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Martin Scorsese, al rescate del cine clásico mundial

Un ciclo patrocinado por el cineasta presenta obras maestras polacas

Gregorio Belinchón
Ewa Krzyzewska y Zbigniew Cybulski, en un fotograma de 'Cenizas y diamantes', de Andrzej Wajda.
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Dice la leyenda que en los años ochenta, cuando no existía Internet ni comunicación digital (sí, eso ocurría), el estadounidense Martin Scorsese y el francés Bertrand Tavernier, directores de cine, íntimos amigos, estudiosos y tan cinéfilos como cinéfagos, se enviaban películas en VHS en los vuelos París-Nueva York. En realidad, la leyenda dice que aprovechaban el Concorde, pero eso entraría en la categoría de mito.

“La cultura no existe sin espiritualidad”

A Krzysztof Zanussi (Varsovia, 1939) aún se le corta la respiración cuando recuerda a su mejor amigo, el fallecido Krzysztof Kieslowski. "Su muerte fue una gran pérdida. Y eso que, como directores de orquestas sinfónicas, siempre trabajamos en paralelo y nunca juntos". Ambos formaron parte de la Escuela Polaca, admirada por Scorsese y protagonista de su ciclo de cine restaurado. "En este último medio siglo lo más importante ocurrido es el cambio de contexto. Durante el comunismo no se veía casi cine extranjero, no existía para nosotros el Hollywood comercial. Algo parecido a lo que ocurre en el Irán actual. Hoy hay un enorme ruido en la comunicación de masas en todo el mundo, y necesitas un apellido tan fuerte como Scorsese para que la gente se interese". En su impecable castellano, habla de la libertad "como un instrumento, no como un valor absoluto", error que confunde a la gente, "que no entiende que la libertad es un medio, no el fin en sí"; y de su amistad con Karol Wojtyla antes de que se convirtiera en Juan Pablo II, lo que no le impide renegar del filme que hizo sobre su vida ("Fue una obligación patriótica, las biografías deben de ser críticas para no caer en la hagiografía, y no pude"). Del actual papa Francisco asegura: "Usa un lenguaje original, propio, y que muchos medios de comunicación aún no entienden. Es un pontífice pastor y no tanto filósofo o teólogo. Me parece muy positiva su autenticidad".

No se considera "ultracrítico" con el actual gobierno de su país: "No me gustaba el anterior, pero este hizo promesas que no ha cumplido". Zanussi siempre rodó desde su catolicismo, y por ello alaba películas como Silencio, de Scorsese: "Más allá del hecho religioso, la cultura no existe sin espiritualidad, la sociedad no puede sobrevivir sin trascendencia". A cambio, tiene palabras contradictorias para Ken Loach: "Es puro y honesto, aunque creo que es más dinosaurio que yo. Porque responde a un discurso marxista viejo. Gran sensibilidad por el hombre, pero…".

Desde hace décadas dirige el poderoso estudio Tor (“Me cuesta solucionar mis conflictos interiores entre el productor y el director, algo que ya me pasaba cuando era guionista y director, y pensaba en qué idiota había escrito eso”, confiesa riendo), y sí, sabe que vivió una edad de oro del cine europeo: "Hoy nadie cuenta cosas sutiles como Truffaut, Bergman o Fellini, no se habla de los sentimientos delicados. Ha triunfado el cine democrático para un espectador primitivo". ¿Todo esto no le frustra? "Bueno, es que la frustración es una constante en mi vida. Cuando fui joven el idealismo acalló algo aquel sentimiento. La Escuela Polaca fue una incoherencia natural del sistema comunista, que financió a artistas imprevisibles e indisciplinados".

Zanussi se define como gran defensor de la Unión Europa. "Hemos estado siglos en permanente conflicto, y ahora convivimos en pos de un bien común. Lo que me inquieta es cómo las grandes multinacionales se imponen a esos esfuerzos, apoyando, como reafirma Donald Trump, el imperio de la avaricia. El nacionalismo nace del miedo, y así de paso logramos que Coca-Cola tenga más poder que todos los países europeos juntos".

Lo que sí es cierto es que la pasión de Scorsese por el cine no conoce límites: todo lo ha visto y todo lo conoce. De ahí que en 1990 creara The Film Foundation, organización para preservar y exhibir cine clásico, la más importante del mundo en esa labor. Desde su creación, ya han restaurado más de 750 películas, además de dar charlas y proyecciones a estudiantes.

Su labor no se circunscribe al cine estadounidense y europeo occidental. La división World Cinema Project, de The Film Foundation, lleva restaurados 28 títulos procedentes de África, Asia, Europa del Este, Centro y Sudamérica, Asia y Oriente Medio: se pueden alquilar en su web para proyecciones por todo el mundo. Su última iniciativa, crear African Film Heritage Project junto a la federación de cineastas africanos: ya hay seleccionadas 50 películas con las que empezarán a trabajar.

Puertas y patrocinios

Todo, bajo el paraguas de Scorsese, lo que abre muchas puertas y logra un montón de patrocinios. Y eso fue lo que pasó a inicios de diciembre de 2011, cuando el neoyorquino viajó a Polonia a recibir el doctorado honoris causa de la Escuela Nacional de Cine de Lódz, cuna de la hornada de grandes directores polacos de los cincuenta y sesenta, agrupados bajo la denominación de Escuela Polaca o el cine de la inquietud moral: Jerzy Skolimowski, Roman Polanski, Krzysztof Kieslowski, Krzysztof Zanussi, Andrzej Wajda o Andrzej Munk. Fue una explosión de talento que aún hoy asombra a Scorsese. De ahí que el cineasta fuera encantado a Lódz, invitado por Wajda. Y allí se reunió con Jedrzej Sablinski, experto en digitalización cinematográfica de la empresa Kino RP, que estaba realizando esa labor de forma privada. En aquel momento ya llevaban 70 filmes restaurados —hoy han sobrepasado los 120— y de esos, Scorsese escogió 21 (después añadió tres más) que bajo su amparo se estrenaron en el Lincoln Center en Nueva York en 2014, y tras su éxito viajaron a varios países angloparlantes.

Ayer en la Academia de Cine, Sablinski y Zanussi, como restaurador y homenajeado, introdujeron Martin Scorsese presenta: obras maestras del cine polaco, que se verá en Madrid, Córdoba, Barcelona, Oviedo y Valencia. “Tuvimos mucha suerte con que Scorsese apoyara nuestra iniciativa”, cuenta Sablinski, que en España estará representada por nueve obras maestras como Cenizas y diamantes y La tierra prometida, de Wajda; El azar y No matarás, de Kieslowski, o Constans, de Zanussi. Como dice Scorsese en el vídeo de presentación, “son películas comprometidas socialmente, con una responsabilidad poética”. Y continúa: “Cada filme encarna lo que Wajda ha llamado ‘la descarada libertad creativa en el cine’. Son películas [...] cuya complejidad hace que las descubramos una y otra vez. Sus historias me afectaron profundamente”.

Sablisnki confiesa que la primera película que restauraron en 2007, The Hourglass Sanatorium (1973) de Wojciech J. Has, tuvo ocho espectadores en su estreno. “Con Scorsese todo cambió. Es un sello que significa mucho”. Como apuntaba el ex director de la Seminci Fernando Lara en el acto, “ojalá hubiera algo así en el cine español, patrocinado o no por Scorsese”.

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Sobre la firma

Gregorio Belinchón
Es redactor de la sección de Cultura, especializado en cine. En el diario trabajó antes en Babelia, El Espectador y Tentaciones. Empezó en radios locales de Madrid, y ha colaborado en diversas publicaciones cinematográficas como Cinemanía o Academia. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster en Relaciones Internacionales.

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