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Muere Al Jarreau, cantante de ‘jazz fusion’

Su gran éxito fue la sintonía de la serie televisiva 'Luz de luna'

Diego A. Manrique

Al Jarreau, popular vocalista de jazz, falleció a primera hora del domingo 12 de febrero, en un hospital de Los Ángeles, donde había sido internado por una pulmonía. Jarreau, de 76 años, había sufrido problemas de salud durante sus últimas giras por Europa y acababa de anunciar su retirada del directo.

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De nombre completo Alwin Lopez Jarreau, había nacido en Milwaukee (Wisconsin) en 1940. Perteneciente a una familia religiosa, que desconfiaba del mundillo del jazz, Al trabajó en terapias de rehabilitación en San Francisco. Cuando decidió dedicarse profesionalmente a la música, ya tenía cerca de treinta años. Y no daba el tipo de cantante de jazz, si existe tal cosa: tras una etapa en la cienciología, se convirtió en un cristiano discreto.

Había estudiado la obra de Lambert, Hendricks & Ross, juntos y por separado, vocalistas surgidos tras la eclosión del be-bop, que usaban imaginativamente el scat y el vocalese. Aunque amaba a Ella Fitzgerald y Anita O’Day, generacionalmente pertenecía a la oleada del soul. Simpatizaba igualmente con los instrumentistas electrificados, que estaban definiendo la nueva categoría del jazz fusion.

Ya habitual de los locales nocturnos de Los Ángeles, Warner Bros. se fijó en su talento y carisma en 1975. Su carrera despegó en 1980, cuando se emparejó con el productor y compositor Jay Graydon. Su voz cálida vino a definir la vertiente más jazzística del sonido de Los Ángeles, con grabaciones de alta gama, marcadas por el brillo de los sintetizadores. Era música que parecía pensada para ficciones cinematográficas y televisivas; de hecho, uno de sus grandes éxitos fue la sintonía de la serie Moonlightning (1985-1989), aquí conocida como Luz de luna.

Pertenecía a la categoría de artistas de qualité, esas figuras bien vistas por la industria y sus colegas. Incluso tuvo un hueco en la multitudinaria grabación del “We are the world” (1985), el himno de Michael Jackson y Lionel Ritchie. También se llevó a casa siete premios Grammy.

Un cierto cansancio estético le llevó a probar rupturas sonoras bajo la dirección de Nile Rodgers, el hombre de Chic (L is for lover, 1986) o Narada Michael Walden (Heaven and earth, 1992). Ya bien entrados los noventa, se alejó de las grabaciones y trabajó con orquestas sinfónicas. También fue una presencia regular en el circuito europeo de los festivales de jazz, donde siempre tuvo mucho tirón, como atestiguan varios discos live.

Se sintió rejuvenecido con la asimilación de técnicas vocales derivadas de la música africana y oriental. Competía afablemente con otro inclasificable cantante de jazz, Bobby McFerrin. A partir del año 2000, grabó para el sello Verve. Para esa compañía, protagonizó discos atractivos con el guitarrista George Benson o con el teclista George Duke, compañero de sus primeros tiempos en Los Ángeles. En 2004, facturó Accentuate the positive, una colección de añejos temas remozados por el productor Tommy LiPuma; cuatro años después, hizo el obligado disco de canciones navideñas.

Casado con la modelo Susan Elaine Player, tenían un hijo. Jarreau dedicaba muchas energías a la promoción de educación y la lectura entre los jóvenes.

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