar más el hecho que a la persona”.
De México al Medellín extremeño
Junto al ciclo de conferencias en la Casa de América, de Madrid, sobre Cortés, el Ministerio de Cultura ha informado a este diario de que, "en homenaje a un acontecimiento de trascendencia histórica", se organizarán este año "actos con la sociedad civil y la administración mexicana en diversas ciudades de ese país y en Madrid", así como "actividades académicas auspiciadas por la Embajada de España en México y el Centro Cultural de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo" en la capital mexicana. Para el historiador Alejandro Rosas, estos encuentros deberían servir "para entender los unos a los otros y cómo se ve la conquista en ambos países". Finalmente, del 4 al 6 de abril, las ciudades extremeñas de Medelín y Trujillo acogerán el congreso internacional Hernán Cortés en el siglo XXI, organizado por la Fundación Academia Europea e Iberoamericana de Yuste, entre cuyos objetivos sobresale "desterrar la injustificada leyenda negra y el complejo histórico de culpa ligado a la colonización y conquista del Imperio Mexica".
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