Una vida familiar ficticia
La comedia chilena 'Vida de familia', dirigida por Alicia Scherson y Cristian Jiménez, llega a los cines de Estados Unidos
La construcción de una familia, su concepto, cómo funciona y cómo era tenía una sola respuesta hasta hace unas décadas. Para la directora chilena Alicia Scherson, 42 años, esa idea es una cosa generacional, algo que para la época de sus padres era de una manera y para ella y su producción es ahora una pregunta abierta. Ese cuestionamiento latente fue la piedra fundamental para la creación de Vida de familia, un filme que trata de dilucidar en tono cómico las ventajas y horrores que puede conllevar la vida familiar.
Después de su estreno comercial en Chile en enero, la película continúa su recorrido este 9 de junio en Chicago, en su premiere para Estados Unidos. El largometraje codirigido por Cristián Jiménez está basado en el relato del mismo nombre del chileno Alejandro Zambra, que forma parte del libro de cuentos Mis documentos (Anagrama, 2013). Zambra coescribió el guion. “Para nuestros padres una familia era de una sola manera y si no estabas en eso eras un outsider, un excéntrico. El relato de Alejandro no ofrece ninguna solución simple, sino que se instala en esa duda, en esa contradicción de las ventajas y horrores de la vida familiar y sus modelos”, dice Scherson.
Vida de familia se centra en el personaje de Martín (Jorge Becker), un hombre de 40 años decepcionado de la vida. A él le encargan cuidar por unos meses la casa familiar y el gato de un primo lejano llamado Bruno (Cristián Carvajal) mientras este viaja a Francia junto a su esposa (Blanca Lewin) y su hija. Martín se inventa una nueva vida en esta casa. Para conquistar a Pachi (Gabriela Arancibia), una vecina del barrio, dice que la vivienda es suya y que en ella habitaba con su familia hasta que su esposa lo abandonó, llevándose a su pequeña. “En el fondo, Martín es hechizado por el espacio familiar. Nos gustaba pensar en él como alguien que entra después de la función a un escenario vacío, pero todavía está la utilería, los vestuarios, y de alguna manera se pone a interpretar ese papel”, agrega Scherson.
Martín desprecia de inicio todo lo que representa la vida familiar. A medida que se va introduciendo en las mentiras que va construyendo, tiene que empezar a dar explicaciones sobre su mundo ficticio -como por qué su esposa no deja ver a su hija o por qué se quedó con la casa y no su expareja-. A la vez, debe lidiar con hilarantes situaciones reales, como la desaparición del gato y las sospechas de la ama de llaves.
Cine desde la amistad
La directora encuentra en Vida de familia, como hizo en sus trabajos anteriores, el gusto por alborotar la visa común de sus personajes. “Es un momento rico para la acción y donde me interesa instalarme. Es un momento en que la cotidianeidad se quiebra, hay una grieta y los personajes quedan entregados a sus esencias e instintos, yo creo que este relato cumple con la misma lógica”, agrega Scherson.
La película estuvo en la pasada edición del festival de Sundance, entre las 12 seleccionadas de la sección World Cinema Dramatic. Ser elegida entre 13.000 cintas participantes fue una gran satisfacción para la producción y una “experiencia muy positiva”. Los codirectores del filme ya habían colaborado antes en la escritura del primer largo de Jiménez, Ilusiones ópticas (2009), por lo que no fue difícil encontrar una metodología cómoda de trabajo y gustos similares en su nuevo trabajo. “Fue un desafío hacer una película con una escala de producción más pequeña, entre amigos, con un equipo pequeño, con tiempo pequeño, lo cual nos puso ciertas limitaciones, pero también nos dio una libertad en cuanto a las posibilidades de hacer cine desde la amistad y desde una perspectiva horizontal, menos tediosa”, precisa la codirectora.
Otro gran reto para Scherson, y que de algún modo tuvo un paralelismo con la historia, fue filmar la película casi enteramente en su casa. La directora explica que casi durante todo el rodaje la familia de la ficción se apoderó de su vivienda. Acababa de tener a su hija y su vida de familia empezaba para ella. Con una pequeña de nueve meses, se dio modos para llevar el trabajo a casa y torcerle la mano al desafío de combinar la maternidad con una carrera de dirección cinematográfica, lo cual no fue “nada fácil”. “Creo que fue muy interesante hacer una estrategia para funcionar como artista-madre, que es una cosa de la que se habla poco, porque claro, la mayoría de los cineastas son hombres”, finaliza Scherson.
Babelia
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