“La historia de El Inca Valero es la historia de América Latina”

El director venezolano Ignacio Castillo Cottin todavía tiene la esperanza de que El Inca se pueda ver en su país. La película basada en la vida del boxeador Edwin El Inca Valero ha sido censurada dos veces. En diciembre pasado no alcanzó a estar más de cinco días en cartelera cuando un tribunal ordenó retirarla. En mayo esa determinación fue revocada y aunque parecía que Castillo había ganado la pelea, una decisión de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela volvió a sacarla del cine. "Esa medida viola la Constitución. Es la primera vez que quitan una película de las salas", reprocha el director, que por ahora encuentra en Colombia el camino más cercano para presentar su trabajo. El Inca se verá en tres funciones del festival de cine IndieBo, del 13 al 23 de julio en Bogotá. 

“Estar ahí es una buena oportunidad. Queremos llegar a las salas de cine”, dice. La película de Castillo fue retirada tras un proceso interpuesto por la mamá y los dos hermanos de Valero. Ellos argumentan que contiene "escenas dantescas" que podrían perjudicar a los dos hijos del boxeador. "La historia de El Inca Valero es la historia de América Latina”, asegura el director. La película es un relato de violencia doméstica, de frustraciones, de adicciones y obsesiones. Valero se suicidó en la cárcel dos días después de asesinar a su esposa. "Hubo un sentimiento de culpa generalizado de todos los que creíamos que Valero iba a superar sus problemas personales e iba a continuar su carrera profesional invicta y llena de récords”, ha dicho el director para referirse a sus motivaciones para contar esa historia.

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 Sobre la relación del boxeador con el chavismo, Castillo se remite a lo que plasmó en su trabajo. “Chávez conectó muy bien en su discurso con personas como Valero, que de alguna forma encontraban identidad al decir que eran chavistas". Aunque El Inca era un ídolo en su país, rápidamente dejó de existir para los venezolanos. “Era un personaje admirado, pero después de ese final nadie quiso hablar de él, fue como si se quisiera enterrar su historia”, asegura el director. Su película genera una conversación sobre la violencia, una reflexión sobre lo que somos. Jennifer Vieira, asesinada por el boxeador, es la representación de los casos de violencia de género y feminicidio que se cuentan tristemente todos los días en la región.

Castillo Cottin habla de Venezuela desde la voz de un director que sigue creyendo que a pesar de la crisis que vive el país es posible hacer cine. Reconoce que no es fácil porque la asistencia a las salas no es constante y la inseguridad para rodar en exteriores complica el trabajo. Para hacer El Inca cuenta que tuvieron que pedir ayuda de la gente de los barrios en donde grabaron para que los colectivos los dejaran filmar. El venezolano no descarta hacer más adelante una película de eso que están viviendo, del momento que le tocó de su país en el que hoy pelea para que la historia de El Inca no se olvide. En palabras del director "la vida del boxeador merece ser contada a través de sus ojos".