Orson Welles y José Mujica se cuelan en un festival de Venecia lleno de estrellas
Cuarón, los Coen, Lanthimos, Guadagnino o Leigh competirán por el León de Oro Solo una directora estará en el concurso principal, donde vuelve a faltar el cine español
Entre los grandes cineastas que el festival de Venecia acogerá este año, hay uno que ocupa una categoría superior: la de mito. La Mostra estrenará, fuera de concurso, la película inacabada de Orson Welles, Al otro lado del viento, que el legendario director filmó entre 1972 y 1976 pero nunca llegó a terminar. Se verá al fin, tras 40 años de intentos fallidos, producida por el coloso del streaming Netflix, otro de los grandes protagonistas del certamen. Se resume así la mezcla de pasado y futuro que busca la 75ª edición, que en su competición oficial ofrecerá los nuevos trabajos de los hermanos Joel e Ethan Coen, Yorgos Lanthimos, Mike Leigh, Luca Guadagnino, Olivier Assayas o Paul Greengrass. El festival arranca el 29 de agosto con El primer hombre, el nuevo filme de Damien Chazelle, autor de La La Land, sobre la vida de Neil Armstrong, el astronauta que pisó la Luna en 1969.
El certamen mantiene su habitual apuesta por el cine latinoamericano, con Roma, el regreso del mexicano Alfonso Cuarón a cinco años del triunfo de Gravity, y Nuestro Tiempo, extraño filme del también mexicano Carlos Reygadas, protagonizado por él mismo y su mujer en su propia hacienda. También optará al León de Oro Acusada, del argentino Gonzalo Tobal. A la vez, se repiten otras dos constantes: tan solo una directora entre 21 filmes en el concurso —la australiana Jennifer Kent, autora de Babadook, que presenta The Nightingale— y ausencia absoluta de cine español (salvo tres coproducciones). Por lo menos, en la sección Horizontes, Antonio de la Torre interpreta a José Mujica en La noche de 12 años, donde el uruguayo Álvaro Brechner recrea el largo encarcelamiento que sufrieron el expresidente de Uruguay y otros guerrilleros de los Tupamaro. Mujica se verá en el Lido por partida triple: también por el documental El Pepe, una vida suprema, de Emir Kusturica, y porque está confirmada su presencia en el festival.
Los Coen presentarán el wéstern The Ballad of Buster Scruggs, el mismo género de The Sisters Brothers, del francés Jacques Audiard, sobre dos hermanos vaqueros, también incluido en la competición. El griego Lanthimos afrontará en The Favourite el convulso reinado de Ana de Gran Bretaña, entre el siglo XVII y el XVIII. El británico Leigh ha filmado en Peterloo la masacre en Manchester en 1819, y Guadagnino, tras el éxito de Call Me By Your Name, lanza un remake de Suspiria, filme de terror de Dario Argento. Greengrass retrata en 22 july otra tragedia: el asesinato de 69 jóvenes en la isla noruega de Utoya en 2011 por parte del neonazi Anders Behring Breivik. Más ligera, en cambio, es la apuesta de Assayas: con la comedia Doubles Vies afronta las relaciones de pareja y las consecuencias de la revolución digital en la sociedad.
Los cinéfilos esperarán el regreso de Laszlo Nimes, que con su ópera prima, El hijo de Saúl, conmovió al mundo y arrasó en los Oscar. En Sunset, el cineasta húngaro retrata la Budapest de 1913, entonces una de las capitales culturales de Europa. Completan la competición cineastas menos acostumbrados a los focos: los estadounidenses Brady Corbet, con Vox Lux, y Julian Schnabel, con At Eternity’s Gate, un viaje en la mente de Vincent Van Gogh; el alemán Florian Henckel Von Donnersmarck, con Opera senza autore, sobre la Alemania desde el nazismo hasta los setenta; el francés David Oelhoffen, con Frères Ennemis; el japonés Shinya Tsukamoto, con Killing, centrada en un samurái incapaz de matar; los italianos Mario Martone, con Capri, Revolution y Roberto Minervini, con el documental What You Gonna Do When The World’s On Fire, que analiza el racismo en EE UU. Tal vez el menos célebre de la competición sea Rick Alverson, con su The Mountain. “No lo conocía ni yo”, admitió Alberto Barbera.
El director de La Mostra detectó dos tendencias en la competición oficial: muchos filmes de género y “larguísimos”. “Preparaos”, avisó a público y prensa. Fuera de la carrera por el León de Oro, que resolverá un jurado presidido por Guillermo del Toro, Venecia ofrecerá la habitual marea de proyectos fascinantes: entre otros, el estreno de la serie La amiga estupenda, de HBO, basada en los libros de Elena Ferrante; un remake de Ha nacido una estrella, con el que Bradley Cooper se estrena en la dirección y Lady Gaga se pone ante la cámara; los nuevos filmes de los argentinos Gastón Duprat (Mi obra maestra, con Raúl Arévalo) y Pablo Trapero (La quietud), o el primer montaje de El árbol de la vida, de Terrence Malick, que dura 180 minutos.
Se verán seis obras de Netflix —también produce Roma o The Ballad of Buster Scruggs— al que Venecia abre aún más sus puertas justo en el año en que Cannes lo excluyó de su competición; una sección en realidad virtual abierta al público y filmes llegados de Indonesia, Tibet o Kazajistán. Aunque no estará The Beach Bum, de Harmony Korine, con Matthey McConaughey, la ausencia que más aflige a Barbera.
El director y Paolo Baratta, presidente de la Bienal de Venecia, defendieron en una rueda de prensa que su trabajo es escoger los filmes prescindiendo del género de su creador. Subrayaron que en todo el certamen hay una “quincena” de realizadoras, aunque reconocieron que, si solo un “33%” de las 3.500 obras presentadas para la selección está dirigido por mujeres, “evidentemente un problema existe”. Menos en serio se tomaron la pregunta sobre la posible implementación de un número de teléfono para denunciar eventuales acosos, como sí hizo Cannes. “Durante el festival se publicó en la prensa que no llamó nadie, que a lo mejor ni funcionaba”, se rio Barbera, y con él unos cuantos de los presentes. El MeToo ha conquistado medio mundo pero, de momento, no parece haber llegado al Lido de Venecia.
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