Argentina simplifica la “tarea kafkiana” de exportar obras de arte
Ocultar la profesión real, esconder pinturas en la maleta y pagar sobornos en la aduana han sido mecanismos frecuentes para evitar la compleja y cara burocracia
Entre 2011 y 2015, las exportaciones mundiales de arte crecieron un 48% mientras las argentinas iban en dirección contraria, con una caída del 77%. Convencido de que las complejas trabas burocráticas para sacar obras del país son uno de los factores que contribuyen a la baja circulación de arte argentino por el mundo, el Gobierno de Mauricio Macri ha simplificado los trámites.
Años atrás, el artista argentino Milo Lockett iba a salir del país con obras suyas para montar una exposición en Uruguay cuando un funcionario de la aduana le pidió uno de los cuadros como pago para agilizar el trámite. Se negó y las pinturas tardaron 20 días más de lo previsto en cruzar la frontera. Su colega Silvio Fischbein vendió una obra a una coleccionista chilena, pero el día que la compradora regresaba a su casa lo llamó desde el aeropuerto de Ezeiza. "Te la dejo en consigna porque no me dejan sacarla del país", le explicó. Tuvo que ir a buscarla y devolverle el dinero. Artistas jóvenes del interior denuncian que el coste de viajar hasta la capital para legalizar la exportación, pagar a un despachante de aduanas y trasladar las obras hasta destino es tan alto que a menudo no les sale a cuenta participar en exposiciones en el exterior.
"¿Quién va a venir a comprar arte a Argentina si es imposible sacarlo?", se pregunta Lockett
Para el ministro de Cultura argentino, Pablo Avelluto, sacar obras argentinas fuera del país "es una tarea kafkiana" que, al requerir un esfuerzo tan grande, "abre la puerta a la corrupción" y "a mecanismos como esconder la obra para evitar la burocracia". El Gobierno de Mauricio Macri ha simplificado las reglas para la exportación, que deberían entrar en vigor en cuestión de semanas, una vez se ratifique el decreto presidencial. Los trámites se podrán hacer online y tendrán validez por un año. Se suprime así el paso más engorroso: tener que ir en persona y con las obras a Buenos Aires -aunque el punto de partida sea cualquier otro del país- para que un funcionario del aeropuerto de Ezeiza, con horario de lunes a viernes hasta las seis de la tarde, revise el material y dé su aprobación 72 horas antes del viaje.
El martes, en la presentación pública del nuevo sistema, Avelluto subrayó que facilitar la circulación de obra supone también contribuir a una mayor visualización e interés internacional por el arte argentino, actualmente por detrás del mexicano, brasileño y colombiano en valores de mercado.
A contracorriente
"El mercado de arte contemporáneo no ha parado de crecer, el argentino de decrecer. No es lo único, pero algo de esta maraña burocrática debe haber", dice Avelluto a EL PAÍS. Según datos del Ministerio de Cultura, entre 2011 y 2015 las exportaciones mundiales de arte pasaron de 16.646 millones de dólares a 24.719 millones, un aumento del 48%. En el mismo periodo, las exportaciones argentinas disminuyeron de 5,623 millones de dólares a 1,270 millones, una caída del 77%. Argentina, uno de los países más cerrados del mundo, se replegó aún más durante esos años, en los que el kirchnerismo impuso severas restricciones cambiarias y comerciales.
"Hablamos de las obras en dólares y durante años no se podían comprar dólares, ¿cómo vas a cotizar en dólares si no los puedes comprar?", dice Lockett al recordar la prohibición de compra de divisas que rigió en los últimos años del gobierno de Cristina Fernández. "¿Quién va a venir a comprar arte a Argentina si es imposible sacarlo?", agrega, al recordar ventas frustradas a extranjeros de obras de gran tamaño por la dificultad para llevarlos a su país.
"Ahora vamos a empezar a ver carreras de artistas argentinos fuera. Hasta ahora era imposible", dice este artista plástico nacido en El Chaco, una provincia del norte argentino. Lockett explica que en vez de viajar con sus cuadros, él los pinta en los países extranjeros donde trabaja, pero entonces los problemas no los tiene a la ida sino a la vuelta. "En Uruguay tengo más de 200 cuadros y hoy, para traerlos, tengo que hacer una importación. Es ridículo, ¿cómo no voy a poder circular con mi trabajo? ¡Que se queden ahí!", se desespera.
"El artista no debería viajar con temor, como si en su valija llevara una bomba", señala Herrera
Carlos Herrera destaca que el nuevo sistema de exportación supone un cambio significativo: los artistas podrán viajar diciendo que son artistas. "Nos presentábamos como escenógrafos, decoradores, diseñadores gráficos. Porque decir 'soy artista' implica que con cada dibujo o pintura de tu valija tienes cuestionamientos y problemas", dice por teléfono este artista rosarino, premio arteBA-Petrobras en 2011. Herrera admite que es una práctica habitual viajar con obras propias sin declarar "porque la mayoría de los artistas contemporáneos jóvenes no tiene un valor de mercado muy elevado y a veces el costo del traslado con una empresa privada que asegura el paso por la aduana es más caro que la obra".
Herrera trabaja ahora con la galería Ruth Benzacar, una de las más prestigiosas de Argentina, lo que le permite viajar con todos los papeles en regla, pero se alegra de que se empiecen a dar pasos para que los artistas emergentes no deban recurrir a prácticas ilegales. Recuerda que una vez, años atrás, logró convencer al funcionario de la aduana argentina de que el cráneo hecho en resina que llevaba en la maleta formaba parte de una escenografía, pero al llegar a Bogotá se vio rodeado de policías. "Fue un caos, un gran problema. Se preguntaban: ¿Qué hace un argentino intentando entrar un cráneo a Colombia?"
"Creo que el régimen simplificado va a resolver el problema de exportar obras legalmente desde Argentina y lo valoro, pero espero que sea el inicio para las resolución de todos los problemas que tenemos para resolver", advierte Silvio Fischbein, secretario general de la Asociación de Artistas Visuales de la República Argentina. Entre ellos enumera problemas impositivos, de cobertura médica y la falta de incentivos para impulsar el crecimiento del mercado de arte argentino, mucho más pequeño que el de otros grandes países del continente.
Herrera cree que la medida contribuirá a la "internacionalización del arte argentino", aunque sea un proceso lento, y ayudará a que los artistas que empiezan puedan exponer en otros países. "El artista que sale con sus obras está trasladando algo que le pertenece. No debería viajar con temor, como si en su valija llevara una bomba", concluye.
Babelia
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