Los incendios descubren un singular petroglifo en Galicia
La talla revela más de 20 zoomorfos en varias direcciones, casi todos caballos que muestran distintas actitudes
Galicia tiene bajo sus pies un mundo paralelo tallado en roca que emerge de vez en cuando. En la comarca del Baixo Miño (desde la ría de Vigo hasta Viana do Castelo, en Portugal) hay grupos de vecinos que salen con linternas al oscurecer a recolectar petroglifos: las líneas grabadas sobre la piedra por algún escultor del neolítico que la claridad diurna apenas permite apreciar. La provincia de Pontevedra acumula más de un centenar de estas piezas catalogadas de las que algunas afloraron tras los devastadores incendios de 2006. El pasado otoño las llamas destaparon nuevos petroglifos en Taboexa, en el municipio de As Neves, en Pontevedra. Entre ellos, el calificado ya como principal descubrimiento del arte rupestre gallego de los últimos 20 años. “Una joya”, según los expertos y la propia Xunta. Mientras el Ayuntamiento y arqueólogos del Instituto de Estudos Miñoráns (IEM) esperan la protección del hallazgo que han pedido al gobierno gallego, los tractores pasan a su lado cargando la madera de los árboles arrasados.
A comienzos del pasado diciembre, un par de meses después de que varios incendios devorasen más de 5.000 hectáreas en As Neves (uno de los Ayuntamientos más castigados por aquella catástrofe) un grupo de jubilados se echó al monte en busca de petroglifos y encontró alguno que añadir a la amplia lista de la provincia. Los incendios los habían hecho emerger de su letargo milenario.
El grupo avisó del hallazgo a los arqueólogos del Instituto de Estudos Miñoráns (IEM). Cuando los especialistas regresaban de verlos se toparon con otro. “Las lluvias recientes había lavado algo la roca pero era impresionante; no presentaba los tradicionales dibujos de ciervos, sino un conjunto de équidos con algún cánido”, explica Xilberte Manso, uno de los arqueólogos del IEM. “Fue una lotería; por pura casualidad nos topamos con el principal hallazgo del arte rupestre gallego de los últimos 20 años; la sensación fue tremenda”, sostiene.
El casual descubrimiento confirmaba "un nuevo paradigma en el arte rupestre gallego y portugués" sobre el que estos arqueólogos llevaban dos años trabajando: la gran roca inclinada de Taboexa mostraba pequeñas cavidades repartidas por su superficie, algunas figuras abstractas, antropomorfos sexuados y, lo más importante, “más de 20 zoomorfos en distintas direcciones, prácticamente todos ellos équidos y en distintas actitudes: con jinete, sin él, con jinete portando un arma, con cánidos para ser capturados”. Manso destaca la singularidad iconográfica del hallazgo porque, sostiene, en el arte rupestre gallego se imponía hasta ahora la figura de los ciervos y los caballos aparecían en escasas ocasiones y con un papel secundario.
El Ayuntamiento de As Neves y el IEM llevan desde entonces intentando alcanzar un acuerdo con la Xunta para musealizar el nuevo conjunto arqueológico e instalar una plataforma de madera que permita a los visitantes contemplarlo sin dañarlo.
El alcalde, Xosé Manuel Rodríguez, espera que Patrimonio proteja el descubrimiento. La Consellería de Cultura ha asegurado a este diario que tiene previsto hacer una catalogación "y evaluar si procede actuar”.
Los arqueólogos del IEM aseguran que la nueva joya del rupestre gallego está ya en peligro. El mismo incendio que la hizo aflorar atrae a algunos vecinos a recoger con sus tractores la madera de los árboles quemados. “En cuanto le pongan una rueda encima se acabó”, advierte Manso, preocupado.
Convencido de que hay que darle protección “sí o sí” al petroglifo, Rodríguez,se plantea realizar una inversión municipal contando con la colaboración del Grupo de Desenvolvemento Rural (GDR) de su comarca aunque confía en que se produzca un acuerdo previo con la Xunta "para que la intervención sea ordenada y porque la protección sería más digna con la implicación de las dos instituciones”.
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