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Los cineastas portugueses, a la greña por el reparto de las ayudas públicas

Una parte de la industria desea que el Gobierno no intervenga en los jurados que aprueban los proyectos

El actor y director portugués Miguel Gomes en un fotograma de 'Las mil y una noches'.
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El cine portugués se ha enzarzado en un cruce de opiniones y comunicados a causa del reparto de las ayudas públicas y privadas. Parte de la industria desea que el Gobierno no intervenga en el nombramiento de los jurados que aprueban las proyectos “por ser un sistema opaco”, y otra parte cree que el actual sistema es “más plural, transparente y no discriminatorio”.

Los que quieren cambiar la ley se encuentran en el festival de Berlín. Allí han difundido su protesta, han boicoteado una cena con el secretario portugués de Cultura y han recogido decenas de firmas —entre ellas la de Pedro Almodóvar, Maren Ade, Olivier Assayas, Jacques Audiard, Aki Kaurismaki y Pablo Larraín— para una carta que será entregada al presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa.

La carta berlinesa habla del “milagro” de la alta visibilidad de la cinematografía portuguesa en los festivales en relación a los escasos filmes producidos, “incuestionablemente debido al mérito de los realizadores, técnicos, actores y productores portugueses”.

Pero los firmantes denuncian que, desde 2013, (cuando gobernaba el centro-derecha) en los jurados que dan las ayudas, además de cineastas, hay músicos, arquitectos, escritores y profesores universitarios. Sobre todo, critican que en los jurados haya representantes de los operadores de cable y de las televisiones, "que evalúan proyectos financiados por el ICA, fomentando un claro conflicto de intereses".

Ahora, con Gobierno socialista, hay en marcha un cambio de la legislación de las ayudas. Los firmantes quieren que el Gobierno no tenga ninguna influencia en la elección de los jurados, que todo sea obra del Instituto de Cine y Audiovisual (ICA); de momento su tesis no triunfa y por eso advierten que el Gobierno socialista, “secuestrado por la presión de la televisión y los operadores del cable, está preparando un nuevo decreto-ley que perpetúe y aumente el problema, poniendo en peligro la existencia del cine que ha distinguido a Portugal internacionalmente”.

El director de la trilogía Las mil y una noches, Miguel Gomes, también cree que el actual sistema actual es “absurdo y opaco”.

Pero no todo el gremio opina igual. Para la responsable de Ukbar Filmes, Pandora da Cunha Telles, el sistema es transparente y nada discriminatorio. "Sería muy importante que dejásemos de discutir jurados y pasáramos a discutir estrategias para el cine portugués", ha declarado.

En una década, la popularidad del cine portugués ha caído bruscamente en su país. El pasado año, solo el 2,1% del público portugués asistió a una película de su nacionalidad, frente al 16,3% de 2006. La huida del espectador portugués de su propio cine también se da en las televisiones, que se niegan a emitir la mayoría de esas películas, aunque hayan pagado los derechos, por la nula audiencia que tienen.

Gran parte de las ayudas al cine no procede de las arcas públicas —como señalan los firmantes de la carta— sino que llega de las operadoras telefónicas y de las televisiones generalistas, que pagan un porcentaje de su publicidad o de su facturación; por eso la industria de la televisión quiere mantener alguna representación —siempre minoritaria— en los jurados que van a decidir las ayudas a los proyectos.

“El cine no tiene una única vía; hay muchos cines, hay muchos gustos”, señala António Ferreira, de la Asociación de Realizadores de Cine (ARCA). “¿No es lógico que queramos tener a los agentes del mercado a nuestro lado, a decidir qué apoyar? ¿O vamos a hacer películas para que se queden en un cajón y dejamos fuera a los tíos que nos ponen nuestras películas en las salas?

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