El viaje de François Ozon a la trangresión erótica
El director francés vuelve al ‘thriller’ con ‘El amante doble’
Terraza de lujo en un hotel de lujo en Cannes. Y en ese ambiente, en ese festival, François Ozon (París, 1967) se mueve como pez en el agua. Atildado, chispeante, amante de la esgrima verbal, acabada la entrevista asoma un ápice de inseguridad en el director francés: “¿Qué crees que pensará Pedro Almodóvar de la película?”. El periodista no tiene la respuesta, pero El amante doble, el thriller de Ozon que se estrena en España el próximo viernes, no apareció en el palmarés del jurado que presidía el cineasta español.
Otro director español inspiró en parte El amante doble, adaptación libre de un relato de Joyce Carol Oates publicado con el seudónimo de Rosamond Smith. Si Brian De Palma sirve como referencia de este thriller erótico, Luis Buñuel aparece desde la primera secuencia —que rememora el corte de ojo de El perro andaluz— como la luz que ilumina la trama. “Quería que desde los primeros instantes de la película el espectador tuviese muy claro cómo es visualmente el filme, que entramos en el cuerpo de alguien”. ¿Qué le parece El perro andaluz? “Me encanta desde niño. Me obsesioné con ella. Visité una exposición sobre surrealismo de crío y vi ese filme una decena de veces”. ¿Y qué opina de Buñuel? “Definitivamente, ha marcado mi carrera. Sobre todo, cuando he hablado de realidad hecha sueño o de sueños hechos realidad. Él transgredió las fronteras entre realidad e imaginación, planteándonos preguntas sobre si lo que vemos es cierto. Siento que su influencia crece en mi obra en los últimos años, y eso me divierte”.
Amor de transferencia
El amante doble se centra en una chica —Marine Vacth, la actriz que Ozon descubrió en Joven y bonita— que inicia una relación con su psicoterapeuta (Jérémie Renier). Cuando ambos se mudan a vivir juntos, la joven destapa un secreto de su pareja con el que se obsesiona: su hermano gemelo. Ahí Ozon se lanza: canibalismo entre embriones humanos, detritus moral en las relaciones sentimentales... “Investigué mucho en el mundo de los gemelos, y leí sobre lo de los embriones que se comen a otros durante el embarazo. Me sorprendió tanto que decidí incluirlo en la trama, porque habla de nuestro lado más monstruoso. Es fascinante que la naturaleza y el hombre sean más horrendos de lo que imaginamos en el arte. Y luego me llaman a mí retorcido...”.
En El amante doble, Ozon disfruta de ese carrusel de psicoterapias y momentos surrealistas. “Insisto en que investigué mucho en la preparación. Y encontré material sobre esos enamoramientos entre psiquiatras y pacientes, en lo que se llama amor de transferencia”. Ahora bien, ¿se lo creerá el público? “Me gusta que películas como la mía, o Elle, por poner otro ejemplo, estén explorando retos narrativos. Puede que sea algo que esté en el aire, pero, sinceramente, no he reflexionado mucho en ello. En fin, el género es un envoltorio, lo importante es lo contado, y de ahí nace la experimentación”. Con todo, reconoce: "Me gusta jugar con el espectador, que este lo sepa, y que lo acepte por el bien del resultado final".
Antes de acabar, quiere dejar algo claro: “Para mí no hay tabúes. Fíjate cómo cada uno tenemos valoraciones distintas de cada secuencia de la película. A veces atisbo humor en lo que otros ven chocante. Es de hipócritas, porque si no, no tendrían tanto éxito ciertos temas en Internet”.
Babelia
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