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Christina Rosenvinge y el feminismo que da miedo a los hombres

La cantante y compositora homenajea a su padre en ‘Un hombre rubio’ y pide más presencia de mujeres en la música

Mai Montero
La cantante y compositora Christina Rosenvinge en febrero en Madrid.
La cantante y compositora Christina Rosenvinge en febrero en Madrid. Jaime Villanueva
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Rosen en danés significa la rosa, y vinge, el ala. La belleza y la libertad. Estas dos palabras unidas forman el primer apellido que la cantante Christina Rosenvinge heredó de su padre, una figura a la que rinde homenaje en su último disco, en el que canta a través de un “yo masculino” con el fin de intentar comprender la soledad del hombre.

Después de una larga gira y de un parón para componer nuevas canciones, Rosenvinge presenta Un hombre rubio, un trabajo que sigue la estela clásica de pop-rock, pero con una escritura más poética. La compositora relata que con este nuevo álbum ha intentado entender lo que significa para los hombres el aislamiento emocional. “A los hombres se les enseña a endurecerse emocionalmente en la adolescencia y eso trae consecuencias. He intentado meterme en esa piel y entenderlo. También creo que ese yo masculino engloba al femenino gramaticalmente. Estamos muy poco acostumbrados a que las mujeres representen a los hombres. Soy partidaria de un lenguaje neutro o de que nos apropiemos del masculino porque también es nuestro”, asegura. 

Que una madre opte por la jornada reducida tras tener un bebé es un escollo para su carrera, pero también lo es en la vida emocional de los hombres que no ven crecer a sus hijos

Rosenvinge detalla que empezó a gestar el álbum con la canción Romance de plata, escrita en homenaje a su padre el 6 de marzo del año pasado, aniversario de la muerte de su progenitor. “Estaba buscando entre sus viejos vinilos para componer una canción que me había encargado la cantaora Rocío Márquez para Firmamento y ahí surgió la idea. La canción es una oda a su alma romántica, a aquel hombre que aprendió a hablar español con el Romancero gitano de García Lorca”.

Soy partidaria de un lenguaje neutro o de que nos apropiemos del masculino porque también es nuestro

Cuenta Rosenvinge que una de sus fuentes de inspiración son las noticias de prensa. La canción Pese a la palabra surgió de una frase del torero El Cordobés (“yo tuve un padre de humo”), a la salida del juicio donde reclamaba la paternidad, le dio la idea para el primer tema. “Este hombre lleva toda la vida poniéndose delante del toro para conseguir la atención de su padre, me pareció poético y creo que todos nos podemos identificar con ese sentimiento”, confiesa.El tema Berta multiplicada se basó en el asesinato de la activista del medioambiente hondureña Berta Cáceres.

A lo largo de su carrera, Rosenvinge se ha encontrado con muchas dificultades solo por el hecho de ser mujer. “Hay un montón de escollos particulares para las mujeres. La igualdad solo se ha tragado, pero ahora toca digerirla y lograr cambios”, sostiene. La cantante opina que los hombres temen al feminismo porque les da miedo perder sus privilegios. “Que una madre opte por la jornada reducida tras tener un bebé es un escollo para su carrera profesional, pero también lo es en la vida emocional de los hombres no ven crecer a sus hijos. Ellos son los que se tienen que cuestionar si una sociedad más igualitaria significa perder privilegios o ganar unos derechos que también son suyos”.

La compositora sostiene que la presencia de la mujer en el panorama musical sigue siendo preocupante. “Hay una tremenda escasez de mujeres en la música, encima del escenario, en las mesas de sonido, tomando decisiones, dirigiendo festivales o siendo cabecera de los mismos. El poder es masculino y las mujeres que formamos parte de este mundo solo es gracias a una vocación artística muy grande y a un proyecto propio”.

A la gira por España que comenzó en febrero y tiene fechas previstas hasta junio, se sumará otra por el extranjero en la que tendrá un lugar especial Latinoamérica. “Es un lugar maravilloso, y al escribir en español descubres que tienes una sensibilidad gemela con gente que vive a muchísimos kilómetros”, explica Rosenvinge, que se despide con la idea de no bajarse nunca de los escenarios y con una súplica, ayuda para cargar con “los trastos” que la acompañan durante las giras. 

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Sobre la firma

Mai Montero
Es editora de portada en el equipo digital de EL PAÍS y escribe reportajes para otras secciones. Antes trabajó en otros medios como Periódico Magisterio, especializado en educación, y en Cambio16. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster de Periodismo de EL PAÍS, actualmente cursa el Grado de Derecho en la UNED.

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