Ruta por la semana del arte contemporáneo en Ciudad de México
Alrededor de la feria Zona Maco ha brotado un aluvión de ofertas culturales que han colocado a la capital mexicana como uno de las grandes pulmones de arte contemporáneo
Toda macro feria de arte consolidada y sibarita genera su contra-feria, más energética y desenfadada, que a su vez, como en un juego de muñecas rusas, agita el panorama abriendo el círculo con otro reguero de propuestas aún más jóvenes y seminales. Así es como alrededor de Zona Maco, la feria más influyente de Latinoamérica, que este miércoles inauguraba su 15 edición, han ido brotando un puñado de eventos que han colocado a Ciudad de México como uno de las grandes pulmones de arte contemporáneo. El PAÍS hace un recorrido por las citas más importantes de la ciudad de cara al fin de semana.
Desde la tercera planta de una estructura rectangular de andamios del tamaño de medio campo de futbol, apoyado en la barandilla y mirando el chisporroteo de cabezas moviéndose por debajo, Brett Shultz, director creativo de Material art Fair, explicaba este jueves durante la inauguración del evento que se ven “como un complemento fuerte a Maco, que sin duda ha revitalizado la semana de arte contemporáneo en la ciudad”. La feria alternativa ha triplicado su presupuesto en un año, ha pasado de 52 a 78 galerías, ha conseguido 25 patrocinios nuevos y se ha mudado a un primoroso caserón modernista en pleno cogollo de la capital.
Mirándose en el espejo de las ferias paralelas de referencia, como Liste Art Basel, NADA en Miami o Independent en Nueva York, “proyectos alternativos pero con una oferta profesional y de calidad”, Shultz considera que, sin perder el espíritu original –un espacio pensado por y para una nueva generación de galeristas–, han alcanzado “el tamaño y el nivel adecuado para estabilizarnos y enfocarnos en mejorar”.
El baile de galerías es otra de las constantes en las relaciones evento chico y el evento grande. La mexicana Mascota es una de las que ha probado “con obra más cara en Maco”, explica el director de Material. Mientras que, por ejemplo, Ltd, de Los Ángeles, tras seis años en la feria grande se ha pasado a la chica “donde se respira un ambiente de comunidad y colaboración sin perder nada de profesionalidad. Y aunque es prácticamente la misma gente la que viene a los dos eventos, aquí podemos encontrar un nuevo tipo de coleccionista que busca nuevas prácticas artísticas más arriesgadas”, explica la propietaria Shirley Morales, con obra expuesta toda por debajo de los 10.000 dólares.
Con la oferta concentrada en apenas cinco días, los jugadores internacionales del mercado que viajan a México visitan las dos orillas. Paseando por los pasillos del Material, el curador jefe del MoMa de Nueva York, Klaus Biesenbach se mostraba “muy sorprendido por el nivel de los artistas y la energía que se siente. Es un lugar perfecto para descubrir y explorar”, y destacaba el trabajo de la chipriota Maria Hassabi, un perfomance presentado el año pasado en Documenta en la que la artista va circulando por la feria como dando pasos de mimo.
El stand en Material cuesta de 750 dólares a 9.000, mientras que en Maco ronda los 16.000 dólares. “Sin duda es una diferencia considerable –explica Sofía Mariscal, directora de Marso, otra de las galerías mexicanas que ha cambiado en esta edición–, pero en mi caso ha tenido más que ver con la falta de atención de la dirección de Maco hacia las galerías medias y con la respuesta a la crisis del temblor, donde no había ninguna justificación para no cancelar”. En septiembre, un día después del peor terremoto en México en los últimos 30 años, la edición de la gran feria dedicada a la fotografía fue el único evento cultural que no cerró sus puertas en medio del estado de emergencia declarado por el Gobierno.
A menos cinco cuadras de Material, cruzando una de las avenidas que parten la nuez de la ciudad, se inauguraba el jueves otra de las propuestas de la semana. En una antigua vecindad de principios de siglo, Salón Acme, un espacio promovido por curadores y artistas con el respaldo de una empresa del mundo del entretenimiento, también sigue creciendo. “Nuestro objetivo es dar visibilidad a artistas jóvenes que no siempre están representados por galerías y no tiene presencia en las ferias”, explicaba la directora del evento Noemí Ontiveros.
Más de 600 artistas participaron en su convocatoria anual abierta, donde el precio de la obra tiene un límite de 20.000 pesos. En otra de las salas, compuesta por autores que ya han trabajado con anterioridad con el evento, los precios pueden alcanzar los 100.000. Con la intención de descentrifugar la escena mexicana, invitan a un Estado y este año le ha tocado a Baja California. Las galerías punteras nacionales –OMR, Proyector Monclova o Arredondo / Arozarena– también colaboran con el salón presentando artistas que suelen estar fuera del radar y con los no tienen que estar necesariamente vinculados. Como novedad, este año cuentan con una espacio curado por José Esparza Chong Cuy, asociado al MCA de Chicago.
Marcando también un límite de precios, 10.000 pesos por obra, se inauguró este viernes Arte 10, una extensión de la Feria del Millón Bogotá, que en su primera edición mexicana apuesta por convertirse en un puente entre artistas emergentes, galeristas y coleccionistas.
Además de las ferias, los museos y galerías también acusan la onda expansiva y reservan para esta semana alguno de sus platos fuertes de la temporada. El Tamayo, por ejemplo, presentará durante el fin de semana la primera exposición monográfica en México del artista conceptual galés Cerith Wyn Evans, representado por la galería Marian Goodman, una de las estrellas de Maco, y que ha expuesto en la Tate británica o la Bienal de Venecia. Sus obras impactantes y de gran tamaño juegan con el espacio y la percepción del visitante en un viaje sensorial e inmersivo de luz y sonido que busca estimular la imaginación a través de lo que es real y lo que es inventado por nuestro cerebro.
Las 12 piezas que llegan al Museo Tamayo, entre ellas esculturas de neón, elementos cinéticos, piezas sonoras y candelabros en cristal de Murano, son un reflejo de los 10 últimos años de producción del artista caracterizados por un constante desafío cognitivo y referencias al cine, la poesía, la música, la ciencia y la filosofía.
Kurimanzutto, la punta de lanza del galerismo mexicano, inauguró el martes la muestra Maintainers, de la artista iraní Nairy Bahgramian, con exposiciones individuales en el Walker de Minneapolis o el Institute of Chicago. Como en el juego de piedra-papel-o-tijera, se plantea una interacción entre materiales, colores y formas. Bloques de parafina con formas entre lo rocoso, lo industrial y lo cubista ensartados con placas de aluminio sin pulir. La cera desgastando al metal y desapareciendo durante la acción en una reflexión sobre los límites de la escultura, lo orgánico y lo mecánico.
Babelia
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