_
_
_
_

Las mujeres se niegan a ser las “perras” del rap español

Artistas españolas buscan una voz feminista en un estilo musical dominado por hombres

Las raperas Aneguria, La Ziega, La Basu y Berta Bitter Sweet en el festival Bazter Fest el pasado sábado en Bilbao.
Las raperas Aneguria, La Ziega, La Basu y Berta Bitter Sweet en el festival Bazter Fest el pasado sábado en Bilbao.FERNANDO DOMINGO-ALDAMA

“La pego y la araño, en el club y en el baño. No voy a dejar de darte hasta que te haga daño”, esgrime con un llamativo problema de laísmo en Labios tatuados el rapero madrileño Costa, al que le han cancelado varios conciertos ya por sus versos machistas. “Vales menos para mí que mis Nikes nuevas y no pidas respeto guarra, ni te atrevas”, rapea NY (MDE Click), desde Miranda del Ebro, en Ven aquí. Estos son solo dos ejemplos de letras altamente machistas dentro del panorama nacional, pero no solo pasa aquí. Eminem ha sido muy criticado por Vegas, en la que recita: “Hacerme el desayuno, perra, eso es un requisito previo”. Pero de nuevo, esto no solo ocurre con los artistas masculinos. La rapera Nicki Minaj canta en Hey mama, de David Guetta: “Sí, yo cocinaré. Sí, yo limpiaré. Sí, tú eres el jefe. Sí, yo te respetaré”. A las mujeres se les infravalora, tienen que demostrar más que el resto para ser consideradas un igual en el ámbito profesional, pero en el rap, que nació con referentes principalmente masculinos y que aplaude letras que las denigran, ellas tienen que luchar el doble.

La Mala Rodríguez es una de las pocas mujeres conocidas en el mundo del rap nacional e internacional, pero hay una larga lista de artistas de la misma generación que siguen buscando su hueco. La Basu, de 34 años, se interesó por el rap desde muy pequeña y en seguida se convirtió en una de las primeras mujeres en dedicarse a ello en Bilbao. Hoy en día es una de las encargadas de organizar el Bazter Fest, un festival donde solo actúan mujeres con la intención de impulsar su trabajo y su visibilidad. Cansada de subir a los escenarios y escuchar “a ver qué sabes hacer” y “no está mal para ser mujer”, creó hace cuatro años junto a Aneguria, su compañera de escenarios, Eskina Femenina, una plataforma con la que promocionar el rap femenino. “Esto es un mundo de hombres y llegar hasta aquí ha sido muy duro, pero cuando veo a esas guerreras en el escenario del festival, se me olvida mi lucha de todos estos años. Lo hago para que ellas no tengan que pasar por lo mismo”, confiesa.

Más información
Arkano, el ‘gallo’ contra el machismo y homofobia
Cullera contra el machismo en el rap

“Lo pueden considerar sexista porque solo las mujeres actúan, pero es que hace falta estas ayudas para poder sonar. Ojalá no hicieran falta”, sostiene la catalana Zeidah, de 30 años, quien ha participado en el Bazter Fest este año. Y los datos le dan la razón. Según el último estudio realizado por la plataforma de compra de entradas Ticketea, el 77% de los artistas invitados a los festivales entre 2016 y 2017 son solistas masculinos o grupos conformados solo por hombres. Por otro lado, el 13% son bandas o grupos que cuentan con alguna mujer entre los componentes, mientras que solo el 10% son mujeres solistas o bandas con mujeres en su totalidad.

Si esto pasa en general, incluyendo todos los estilos representados en los festivales de música que se celebran en territorio español, es aún más notable en los que son solo de hip hop. En el estudio Demostrar más para ser una más: mujeres y el hip hop en el Estado español realizado por Laura Carrasco y Luz Herrero, de la Asociación Moradas, con datos de 2012, se evidencia que solo uno de cada cuatro festivales de hip hop que se celebra en España incluye alguna mujer. Esto supone un 3% de artistas femeninas del hip hop con respecto al total en cartel.

Este mismo estudio revela que las mujeres que quieren introducirse en el hip hop tienen que enfrentarse a parámetros diferentes que los hombres. Ellas deben cumplir con dos modelos impuestos por la sociedad patriarcal. Uno es mostrarse masculina para que su imagen se identifique con la de sus compañeros de profesión. “Al principio me vestía como un hombre, con pantalones anchos, sudaderas anchas. Me sentía uno de ellos y eso me hacía sentir bien. Luego me di cuenta la ropa no iba a hacer las cosas más fáciles”, recuerda Wöyza, una rapera de Vigo de 33 años que destaca en el panorama musical con su nuevo álbum Pelea.

El otro requisito es mostrar una imagen sexualizada. “A nosotras se nos exige, no ser buena, sino estar buena. Hay raperos feos, pero nosotras en cuanto sacamos un vídeo comentan más nuestro físico, si estamos gordas o no, qué ropa llevamos, qué pelo llevamos, en vez de nuestro talento”, puntualiza La Ziega, una rapera de 32 años procedente Asturias con 19 años de experiencia. Para poder saltarse estas normas, muchas de ellas autoproducen su música, como Wöyza, que está cansada de que, al escuchar uno de sus temas, le pregunten: “¡Qué bueno es!, ¿quién te ha producido?”. “Yo sola”, contesta enfadada mientras ve la cara incrédula de su interlocutor.

Muchos consideran que la evolución del rap ha llevado al nacimiento del trap, un nuevo estilo musical urbano en el que parece que las mujeres van ganando protagonismo. Ante esto, La Basu considera que ni la actitud de ellas ni las letras casan con lo que estas raperas intentan hacer. “Tienen como monotema el dinero, las drogas, los haters y las reinas”, puntualiza. La Ziega, en cambio, cree que se puede luchar desde cualquier estilo musical, pero añade que con el trap hay que tener cuidado porque va destinado a gente muy joven y el mensaje de sus letras puede ser malinterpretado e imitado.

Con sus letras feministas, estas chicas quieren, no solo buscar su sitio en el rap, sino que las mujeres se sientan identificadas y luchen contra el patriarcado instaurado en todos los ámbitos de la sociedad. “Mírame a los ojos sí me quieres matar. Nananai, yo no te voy a dejar”, rapea La Mala en Nanai, tema que habla sobre la violencia de género y la tendencia de algunas mujeres a aceptarlo. Además, ellas tienen como máxima contar las unas con las otras porque unidas son más fuertes. “Hay que estar al lado de otras compañeras, apoyando a artistas que trabajan en esta línea de pensamiento, personas que dan sentido y valores a la revolución femenina a través del arte”, concluye Wöyza.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_