Los peores años de nuestra vida
Hall tenía la posibilidad de hacer una película incómoda, pero ha preferido optar por un camino tranquilizador
Ocho meses de seguimiento sobre el terreno a los miembros de un batallón de infantería destinado a la guerra de Irak proporcionaron al periodista del Washington Post David Finkel el material de primera mano con el que compuso su celebrado libro Los buenos soldados (Crítica). Cuatro años más tarde, el reingreso en la vida civil de los supervivientes del batallón le permitió escribir una secuela, Gracias por sus servicios (también editado por Crítica), donde el campo de batalla era sustituido por una asfixiante combinación de síndromes post-traumáticos y atascos burocráticos. Debut en la dirección de ese Jason Hall que pasó de ser actor poco llamativo a guionista a tener en cuenta –suyos son los estimables libretos de American Playboy (2009) y El francotirador (2014)-, Deber cumplido es la traducción un tanto imprudente de ese texto de no ficción a las claves de un Los mejores años de nuestra vida (1946) para el veterano de guerras menos épicas, al que aguardan retiros aún más desalentadores que los de entonces.
DEBER CUMPLIDO
Dirección: Jason Hall.
Intérpretes: Miles Teller, Beulah Koale, Amy Schumer, Joe Cole.
Género: drama. Estados Unidos, 2017
Duración: 109 minutos.
Hall tenía la posibilidad de hacer una película incómoda, pero ha preferido optar por el tranquilizador camino de los arcos dramáticos de redención, las catarsis emocionales y las líneas narrativas atadas y bien atadas. Su película acaba siendo un canto a la resistencia moral antes que el cuestionamiento a un sistema que instrumentaliza, olvida y abandona a sus efectivos. Todo parece demasiado construido por un aplicado lector de manual de guión. Sólo sorprende una sobria Amy Schumer en un inesperado papel dramático.
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