Budapest lleva al Thyssen los grandes tesoros de sus colecciones
El Bellas Artes y la Galería Nacional, cerrados por obras, prestan 90 obras para celebrar los 25 años de la fundación madrileña
El Museo de Bellas Artes de Budapest y la Galería Nacional de Hungría suman más de 100.000 obras y entre tantos tesoros se encuentra la que está considerada como la mejor colección de pintura española en el extranjero. Cuadros de Velázquez, Goya, Zurbarán o Murillo estarán ahora en el Museo Thyssen de Madrid junto a otros de Leonardo da Vinci, Durero, Rubens, Cézanne o Manet. En total, 90 obras de las escuelas italiana, alemana, flamenca y española que por primera vez se muestran conjuntamente en España junto a relevantes artistas húngaros.
La exposición, que servirá para celebrar el 25 cumpleaños del museo madrileño, estará abierta desde el 18 de febrero al 28 de mayo y será inaugurada el viernes por el presidente húngaro, János Áder, y los reyes de España, Felipe y Letizia.
Los dos museos húngaros están reformándose y mientras duren las obras parte de sus colecciones viajarán por diferentes museos del mundo; esa es la razón de que pasen por España. La selección que ahora podrá verse en Madrid es un resumen de las piezas más esenciales de las gigantescas colecciones húngaras. Tamás Végvári, subdirector del proyecto de transformación museística explicó durante un reciente encuentro con periodistas españoles en Budapest que fueron varios los museos interesados en alojar esta versión de la colección. Según Tamás Végvári, los máximos responsables del museo del Prado (Miguel Zugaza, Gabriele Fianaldi y Miguel Falomir) visitaron Budapest hace más de un año interesados en la exposición, pero a causa de las fechas no llegaron a un acuerdo. “Nuestra vinculación viene de antiguo con el Museo Thyssen por los orígenes del barón y porque antes de que la comprara España, en 1985, 47 obras de su colección estuvieron expuestas en nuestro museo”.
Tanto Tamás Végvári como Guillermo Solana, director artístico del Thyssen coinciden en asegurar que en la negociación no ha habido ninguna transacción económica. “Les hemos financiado la restauración de diez obras y nos comprometemos a ser generosos para las exposiciones futuras que ellos programen”, asegura Solana.
Creado en 1896, coincidiendo con la celebración del milenario de la fundación de Hungría, el Museo de Bellas Artes arrastra una historia de guerras e invasiones frente a las que ha conseguido sobrevivir sin heridas mortales. Su riqueza en arte español se debe, fundamentalmente, al gusto de unos de sus mayores mecenas, la familia Esterházy.
La exposición está dividida en siete apartados ordenados de manera cronológica por Guillermo Solana y Mar Borobia, jefa de Conservación de pintura antigua del Thyssen. Arranca con el Renacimiento en el norte de Europa y en el sur. Una escultura atribuida a Leonardo y tres dibujos cuelgan junto a una de las obras más relevantes de la colección: Salomé con la cabeza de san Juan Bautista, de Lucas Cranach, el Viejo, pintada hacia 1526-1530. Otra de las piezas más señeras es La Virgen con el niño y San Juanito, una tabla pintada por Rafael hacia 1508. En este grupo está incluida La Magdalena de El Greco, por los orígenes venecianos del artista y por la fuerte influencia que en esta obra se percibe de Tiziano, según precisa Mar Borobio.
La exposición sigue con el Barroco en Flandes y Holanda con una sala protagonizada por obras de gran formato de Peter Paul Rubens y Anton van Dyck. Del barroco en Italia y en España se exhiben obras de Annibale Carracci junto a Alonso Cano y Velázquez.
En el espacio dedicado al siglo XVIII europeo están los venecianos Sebastiano Ricci y Giambattista Tiepolo junto a las sorprendentes esculturas Franz Xaver Messerschmidt, tres bustos de una serie de 54 en los que se habla de trastornos mentales o extrañas personalidades. Junto a todo ello, destaca una pared donde cuelgan tres goyas. Uno es el precioso retrato de Manuela Camas y de las Heras, esposa de Cea Bermúdez realizado en 1793.
La penúltima parada es una sala monográfica dedicada a la nueva imagen de la mujer, con obras de Manet o Kokoschka. La muestra acaba con la modernidad: de Pissarro a Bortnyik, donde se representa lo que ha sido el arte internacional desde el siglo XIX hasta la Primera Guerra Mundial.
Liget, un costoso y contestado barrio de museos
El préstamo de las 90 obras que ahora se pueden ver en el Thyssen procedentes del Museo de Bellas Artes de Budapest y de la Galería Nacional de Hungría ha sido posible por el reajuste museístico que vive la capital húngara, un costoso proyecto de 1.000 millones de euros que se levantará sobre el parque Liget y que agrupará los museos de Bellas Artes, Transportes y Etnología, la Casa de la Música y el Centro de Restauración y depósitos. Las obras comenzaron en 2015 y se estima que acabarán en 2022. Tamás Végvári, subdirector del proyecto Liget explica que la financiación parte exclusivamente del gobierno del conservador Viktor Orbán, sin ayudas europeas ni de empresas privadas.
Piensan en proyectos similares de Berlín o Viena y, sobre todo, en atraer turistas de toda Europa que no se desplacen exclusivamente a consumir el alcohol más barato de la Unión, sino a degustar Cultura.
El emplazamiento en el que se levantará el colosal complejo es un hermoso y céntrico parque municipal de 100 hectáreas, unas diez veces superior en extensión al madrileño parque del Retiro. “Critican por ignorancia”, asegura Tamás Végvári, “porque de los 6.000 árboles importantes que tenemos, sólo se tocarán 200, que serán trasladados y sustituidos 800 nuevos, tal como nos obliga la ley.
Babelia
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