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Cuando el E3 fue episodio de ‘Twin Peaks’

Devolver digital, la compañía 'indie' por antonomasia, se ríe del lado frívolo de la feria con una farsa surrealista

"Las prácticas inmorales del negocio del mañana hechas hoy". Era un aviso. El que lanzó Devolver Digital, el enfant terrible de las compañías del videojuego, la punta de lanza de su vanguardia artística sin perder de vista el negocio. Como Tarantino, Devolver gusta de polemizar para venderse. Y ayer, durante su conferencia para el E3, la feria más grande del videojuego, dio su coup de grace al lado más frívolo y mainstream de la historia.

En solo 15 minutos, en lugar de la extenuante e hiperbólica maratón en la que se embarcan las grandes compañías de este medio, se bastó para reírse de todos los tópicos e hipérboles huecas de este show. La cosa arrancó con ese lema que citamos, "Las prácticas inmorales del negocio del mañana hechas hoy". Siguiente imagen, un público que aplaude adormecido, como autómatas y una mujer que emerge a los focos. Una tal Nina Struthers, jefa de sinergia de Devolver. Por supuesto, un cargo inventado.

Póster del videojuego andaluz para Devolver 'Crossing souls'.
Póster del videojuego andaluz para Devolver 'Crossing souls'.

Los aplausos arrecian. Struthers pide si pueden dejarla hablar. Llega a decir: "Vamos, que sois periodistas profesionales". Se cansa, saca un (evidentemente) Revolver y pega unos cuantos tiros al aire. Y la gente se sigue riendo, como si tal cosa. Vuelve a cargarlo y dispara. Risas. Al final, harta, lo tira al suelo. Un mimo vestido de verde y con las bolitas que sirven para capturar el movimiento humano y trasladarlo a un videojuego aparece en el escenario como si tal cosa, recoge el revólver y se va.

Lynch en estado puro para reírse de la industria y a la vez reflexionar sobre sus aspectos más cuestionables. La retórica de lo hipérbole (cuenta, lector, cuántas veces se repite la palabra histórico en cada conferencia). La condición excesivamente entusiasta de la prensa asistente, bordeando lo fan. Y la emulación, muchas veces desafortunada, del modelo Steve Jobs. El CEO que se sube a enardecer a las masas con datos tecnológicos y exclusivas multimillonarias. Dio en la diana Devolver con su revólver y volvió a marcar, nítida, la línea de sangre sobre la arena que divide a la industria más mainstream y al lado indie del píxel.

Fue descacharrante ese momento en el que Struthers se arrancó a definir cómo iban a asombrar con su conferencia: "We are bringing you to the very edge of your seats with the very best of what videogames very have to offer. Very. And I am very, very proud". Intraducible ese juego reiterativo de la palabra very. Mágico y malvado a un tiempo.

Imagen del videojuego 'Ruiner' publicado por Devolver Digital.
Imagen del videojuego 'Ruiner' publicado por Devolver Digital.

Y de ahí al primero de los dos juegos anunciados, sin solución de transición. El primero, Ruiner, ciberpunk a lo Blade runner. Una explosión constante de violencia bajo los neones de una ciudad futura en la que se desarrollará una trama en la que el jugador deberá rescatar a su hermano. Lleva el sello total de Devolver este título desarrollado por el estudio Reikon Games y que sueña con un porvenir de pesadilla en el 2091.

Milo Lowrie subió tras el anuncio de Ruiner al escenario, identificado como encargado de investigación, desarrollo y más investigación. Su labor, el escarnio de la estrategia de usura de las grandes compañías. Lowrie presentó un sistema de pago conocido como: Devolver digital screen pay. Pidió un voluntario entre el público, le dio un fajo de billetes y le dijo que los lanzara a la pantalla. Los billetes entraban en el monitor y se transformaban en un juego, por unos pocos instantes. Por supuesto, cada billete absorbido se sumaba a la cuenta corriente de Devolver. Al final, el voluntario desatado acaba con la mano seccionada por su ludopatía.

Hubo más locura. Un sistema de venta anticipada que vende al consumidor los videojuegos cuando solo son ideas en la cabeza de los diseñadores. Suda 51, una de las estrellas del desarrollo nipón, improvisando un monólogo del desconcierto. Y un sistema para que los comentarios furiosos de los fans sobre lo que quieren de su juego provoquen la actualización espontánea de las obras.

Entremedias del delirio, Devolver aprovechó para mostrar fogonazos de juegos futuros durante el apoteósico final del video, entre ellos el andaluz Crossing souls que reinterpreta, con irreverencia, las coordenadas de los Goonies en un Stranger things a la española. Pero lo importante fue el golpe en la mesa y la capacidad de reírse con acidez del lado más ridículo de esta industria de 100.000 millones de dólares. Lynch, si le diera a esto del joystick, les daría su bendición.

1UP, la sección de videojuegos de EL PAÍS, ha realizado la cobertura del E3 invitado por Nintendo España.

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