Breve historia de un 'dueto imposible'

Si hasta hace unos días era impensable ver juntos en un escenario a los jóvenes componentes de Vetusta Morla, con su primer disco (Un día en el mundo) casi recién sacado del horno del pop español y a una veterana como Cristina Rosenvinge (con cuatro grupos y 13 discos en su haber) y, sin embargo, esta unión ya es un hecho; por qué no podría ser que la música y, en concreto, la que se hace y se toca en Madrid, fuese entendida como parte de la cultura de la ciudad y apoyada como tal, y no sólo el próximo 21 de junio, cuando se celebra el Día Europeo de la Música.

"Yo lo veo como una celebración y una manera de evidenciar que hay una escena musical madrileña y un público al que le interesa; y tiene también un carácter reivindicativo, para que la música y las salas donde se hace dejen de sufrir la persecución del Ayuntamiento; la música también es cultura, aunque les joda", Cristina dixit, dulcemente, por supuesto.

"La música también es cultura, aunque les joda", dice Cristina

"Faltan apoyos para aforos medianos y locales de ensayo", comenta Juanma

"El circuito pequeño está cubierto, pero faltan aforos medios, más apoyo a las salas medianas, por un lado, y más apoyo a los locales de ensayo, al taller, no sólo a la exposición pública", dice Juanma Latorre (guitarra y teclados) de Vetusta.

Bueno, ésa es un poco la lectura que hace este dueto imposible, que no se conocía de nada y que fue promovido desde Heineken para la efeméride del domingo en el centro cultural Matadero Madrid. No serán la única pareja musical (habrá otras 20 como Templeton y Alondra Bentley, Mendetz y Dorian...), pero sí eran los únicos que ayer estaban en Madrid.

Se les encontró en un estanque lleno de patos. Un sitio de lo más bucólico en las afueras de Tres Cantos, concretamente en su recinto ferial. No es casualidad. Estos amantes de Michael Ende y su Historia interminable que hace cosa de nueve años decidieron adoptar el nombre de aquella escéptica tortuga llamada Morla, nacieron y crecieron en esta ciudad, de hecho se forjaron como grupo en el gimnasio del instituto.

"Nos queda un tema", bromea Pucho (voz) en el local de ensayo, atestado de guitarras, baterías, percusiones, pies, cajas... y siete músicos en ¡12 metros cuadrados! Y bromea porque sólo tocan un tema juntos: Chicago, del cantautor estadounidense Sufjan Stevens: "I fell in love again / all things go, all things go / drove to Chicago..." ("Me enamoré otra vez / todo pasa, todo pasa / conduje hacia Chicago..."). Para los de Vetusta, que la propusieron como alternativa a otras opciones que les dieron y que probaron y "no salían bien", es una canción que lleva tiempo rodando por la furgoneta en esta última gira: "Es sencilla, permite versionarla de muchas maneras, habla de un viaje, como el que nosotros vamos a hacer a Barcelona pero sin van, porque vamos en avión, pero nos gustaba mucho lo que transmite".

A Cristina, no tanto: "Al principio escuché la versión electrónica y no me convenció, pero cuando escuché la acústica pensé que sí que me podría ir bien".

La breve historia de este dueto fue algo más difícil, aunque no imposible. "Nos presentaron en La Pequeña Betty (un bar de la calle de la Reina) y después quedamos en casa de Cristina y allí hicimos lo mejor que puede hacer alguien cuando va a tocar con otro: escuchar música juntos y lo pasamos bien, nos dimos cuenta de que teníamos muchas más cosas en común de lo que pensábamos", dice Guille Galván (guitarra). Aquel fue sólo el comienzo de lo que parece una buena amistad, que se ha fraguado en tan sólo dos ensayos y la grabación de esta versión de Chicago que no suena nada mal. "No éramos tan imposibles", sonríe Cristina.