El curioso caso del ‘banksy’ en la trituradora
Una obra del artista se autodestruye en plena subasta tras ser adjudicada por 1,2 millones
La obra de arte se autodestruyó, sin aviso previo, en cinco segundos. El artista británico Banksy ha vuelto a gastar una de sus bromas pesadas al mundo del arte contemporáneo, del que no se cansa de denunciar las derivas más absurdas. En pleno fin de semana de celebración de la feria londinense Frieze, que concentra en la capital británica a los mandamases del arte mundial, una de las obras del misterioso creador quedó hecha trizas durante una subasta en Sotheby’s en la noche del pasado viernes. Se trataba de una copia sobre lienzo de su obra Girl with balloon (Niña con globo), realizada en 2006 a partir de uno de sus dibujos más conocidos, encontrado cuatro años antes en una calle del barrio de Shoreditch, en el este de Londres. La obra fue escogida en 2017 como la favorita de los británicos, según un sondeo realizado por Samsung, por delante de cuadros de Turner o Constable.
Según los asistentes, poco después de que la obra fuera vendida a un comprador desconocido por 1,2 millones de euros, cuatro veces por encima de su estimación inicial, se disparó una alarma. Y, con ella, un mecanismo situado dentro del marco de ese lienzo recién adjudicado, que empezó a destruir el cuadro como lo haría una trituradora de papel. En pocos segundos, la mitad inferior del lienzo había quedado destrozada. En medio del desconcierto general, los trabajadores de Sotheby’s decidieron retirar la obra de la pared de la que colgaba.
Horas después, Banksy subió una imagen de ese instante a su cuenta en Instagram, que anoche superaba el medio millón de likes. Le añadió un pie de foto: “Going, going, gone…”, equivalente en inglés del “adjudicado” español, pero que literalmente se puede traducir por: “Se va, se va, se fue”. A última hora del sábado, el artista colgó un segundo vídeo donde explicaba el procedimiento seguido. “Hace algunos años construí secretamente una trituradora, por si alguna vez se decidía subastar [la obra]”, afirmó Banksy, que agregó una cita de Picasso: “El impulso de destruir también es un impulso creativo”.
Dudas sobre la autoría
El mundo del arte se interrogó ayer sobre la implicación del propio artista en la destrucción de su obra. Su relaciones públicas, Joanna Brooks, se negó a confirmar si Banksy estaba presente en la subasta o si otra persona activó la trituradora que terminó dañando el cuadro. Tampoco está claro el papel que jugó la propia casa de subastas.
Para empezar, la obra de Banksy no estaba incluida en la lista de precios de la sesión del viernes que difundió Sotheby’s, algo poco habitual. Además, la de Banksy fue la venta que cerró la subasta, aumentando así su efecto dramático. Según la página Artnet, centrada en la información sobre el mercado del arte, un hombre “de aspecto parecido” a Robin Gunningham, el artista de Bristol al que la prensa británica identificó como Banksy en 2008 —aunque él lo ha negado repetidamente—, fue expulsado de la sala por los agentes de seguridad de Sotheby’s.
Si la intención de este gesto era criticar los precios locos del mercado del arte, su eficacia parece dudosa. El revuelo generado por su destrucción parcial podría hacer aumentar su valor todavía más, como apuntaron ayer distintos observadores. El portal MyArtBroker, especializado en la tasación de obras de arte, que ha revendido dibujos de Banksy, apuntó ayer en esta dirección, dada “la atención mediática” que este gesto iconoclasta, en los dos sentidos del término, ha recibido desde el viernes. “Ahora forma parte de la historia del arte en su estado triturado. Estimamos que Banksy ha logrado añadir un mínimo de un 50% a su valor, [que ascendería a] un mínimo de dos millones de libras”, estimó su fundador, Joey Syer, a The Guardian.
Babelia
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