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Homenaje a Gata Cattana: “No te bastó la tierra, que quisiste conquistar el cielo”

Raperos, escritores y familiares rinden tributo a la cantante, poeta y politóloga

El poeta Pablo Cortina en el homenaje a la rapera Gata Cattana en la Sala Mirador en Madrid.
El poeta Pablo Cortina en el homenaje a la rapera Gata Cattana en la Sala Mirador en Madrid.VíCTOR SAINZ

Entre amigos, cervezas, versos y música rap se yergue la figura de Gata Cattana proyectada en el centro de la Sala Mirador de Madrid. A las puertas del recinto aún se agolpa la gente para conseguir entrar a este acto en recuerdo de su muerte, pero sobre todo de su vida. Ana Llorente, la madre de la rapera cordobesa, ocupa uno de los lugares principales y no duda en dejarse saludar por todo aquel que desea acercarse un poquito más a la que fuera la vida de la prometedora artista. “Esto es lo que ella hubiera querido”, comentaba sin reprimir las lágrimas que permanecían como una constante en su rostro. Hace un año del fallecimiento repentino de Ana Isabel García Llorente (como realmente se llamaba) a causa de una complicación cardíaca, pero su espíritu y su obra parecen intactos.

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Cattana se convirtió a sus 26 años en uno de los referentes del rap. En un mundo de hombres, consiguió hacerse un hueco con sus versos feministas, sus reivindicaciones y hablando de temas de los que no se quería hablar. Ella se autodefinía como “rapera de noche, poetisa de día, politóloga a ratos” y no dejaba de demostrarlo a cada instante, de manera natural en ella, pero también como una trabajadora incansable que se merecía el lugar de referencia que ocupaba. Prueba de ello eran sus complejísimas rimas y su poemario, La escala de Mohs, que presentó en 2016. Por ello, al inicio de este homenaje, sus amigos y poetas Pablo Cortina, Sergio Escribano y Ana Tristán, escudriñaron entre sus hojas para recitar sus favoritos. “Merecerte la vida hasta tal punto, que tu muerte parezca una injusticia”, recordaba Escribano este verso, que parecía premonitorio y que ya se ha convertido en realidad.

“Qué cojones hacéis leyendo mi libro entero”, apuntó Cortina imitando la voz de la rapera para explicar lo que Cattana les hubiera dicho al ver toda la atención sobre ella, en vez de leer alguno de sus trabajos. Y eso quiso hacer Cortina para cumplir con un deseo insatisfecho de su amiga: “En la presentación de su libro me pidió que recitara El Camarero porque era su favorito, pero me enfadé y le dije que no. Ahora pienso que debería haberlo hecho”.

Entre tantos aplausos, muestras de amor y honores, la madre parece encontrar cierto consuelo. “Si su obra trasciende, ya no se irá nunca. Digo adiós a mi hija, pero digo hola a la artista”, señalaba. Además, recordó una entrevista que tuvo su hija en el que le preguntaron qué era la eternidad. Ella respondió: “La eternidad es estar vigente incluso después de la muerte”. Y, para su madre, esto es justamente lo que ha conseguido. No obstante, también cree que “la vida no le ha dejado hacer todo lo que debía”.

Desde pequeña rodeada de libros, Cattana no era una rapera habitual. Hablaba de filosofía, historia, política, cultura clásica, arte… se sabía defender con su palabra como única arma, despertando el intelecto de los oyentes, las ansias de saber y de seguir a aquella “Teodora de Bizancio, que administraba y quebraba imperios con una palabra”, tal y como se definía en La Satine. Los raperos Clásico y Kleynt interpretaron un tema que habían escrito para el día de su cumpleaños, mezclado con frases de la propia artista. “Estas letras no pueden quedar en el olvido. Estamos en una sociedad en la que la música se consume y se tira, se consume y se tira. Consigamos que Ana no sea esto”, afirmaba Kleynt.

El rapero Juancho Marqués quiso no solo cantar junto a una virtual Ana la canción que les había unido en el pasado, De la tierra, sino leer algo que escribió el día de su muerte. “No te bastó la tierra, que quisiste conquistar el cielo”, dijo entre lágrimas. Como cierre musical, el cantautor Pedro Pastor la homenajeó cantando La Prueba, tema “que siempre interpreta en sus conciertos”, porque con Ana se reconcilió con el rap, mundo con el que estaba ya muy desengañado “por lo artificiales y poco representativas que eran las letras”.

Por último, el poeta Antonio Díaz Fernández, quiso leer el prólogo que la rapera le había pedido que hiciera para su primer y único libro de poemas: “Es que nacer y crecer en España es estar a punto de descubrir una mentira. Y luego descubrir una mentira mayor que tapa la anterior. Por eso crecemos descreídos. La poesía que nos queda por hacer, y que Ana supongo ya intuía sería su oficio y su vocación, es la de desenterrar, desenmascarar, desacralizar, desintoxicar, desamortizar, desinsectar y desinfectar”. Como no podía ser de otra manera, el acto terminó con la madre de Cattana sobre el escenario: “Gracias a todos. Ella ya es eterna”.

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