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La vuelta al cine de la diva ecuatoriana que triunfó en el París de los 60

El documental 'Mi tía Toty' propone reflexionar sobre el paso del tiempo, el olvido, la soledad

Toty Rodríguez, en una imagen de archivo.
Toty Rodríguez, en una imagen de archivo.

La idea inicial fue documentar todas las facetas de su tía, María Rosa Rodríguez, una actriz que forjó su fama en el París de los años 60 y que sigue sobre las tablas. En los apuntes iniciales de León Felipe Troya, el director del filme y sobrino de la protagonista, dice que quiso registrar todo: la etapa francesa, su militancia de izquierda, sus campañas feministas, y el otoño de la actriz que se aferra a su oficio. Pero tras siete años de grabación resolvió contar también las peripecias que pasó en su intento de desnudar a su tía Toty, como se la conoce popularmente. Troya cuenta que poco a poco se fue "metiendo en el cuadro". Todo empezó en la visita que hacen a París, cuando la caña del boom no llegó a tiempo y tuvieron que improvisar. La colocación del micrófono corbatero es una de las escenas hilarantes del filme.

La historia de vida de Toty, que se estrena este 18 de agosto en las salas comerciales, propone reflexionar sobre el paso del tiempo, el olvido, la soledad. Lejos de ser una hagiografía, es un relato honesto de esta exreina de belleza que abandonó el brillo de París y volvió a Ecuador para trabajar por la igualdad de la mujer en Ecuador, y que, como todos, está envejeciendo y lidiando con sus demonios.

Las imágenes del pasado de la actriz incluyen algunas escenas de Le Grand Restaurant, de Louis de Funes, donde actúa la ecuatoriana, y una serie de entrevistas que ella misma grabó en los años 80 para demostrar el aporte de la mujer a la sociedad ecuatoriana. Los registros de su presente, sin embargo, son menos glamurosos y se ve a una mujer madura que lucha por mantenerse vigente.

"Cazar a Toty cruda", como dice el director, fue una tarea muy difícil. Según Troya su tía "siempre actuaba como en un escenario" y para romper esto recurrió a las conversaciones telefónicas que hilan buena parte del documental. Aquí la diva desaparece y queda la mujer de carne y hueso con la que muchos se pueden identificar.

Mi tía Toty es el primer trabajo de largo aliento de Troya, su filmografía incluye algunos cortos de ficción que hizo luego de estudiar cine en Praga en los años 90. Luego hizo un parón por su vida familiar, pero se mantuvo cercano al cine a través de colegas y llegó a actuar en alguna producción. Hacer un documental para el cineasta fue "un gusto adquirido, como el sushi" y se queda la característica de "lo orgánico" que ofrece este tipo de cine. "Todo va pasando y se va encuadrando en el tiempo", dice.

El montaje de la pieza fue clave y tomó ocho meses de trabajo intenso con la editora, Carla Valencia, que tomó el proyecto de forma fría y cirujana, y redujo las más de 100 horas de grabación a 86 minutos. Confirmando así la regla de que el cine de lo real se hace en la sala de montaje y no durante el rodaje.

La película tuvo su estreno mundial en el festival de documentales de Ecuador (el Encuentro del Otro Cine) en 2016 y su estreno internacional fue en abril pasado, en la 19 edición del Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente (Bafici). Para Troya ha sido un recorrido importante, ahora queda por ver cómo se recibe la cinta en las salas comerciales. Ayuda mucho, sin duda, que el personaje retratado sea muy conocido y que de alguna manera vuelva al cine, pero para protagonizar su propia vida.

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