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Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Adán y Eva en el hiper

La compañía compostelana Chévere emociona con ‘Eroski Paraíso’, comedia documental sobre la metamorfosis de la sociedad gallega durante la democracia

Javier Vallejo
Escena de la obra.
Escena de la obra.Redenasa

EROSKI PARAÍSO

Autores y Producción: Grupo Chévere. Dramaturgia y dirección: Xesús Ron. Actores:

Patricia de

Lorenzo,

Miguel de

Lira, Cristina Iglesias, Fidel Vázquez y Ricardo Lacámara

.

Vigo. Auditorio Municipal, 17 y 18 de febrero.

Hasta O Paraíso, edén de las orquestas de baile y esporádica agrosucursal de la movida viguesa, se bajaba por una carretera de montaña, esquivando caballos enla niebla. Cupidohizo allí de las suyas, al ritmo que marcaban Nova Palma y Siniestro Total. Amores como el de Eva y Toño, fructificaron a los nueve meses. Veinticinco años después, el edificio de la sala de fiestas ha sido ocupado por un elíseo de la distribución de alimentos procesados, donde Eva trabaja de reponedora. Álex, su hija, que acaba de terminar un máster de cine en Barcelona, vuelve a Muros para rodar con sus padres, divorciados, un documental sobre lo que va de ayer a hoy.

Eroski Paraíso, creación colectiva de Chévere, como El cartógrafo, de Mayorga, es un espectáculo sobre el rastro dejado por ciertos sitios singulares desaparecidos y el deseo de dar fe de lo que allí aconteció. Como en Citizen, su opera magna, donde la compañía compostelana diseccionó la irresistible ascensión del empresario Amancio Ortega, dueño de Zara y paisano suyo, Chévere tiene en este caso la virtud de hablarnos en zapatillas de asuntos que sus intérpretes conocen de primera mano. A través de lo particular, nos dan cuenta de procesos universales.

Patricia deLorenzo yMiguel deLira, dirigidos con mano invisible por Xesús Ron, encarnan orgánicamente a la pareja que se interpreta a sí misma durante el rodaje al que asistimos, orquestado por su hija Álex (Cristina Iglesias, muy sugestiva en su papel de realizadora incipiente del Novo Cinema Galego).Completan el reparto Ricardo Lacámara – sensacional y sin atisbo de teatralidad su composición del abuelo desposeído por el alzéhimer–, y Fidel Vázquez, técnico de luz y sonido de la función e intérprete también del cámara del documental en ciernes.

Porque todos ellos se mueven como Pedro por su casa, el espectáculo pronto despierta entre el público una suerte de comunión o de empatía colectiva, que en teatro se da raras veces. Tan satisfecho se sintió el respetable, que el medio aforo de una función dominical pareció al cabo entusiasta aforo completo. Entre otras muchas decisiones certeras, Ron ha tomado la de no proyectar imágenes: la película embrionaria transcurre en la mente y el corazón del espectador.

Eroski Paraíso tiene por delante una bonita y merecida gira nacional. Por cierto, ¿cómo es que la sala Max Aub del Matadero Madrid, donde se exhibió, está este mes vacía, cuando hay tantas producciones atractivas llamando a su puerta?

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Sobre la firma

Javier Vallejo
Crítico teatral de EL PAÍS. Escribió sobre artes escénicas en Tentaciones y EP3. Antes fue redactor de 'El Independiente' y 'El Público', donde ejerció la crítica teatral. Es licenciado en Psicología, en Interpretación por la RESAD y premio Paco Rabal de Periodismo Cultural. Ha comisariado para La Casa Encendida el ciclo ‘Mujeres a Pie de Guerra’.

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