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70ª MOSTRA DE VENECIA
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El poder hipnótico de Alfonso Cuarón

'Gravity hace un memorable despliegue visual, crea tensión de primera clase y logra hipnotizarme Es una película profundamente humana, con George Clooney y Sandra Bullock,

Tráiler de 'Gravity'Vídeo: WARNER
Carlos Boyero

La Mostra se celebra en la isla de Lido. Y puede ocurrir que haya ediciones (demasiadas) en las que su celosa dedicación al cine de autores vanguardistas, considerando autoría lo primero que se le haya pasado por la cabeza a directores autoconvencidos de su insólita y deslumbrante personalidad artística, acabe resultando indigesta para cualquier espectador sensato. Pero esos temores iniciales se difuminan cuando el día de tu llegada te embarcas en el vaporetto para revisitar durante unas horas la añorada Venecia.

Conviene hacerlo al atardecer, observando esas increíbles puestas de sol y una luz que posee capacidad para conmover a los seres más frígidos. Al desembarcar, hay gente que se dedica inmediatamente a callejear, a disfrutar de su maravilloso y siempre enigmático paisaje. Pero en mi caso, la primera parada en Venecia es para tomar contacto con el insuperable dry martini que preparan en el abarrotado y justificadamente legendario Harry’s Bar. En función de las épocas de abstemia, mi cita puedo cambiarla para acudir como un autómata a sentarme en la musical terraza del café Florian y contemplar con renovado deleite la plaza de San Marcos mientras trasiego aguas minerales y fumo. Lo segundo me lo tratan de impedir dos matrimonios de talibanes estadounidenses que se sientan en mesas cercanas. Su fervorosa cruzada antitabaco ha decidido que fumar al aire libre en Venecia también es pecado o delito. Los camareros les tienen que aclarar educadamente a esos furiosos descerebrados que hasta el momento jamás ha estado prohibido echar humo en su terraza. La absurda bronca finaliza, ya que repentinamente empieza a caer desde el cielo una tromba de agua y todos tenemos que salir de estampida buscando refugio.

Y ahí comienza un espectáculo que se va a prolongar durante horas. Y es ver infinitos rayos y truenos iluminando los puentes, las plazas y los edificios de Venecia, otorgándole una dimensión nueva, de apocalíptico relato de fantasmas, a un paisaje que desprende belleza y misterio, que siempre parece un fascinante decorado del gran cine. Es una sensación impagable que vas a recordar en el caso de que te aburras más de lo normal viendo las películas que va a ofrecer la Mostra en su 70ª edición.

Consultar la programación no provoca en mi caso un deleite especial. Abunda el cine independiente estadounidense, no está ninguno de los directores que me interesan incondicionalmente y hay bastante desconocidos. O sea, razones variadas para el mosqueo, aunque no descartes la bendita posibilidad de que nos espere una fiesta de buen cine. Al menos, Gravity, la película que ha inaugurado la Mostra, lo es.

La proyección ha comenzado con retraso y por motivos surrealistas. Muchos espectadores se han quejado al empezar Gravity de que no veían nada con las gafas que nos daban a la entrada para disfrutar del 3D. Resulta que estas gafas estaban cubiertas con un precinto demasiado sofisticado y el personal que no había caído en ello lo veía todo negro. No es broma. Solucionado ese disparatado equívoco visual ha vuelto a comenzar una película que solo precisa de dos personajes en medio del espacio para mantenerme enganchado y feliz durante hora y media que se hace muy corta. En un proyecto al parecer largamente aplazado de ese excelente mexicano llamado Alfonso Cuarón. Ya sé que firmó una de las entregas de la insufrible serie de Harry Potter, pero también es el creador del inteligente y complejo intimismo que habitaba Y tu mamá también o de la muy apreciable combinación de espectacularidad y ciencia ficción en Hijos de los hombres.

Cuarón hace un memorable despliegue visual, crea tensión de primera clase y logra hipnotizarme contando la historia de supervivencia de dos astronautas que después de abandonar provisionalmente su nave para arreglar algún fallo y flotar apaciblemente por el espacio, descubren que el camino de retorno se les ha puesto crudo, que tendrán que recurrir a la epopeya si mantienen la esperanza de volver alguna vez a la Tierra. El argumento es muy arriesgado, aunque Cuarón disponga de dos intérpretes con tanto imán como George Clooney y Sandra Bullock. Resuelve cuestión tan peligrosa con tanta imaginación como talento. Es una película profundamente humana, aunque se suponga que el protagonismo le pertenece en exclusividad a los efectos especiales. También es una de las pocas ocasiones en las que rodar en 3D adquiere pleno sentido. Hay que ser un director muy bueno para que dos personas dentro de sus escafandras enfrentándose a los peligros de estar perdidos en el espacio mantenga absolutamente tu atención hacia su desesperada aventura. En mi caso, Gravity lo consigue.

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