Un paseo por 150 años de historia
El Arqueológico Nacional cumple hoy siglo y medio de existencia. El real decreto que creó el centro originó la red de museos públicos españoles
No había luz. Las monedas más valiosas, sobre todo las de oro, se seleccionaron bajo los focos de unas linternas. Funcionarios del Gobierno de la República se personaron en el Museo Arqueológico Nacional (MAN) el 4 de noviembre de 1936 para llevarse parte de sus tesoros, pero al conservador del gabinete numismático, Felipe Mateu y Llopis, no le pareció una buena idea, pensaba que allí estarían a buen recaudo. La falta de iluminación le ayudó a usar diversas triquiñuelas para esconder algunas monedas y para hacer que confundieran la plata con el oro. Aún así, tuvo que vivir el horror de ver cómo muchas fueron volcadas en distintos sacos, incluso en las gorras de los guardias. Al mezclarse perdieron su identificación individual. Dos cajas salieron del MAN, junto con los bienes de la Biblioteca Nacional y del Museo del Prado, hacia Valencia, siguiendo al Gobierno republicano. La de las monedas nunca regresó. Doce días después, a las 19,40 del 16 de noviembre de 1936, 25 bombas incendiarias cayeron sobre el edificio de la Biblioteca y del Arqueológico. El museo estaba a punto de cumplir siete décadas y, sin duda, el desastre de la guerra ha sido uno de los hitos de sus 150 años de historia. Pero no el único.
Este lunes se cumple siglo y medio desde que la reina Isabel II firmara el Real Decreto de creación del MAN, el 20 de marzo de 1867. Una ley de gran trascendencia en la historia de la museología española, ya que no solo afectó a la creación de esta institución, es el germen de la red de museos públicos. El último artículo de esa norma añadía que para "atender" a todos estos centros se crearía una sección de anticuarios, dentro del cuerpo de archiveros y bibliotecarios del Estado que ya existía. Es el origen de los conservadores de museos que hoy los "atienden". En 1901, pasarán a llamarse arqueólogos, y es que el término arqueológico no era tan común como lo es actualmente. Era una modernez. De hecho, el real decreto habla de crear un museo central de antigüedades que tenga lo mejor del patrimonio y extender esa red de museos locales a cada pueblo o ciudad con bienes importantes. Así, se van constituyendo los museos provinciales sin mucho orden ni concierto. Andrés Carretero, director del MAN desde 2010 y conservador de museos desde hace más de 30 años, hace hincapié en algo que no es un pequeño detalle: "El que se promoviera la creación, no quiere decir que se les dotara económicamente". De esos polvos, estos lodos.
Hacia el futuro
Que el MAN tenga estatus de organismo autónomo, del que gozan la Biblioteca Nacional y el Museo del Prado, empieza a ser más que necesario. Es un museo que gestiona medio millón de visitantes anuales y 1.250.000 piezas (el Prado no llega a las 25.000). El Partido Popular incluyó esta medida en su programa electoral y el ministro de Cultura, Íñigo Méndez de Vigo, se ha mostrado favorable a trabajar por esta nueva condición. Al director del MAN, Andrés Carretero, le consta que así se está haciendo en una fase muy previa y espera conseguir en esta legislatura el decreto inicial. Es un plan a largo plazo, hay que condicionar administrativamente a la institución y establecer los mecanismos de control.
"Esa gestión autónoma es vital", dice el director, "para el patrocinio de actividades, para participar en proyectos de investigación", añade. El imposibilitar esto es faltar a las funciones básicas de los museos: investigación, conservación, documentación y difusión.
Pero no solo entre polvo y barro vive el patrimonio arqueológico. Piedras más o menos preciosas, vidrio, metales más o menos nobles, aleaciones, madera, fibras textiles, materiales orgánicos... han construido la historia de la humanidad y el MAN hace un buen repaso de ella. Recorrer el museo es pasear por la historia, sobre todo la española, con piezas que no tienen parangón en otros museos de más relevancia internacional. En el Británico no se puede encontrar la colección de damas ibéricas del Arqueológico de Madrid, con la de Elche como joya de la corona; ni las coronas con joyas —sin metáfora que valga— del tesoro visigodo de Guarrazar.
El Arqueológico ha logrado ser doblemente histórico y eso se debe tanto a sus fondos como a las vicisitudes por las que ha pasado en sus 150 años. Él mismo es un reflejo de la arqueología española, y los que la ejercen se encuentran más en bibliotecas, universidades y museos que buscando arcas perdidas, látigo en ristre, a lo Indiana Jones. El real decreto de 1867, con la creación del cuerpo de anticuarios, proporcionó una unidad de trabajo. Por primera vez se normalizan las funciones de los departamentos de los museos y se habla de la redacción de fichas de inventario. Se crean unas pautas para que se trabaje de la misma manera en el MAN, o en el arqueológico de Tarragona o Córdoba, por ejemplo. A siglo y medio de distancia con el sistema de documentación y gestión museográfica (DOMUS) que se utiliza hoy, pero en el fondo, los mismos mimbres.
No todo van a ser similitudes, solo hay que echar un vistazo a una de las primeras imágenes que se conserva del personal de museo: unos cuantos hombres con sus chisteras, levitas oscuras y bigotes del siglo XIX frente a la mayoría de mujeres que trabajan hoy en el MAN (la paradoja de las siglas). Mayoría también son las jefas de los distintos departamentos. La legislación en cuanto al patrimonio ha seguido el curso del siglo XX, con hitos que coinciden con fechas históricas en otras materias. Así, los sesenta fueron una revolución. En 1968 se crea el Patronato Nacional de Museos que era un organismo que reunía a todos los museos dotándoles de agilidad en la gestión ya que ya no dependía cada uno de su Ayuntamiento o Diputación. Pero eso quedó revertido en los ochenta con la transferencia de competencias en materia de arqueología y de museos a las Comunidades Autónomas. Ese es el estado actual, por tanto lo que se encuentra en las diversas excavaciones va al museo de la región donde esté situado el yacimiento.
Las celebraciones del sesquicentenario quieren ser una conmemoración conjunta. Para ello esta semana tendrá lugar un congreso sobre la historia de la arqueología; en otoño se inaugurará El poder del pasado. 150 años de arqueología en España, donde se expondrán las mejores piezas del patrimonio arqueológico español, procedentes de 63 museos, entre otras: el Tesoro del Carambolo, del Museo Arqueológico de Sevilla. También se tiene prevista una publicación única que reunirá la historia de todos los museos arqueológicos del país, y que quedará como referencia quién sabe si para otro siglo y medio más.
Los edificios: 150 años en seis fechas clave
21 de abril de 1866, la reina Isabel II coloca la primera piedra del que sería el Palacio de Biblioteca y Museos Nacionales, actual edificio de la Biblioteca Nacional y del Arqueológico, cuyas fachadas dan al madrileño Paseo de Recoletos y a la calle de Serrano, respectivamente.
20 de marzo de 1867. Real Decreto fundacional del MAN, del cuerpo de anticuarios y de la red pública de museos de antigüedades.
9 de julio de 1871. Inauguración en el Casino de la Reina (junto a la actual glorieta de Embajadores).
5 de julio 1895. Apertura de las sede actual del museo, aunque el personal y las colecciones se habían trasladado dos años antes.
De 1936 a 1951 (Guerra Civil y posguerra). El edificio protegió los fondos del propio museo como los de la iglesia de San Francisco el Grande, entre otros. Después de la contienda no se pudieron abrir todas las instalaciones hasta 1951. Mientras, se realizó una selección de las piezas más importantes y se expusieron en lo que se conoció como el museo breve.
1 de abril de 2014. Reapertura tras seis años de reforma del interior del inmueble para adaptarse a las necesidades museológicas actuales. El montaje, que databa de la década de los setenta, se había quedado obsoleto para el siglo XXI. El museo solo estuvo totalmente cerrado los dos últimos años de obras.
Babelia
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