Cine popular, siglo XXI
A estas alturas parece imposible que la comedia comercial española se aleje de lo que se supone que gusta a todo el mundo,
ES POR TU BIEN
Dirección: Carlos Therón.
Intérpretes: José Coronado, Javier Cámara, Roberto Álamo, Pilar Castro, Carmen Ruiz.
Género: comedia. España, 2017.
Duración: 95 minutos.
El extendido concepto del cuñadismo, asentando en el imaginario colectivo español en menos de un lustro, ha evolucionado tanto que últimamente incluso se dice que hacer chistes de cuñados es de cuñados. Comprensible para toda la sociedad española, el estereotipo deja de tener su gracia cuando, como la esencia del personaje, se acude siempre al cliché. De ahí la peligrosidad de una comedia como Es por tu bien, comedia sobre el fenómeno, protagonizada por tres cuñados, en el sentido literal y familiar de la palabra, que además se comportan como mandan los cánones, y el lugar común, del cuñadismo.
A estas alturas parece imposible que la comedia comercial española se aleje de lo estrictamente popular, de lo que se supone que gusta a todo el mundo, sin que apenas roce lo verdaderamente molesto y crítico. Los éxitos recientes han dado la razón a la estrategia y ahí poco más se puede decir, salvo que Es por tu bien, de Carlos Therón, está un par de palmos por encima de algunos recientes y espantosos taquillazos españoles. Al menos en la puesta en escena, que no inventa nada, pero que huye de esa imagen televisiva plana y liviana, de andar por casa, con una dirección y un montaje influido por la comedia juvenil americana.
Con la misma esencia de la reciente película francesa Dios mío, ¿pero qué hemos hecho?, lo que no es un buen dato, con padres obsesionados por tener los mejores yernos para sus hijas, Es por tu bien arranca mal, con chistes de barra de Twitter mil veces oídos, y tópicas frases sobre perroflautas, fachas y Venezuela. Pero remonta gracias a un guion, de Manuel Burque y Josep Gatell, en el que las situaciones, más que los diálogos, tienen cierta gracia. Eso sí, nunca molesta porque quiere demasiado a su presumible público (todos y cada uno de los españoles), y a sus personajes. Y eso está bien, pero no se puede tener todo. O eres Pedro Lazaga, o eres Berlanga, pero ambos es imposible. Y han decidido que quieren ser Lazaga.
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