La política se cuela en el festival Eñe

Se intentó, pero la realidad es tozuda. En los murmullos de la gente, en los corrillos de los escritores, en la cola que a las seis de la tarde doblaba un par de veces la esquina del Círculo de Bellas Artes, la política lograba atravesar el paraguas que intentaba crear la Cultura. "Es un día complejo, con un punto desolador", comenzó diciendo el periodista y escritos Antonio Lucas, director literario de la novena edición del festival Eñe. “Pero vamos a intentar levantarlo desde la cultura".

“Somos gentes que no huyen del extravío, que queremos encontrarnos”, leyó Lucas en su manifiesto, recordando que el Eñe invita a “catalanes, murcianos y extremeños por igual, porque queremos ser punto de encuentro”. "La Cultura no es de una ciudad ni de un país, es de todos", apostilló antes de recordar que la literatura es el mejor remedio "contra el fanatismo y la estupidez" y dar paso al fin de semana central de la novena edición del certamen.

"Cuando pensaron que podríamos tener una conversación, no pensaron que podría ser hoy. Y yo que quería hablar del procés de hacer novelas..." comenzó diciéndole el periodista de EL PAÍS Jesús Ruiz Mantilla a Javier Cercas en una charla, en el teatro Fernando de Rojas, en la que lo político sepultó a lo literario. "Es muy triste y muy raro", le dijo el autor de Soldados de Salamina al ganador del premio Formentor por Hotel Transición. Cercas, que en Anatomía de un instante indagó en la intentona golpista del 23-F, recordó que “lo único que se aprende de la experiencia es que no aprendemos nada de la experiencia”, dijo citando a Bernard Shaw. “La historia siempre se repite. De modos distintos, pero se repite”, explicó el extremeño, residente en Barcelona, comparando el panorama actual con la política de los años 30 del siglo pasado. Cercas, que llegó a Cataluña con cuatro años, recordó su infancia (que tocó en El monarca de las sombras), y la primera frase en catalán que aprendió: "Me gusta mucho caminar por aquí". Cosa que ahora pone en duda.

La charla inaugural, a cargo de Javier Marías, Arturo Pérez-Reverte y Agustín Díaz Yanes, abrió un panorama caleidoscópico y solapado adrede. Una noche frenética, con 13 actos que se juntaron en menos de cuatro horas, desde poesía, a pensamiento, el teatro, pasando por el periodismo. Un horario encorsetado que hizo que a las 19.15, los autores Yolanda Castaño, Jordi Doce y Miriam Reyes estuvieran hablando de poesía en el salón de baile, y que un cuarto de hora después empezara una charla sobre pensamiento entre Santiago Alba Rico y Marcos Díez en la sala Valle-Inclán. La política también se coló en la ponencia Para una nueva conversación española, en la que Juan Cruz moderó a Eduardo Madina, Monserrat Domínguez y José María Lassalle.

“La amistad es más trágica que el amor”, abrió, citando a Wilde, Javier Marías. La amistad fue la piedra angular de la charla en la que tres grandes de la cultura española actual abrieron la veda del festival Eñe: el director Agustín Díaz Yanes, Arturo Pérez-Reverte y el propio Marías (que por primera vez acudían al festival). Moderados por el periodista Jacinto Antón hablaron de literatura y cine, de la belleza de las actrices (y los actores), y de lo políticamente correcto “y la represión, así hay que decirlo, que acarrea”, apostilló Marías. “Con eso solo se puede lidiar ignorándolo”, respondió Pérez-Reverte. “Una cosa es la realidad, otra lo verosimil”, explicó Díaz Yanes, que ya adaptó el Alatriste de Reverte y ahora adapta su relato Oro. Los tres celebraron su amistad (la de Marías y Yanes se remonta a la lucha clandestina en sus tiempos de universidad, la amistad mutua con Pérez-Reverte dura ya más de 20 años) frente a un abarrotado teatro Fernando de Rojas.

Un festival cuyas actividades, repartidas por varios puntos de Madrid, comenzaron el pasado lunes, pero que tiene en los encuentros de este fin de semana en el Círculo su piedra angular. Encuentros, charlas y ponencias que en esta novena edición se han abierto el público de forma gratuita, con la vocación de superar los más de 8.500 visitantes que el festival recibió el año pasado, cuando lo dirigió la escritora Marta Sanz. Un festival que entre ayer y hoy reunirá a más de 100 autores en una treintena de actividades. Aunque fuera caiga la que está cayendo.