El cine en Guadalajara prefiere los puentes a los muros

La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca ha convertido casi toda expresión artística en México en un vehículo de la política. La relación de Estados Unidos con su vecino del sur se ha tensado. Pero México se ha convertido también en una importante plataforma de rechazo a las políticas del presidente republicano. Ese parece ser el espíritu que marca la edición 32 del Festival Internacional de Cine en Guadalajara, que comienza hoy en la capital del estado de Jalisco.

Jim Sheridan, el veterano realizador irlandés, impartirá este sábado en la Cátedra Cortázar una conferencia magistral. En ella hablará sobre la responsabilidad que los cineastas tienen frente a Trump. El director de Mi pie izquierdo y En el nombre del padre exhibirá 11th hour, coproducida por la Universidad de Guadalajara. El cortometraje, protagonizado por Salma Hayek, cuenta la historia de un matrimonio que administra un bar en Nueva York la noche del 11 de septiembre de 2001. La idea del relato llegó a la mente de Sheridan después de oír una y otra vez las ideas que Trump repitió en la campaña el año pasado. “Sheridan es una persona comprometida y esta es su forma de manifestarse en contra de la intolerancia y xenofobia”, asegura Iván Trujillo, director del FICG.

A Sheridan se unirá también Willem Dafoe, el reputado actor estadounidense que también visitó el festival de Morelia el otoño pasado. Dafoe hablará de cómo ha logrado construir una trayectoria que combina grandes producciones de Hollywood con pequeñas cintas independientes como Opus Zero, una película de bajo presupuesto que está rodando en México.

El FICG, uno de los festivales más antiguos del país, exhibirá 21 películas mexicanas. La cifra subraya el buen momento que tiene la producción nacional. Entre las cintas que aspiran al Premio Mezcal (reservado a largometrajes nacionales) se encuentran Sueño en otro idioma y La libertad del diablo. Ambas han comenzado a hacer ruido en los festivales internacionales. La primera ganó el premio del público en la categoría World Cinema de Sundance mientras que la segunda asombró a los alemanes durante la Berlinale con un duro relato de la guerra contra el narcotráfico. A estas promesas se suman veteranos como José Buil con Los crímenes de Mar del norte, un filme noir sobre Goyo Cárdenas, el primer asesino serial del país, y Tesoros, de María Novaro, una directora que consiguió renombre internacional en la década de los noventa con Danzón y que vuelve a Guadalajara con una película para niños. El festival también presentará cuatro óperas primas: Verónica (Carlos Algara y Alejandro Martínez), Mientras se espera (Paola Villanueva), Ayúdame a pasar la noche (José Ramón Chávez) y Los años azules (Sofía Gómez).

Otras 18 producciones de ficción conforman la competencia iberoamericana. Los tapatíos que asistan al FICG podrán ver cintas de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Cuba, España, Perú, República Dominicana y Uruguay. Entre las cartas fuertes se halla El ciudadano ilustre, la película argentina que destacó en la Mostra de Venecia y El Bar, de Álex de la Iglesia. Iván Trujillo, el director del FICG, destaca en esta categoría El futuro perfecto, una “película alemana hecha con muy poco dinero en Argentina” que cosechó estupendas críticas en Locarno.

Alemania será el país invitado de honor a la fiesta de Guadalajara. El festival arranca esta noche con la gala de Tschick, de Fatih Akin, un cineasta alemán de origen turco que ha retratado la migración en su obra. Volker Schlöndorff, el destacado cineasta alemán que se atrevió a adaptar al cine al Nobel Günter Grass, presentará Regreso a Montauk, escrita por el irlandés Colm Tóibín. Una delegación de cincuenta cineastas alemanes compartirá con los iberoamericanos sus experiencias en el coloquio Puentes cinematográficos entre Iberoamérica y Alemania. Guadalajara, como México, prefiere los puentes a los muros.