La pantalla pequeña
En Cannes se armó un escándalo al presentarse a concurso un par de películas que nunca se verían en salas comerciales
En el último festival de Cannes se armó un escándalo al presentarse a concurso un par de películas que nunca se verían en salas comerciales de Francia sino sólo en plataformas de pago, Netflix en este caso. Hubo protestas, especialmente por parte de los exhibidores franceses que no entendían se promocionaran en un festival de cine películas no destinadas a la gran pantalla, incluso por parte del presidente del jurado, Pedro Almodóvar, que dijo no premiaría una película que no estuviera hecha para el cine. Finalmente hasta la dirección del festival prometió que no volverá a ocurrir nada semejante en los años siguientes.
No llegará la sangre al río, ya lo veremos. Para empezar la crítica habló muy bien de ambas películas, y una de ellas, Okja, del coreano Bong Joon-ho, que puede ya verse en la plataforma de pago, no decepciona, sino al contrario: su originalidad va en paralelo a la forma en que ha sido lanzada la película y el sentido del humor que derrocha dentro de la amargura de su historia sobre el mal trato a los animales justifica cualquier posible exceso. Y aún queda por llegarnos The Meyerowitz Stories, la otra película de la polémica, que también fue bien recibida por la mayoría de los críticos, y que veremos en su momento plácidamente en casa. Los festivales de cine pueden dejar de ser obligatoriamente presenciales porque la experiencia de Cannes se va extendiendo y Okja se ha visto ya igualmente en los festivales de Nueva York, Sydney, Edimburgo… y los que te rondaré.
Ahora el festival de San Sebastián ha anunciado para su próxima edición de septiembre la presentación de alguna que otra película Netflix como es Fe de etarras, de Borja Gobeaga, que ya triunfó en este festival fuera de concurso con la comedia Negociador. También ha anunciado la proyección de los primeros capítulos de series de televisión producidas por Movistar que hace con ellas su entrada oficial en el mercado con producción propia —La peste, de Alberto Rodríguez, que fue premiado aquí por La isla mínima y El hombre de las mil caras, y también La zona, de Jorge y Alberto Sánchez Cabezudo, premiados en los Ondas por la excelente Crematorio, que se dará a conocer durante el próximo festival de Sitges…— Desde luego son de antemano propuestas apetecibles… Si Cannes dio el campanazo de salida, San Sebastián y Sitges rematan abriendo su abanico a las series televisivas. Es probable que en esta ocasión no se arme ninguna protesta. Los festivales van cambiando su espíritu, su fisonomía y hasta de público. Veremos qué sucede.
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