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CRÍTICA | HOTEL SALVACIÓN
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La ola y el océano

Shubhashish Bhutiani cuenta su historia con delicadeza, sin vender folklore para la exportación y sin que el acercamiento emocional entre ese padre y ese hijo suene a fórmula de guió

Fotograma de la película 'Hotel salvación'
Fotograma de la película 'Hotel salvación'

La vida es una ola destinada a disolver su singularidad en el océano de la existencia. Así contempla el hinduismo el tránsito hacia la muerte: no como un final, sino como la culminación de un proceso donde la salvación certifica la desaparición del ego en la unidad de todas las cosas. En una reveladora secuencia de Hotel Salvación, opera prima del director indio Shubhashish Bhutiani, la lectura de una necrológica —que escribió el propio difunto antes de morir— hace que sus familiares pasen del dolor al súbito estallido de la risa. En otro momento de la película, un personaje, que transporta sobre los hombros el cuerpo muerto de su padre, se une a las mujeres de la familia que, con una sonrisa en sus rostros, convierten la despedida en una ceremonia gozosa.

HOTEL SALVACIÓN

Dirección: Shubhashish Bhutiani.

Intérpretes: Adil Hussain, Lalit Behl, Geetanjali Kulkami, Palomi Ghosh.

Género: drama.

India, 2016

Duración: 102 minutos.

En Hotel Salvación, un anciano cree sentirse preparado para abandonar la vida y le pide a su hijo, sumergido en un infierno laboral de gestiones y constantes e intempestivas llamadas de negocios, que le acompañe a la ciudad sagrada de Varanasi, a orillas del Ganges, para completar al ciclo. El establecimiento en el que se alojarán da título a la película: un hotel para esperar a la muerte en el que sólo se puede permanecer un máximo de quince días. Si la muerte no ha llegado en ese momento, el responsable del local permite a los huéspedes cambiar de nombre e identidad para alargar la estancia. Uno de los personajes secundarios más memorables de la película —una mujer viuda que llegó con la intención de morir en compañía de su esposo— lleva trece años en el lugar.

Shubhashish Bhutiani cuenta su historia con delicadeza, sin vender folklore para la exportación y sin que el acercamiento emocional entre ese padre y ese hijo suene a fórmula de guión. El tono oscila entre el drama y la comedia con la misma muda suavidad con la que una vela se mece en las aguas del Ganges. El modo en que la fe y el ritual se intersectan con lo cotidiano inspira algunos de los momentos más brillantes de este certero debut.

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