Matt Damon: papel minúsculo, polémica gigante sobre el acoso en Hollywood
El actor recibe críticas por sus declaraciones respecto a los abusos sexuales, durante la promoción de 'Una vida a lo grande', donde acaba miniaturizado
En su última película, Matt Damon se vuelve minúsculo: una máquina lo reduce a un tamaño de unos 12 centímetros, tanto que pasaría inadvertido en cualquier lugar. A saber si estos días el actor lo añora, ya que le sucede justo lo contrario: anda en el centro de todos los focos. Durante la promoción de Una vida a lo grande —que se estrena este viernes en España y del que adelantamos una secuencia—, ha generado una polémica enorme. Nada que ver con su trabajo fílmico o su primera colaboración con el director Alexander Payne. En tiempos de #MeToo y ataque frontal al acoso sexual y los abusos en Hollywood, Damon (Cambridge, 1970) ha ofrecido varias declaraciones que han recibido una tormenta de críticas. Y, también, algún apoyo.
La caja de Pandora se abrió en ABC News: “Creo que hay un abanico de comportamientos. Existe una diferencia, ya sabes, entre tocarle el culo a alguien y una violación o abusar de un niño, ¿no? Todos tendrían que ser afrontados y erradicados sin duda, pero no habría que mezclarlos”. El actor continuó explicando que ciertas actuaciones merecen la cárcel, mientras que otras solo son “vergonzosas y brutas”: "Vivimos en esta cultura del escándalo, que tendremos que corregir para poder decir: 'Espera un momento. Ninguno de nosotros es perfecto'". Poco después, a Business Insider, Damon agregó: “Estamos en un momento decisivo, y es genial. Pero creo que una de las cosas de las que no se está hablando es que hay un gran número de hombres —la mayoría de la gente con la que he trabajado— que no hacen estas cosas y cuyas vidas no se van a ver afectadas”.
El efecto mariposa de la era Twitter desató decenas de reacciones inmediatas, sobre todo en contra. Minnie Driver, que colaboró con el actor en El indomable Will Hunting y mantuvo una relación con él, respondió: “No se pueden jerarquizar los abusos. Y no le dices a una mujer que su dolor, ya que un tío solo le ha enseñado su pene, no es tan grande como el de una que ha sido violada [en alusión al cómico Louis C. K., del que Damon dijo que ya ha pagado un precio suficiente]”. Y Alyssa Milano, una de las primeras en atreverse a denunciar públicamente los abusos del todopoderoso productor Harvey Weinstein, lanzó varios tuits referidos al actor. “No estamos indignadas porque alguien nos toqueteó el culo en una foto. Estamos escandalizadas porque nos hicieron sentir que esto era algo normal. Hay diferentes etapas en un cáncer. Algunas son más tratables que otras. Sigue siendo un cáncer”, escribió. Mientras, el estreno de Una vida a lo grande ya no importaba. De hecho, varios usuarios aprovecharon para bromear sobre lo desesperados que estarían los publicistas del actor y del filme. Y otros le pidieron a Damon que se callara.
El ojo del huracán, en realidad, no es un lugar inédito para Damon. En 2015, cuando el debate sobre los Oscar se centraba en la falta de inclusión, aseguró: "Cuando estamos hablando de la diversidad lo haces en el casting de la película, no en el equipo que realiza la serie". Y eso que presume de ser una estrella atípica de Hollywood, anodina y nada luminosa, que prefiere la sombra a los titulares. Sostiene que lleva una vida tan normal como su aspecto, por el que a menudo los cineastas le escogen. “Los paparazis ni pierden el tiempo conmigo”, contaba hace un año a este diario.
Lo cierto es que Payne declaró en el pasado festival de Venecia, inaugurado por Una vida a lo grande, que Damon es el único actor famoso de su generación “que puede meterse en cualquier papel”. No por nada está considerado el intérprete más rentable de Hollywood. De hecho, estos días se le ve en las salas a la vez como el padre asesino de Suburbicón, de George Clooney, y como el normalísimo Paul Safranek, protagonista de Una vida a lo grande. El hombre acepta ser empequeñecido junto con su mujer para disminuir su consumo diario, ganar una vida más privilegiada y, de paso, salvar al medioambiente. Algo, cómo no, se tuerce.
El fantasma De Niro
Matt Damon sostiene que le resulta fácil llevar una vida normal y que no le paran tanto por la calle. "Aunque el mejor en pasar inadvertido es De Niro", añade de repente. ¿Cómo? "Cuando rodábamos Infiltrados, Scorsese me contó que un director francés quedó para cenar con él en Nueva York y le pidió que también invitara a De Niro". Al parecer, organizaron una velada "preciosa", en un restaurante "genial". "Tras una hora y media, el cineasta le preguntó a Marty: '¿Cuándo crees que va a venir tu amigo De Niro?'. Y él: '¡Pero si está sentado a tu lado!'. Y me lo creo: cuando trabajé con él en El buen pastor, llegaba al rodaje y podía ser un fantasma. Tiene la mayor capacidad de observación que haya visto nunca, por su capacidad de desaparecer. Seria una espia increíble".
“Ha sido el mayor papel pequeño que haya tenido nunca. Me encantaba la idea de que, al miniaturizarnos, también lo hicieran nuestros problemas”, relataba Damon en un encuentro con periodistas en el festival de Venecia, celebrado en septiembre, semanas antes de que el escándalo de los abusos en Hollywood se hiciera público. Payne y él se habían conocido 15 años antes, en un encuentro entre varios profesionales del cine. A la sazón, Damon había aprovechado para dejarle claro al cineasta: “Me encantaría colaborar contigo”.
El director de Entre copas y Nebraska se pasó años tratando de sacar adelante su primera incursión en la ciencia-ficción. Y, cuando el actor Paul Giamatti se cayó del proyecto, se acordó de aquella charla fugaz. El problema era que Payne le necesitaba para ser un tipo cualquiera. Y, justo antes, Damon tenía en agenda interpretar lo contrario: el musculadísimo espía Jason Bourne.
“Me escribía por mensajes: ‘Espero que estés comiendo crema de malvaviscos”, se ríe el actor. “Lo que me gusta de tí es que no pareces una estrella del cine”, recuerda que también le dijo el director. Y él mismo se alegra de ello. “Hay divos del cine tan bellos que es difícil aceptarlos en el papel de una persona normal. Tienen que trabajar mucho contra su aspecto; si es versátil, en cambio, puedes llevarlo hacia muchas direcciones”, asevera Damon.
"Es muy fácil trabajar para Alexander. El dia sigue su curso, nadie entra en pánico, nadie levanta la voz, y eso no es tan habitual. Recuerdo que, en un rodaje de Clint Eastwood, un asistente personal pegó un grito. Él se le acercó y le dijo: 'No lo hagas. No hace falta mucho para poner nerviosos a todos", agrega el actor. Tan encaminado estaba el rodaje de Una vida a lo grande que apenas había espacio para la improvisación: "Alexander es muy particular sobre lo que quiere. Trabaja en un guion durante tres años, así que es casi más como hacer una obra teatral, respetas cada coma". Para saltárselas, Damon esperó a la promoción.
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