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Daniel Canogar esculpe los ruidos del planeta

El artista madrileño expone su serie 'Echo' en Max Estrella

Una de las obras en la exposición 'Echo', de Daniel Canogar.
Una de las obras en la exposición 'Echo', de Daniel Canogar.

La saturación de imágenes, el cambio climático y las chatarras tecnológicas son tres asuntos esenciales en la obra de Daniel Canogar (Madrid, 1964) y a ellos vuelve en la exposición Echo que hasta el 25 de marzo se puede ver en la galería madrileña Max Estrella. Son seis peculiares pantallas escultóricas en las que ha tratado de recoger los ruidos del planeta a través de sus volcanes, temperatura, fuegos, contaminación o la intensidad de las lluvias. De sorprendente belleza y colorido, las pantallas recogen animaciones abstractas generadas por algoritmos en la estela de la obra de dos artistas esenciales para Canogar: James Turrell y Mark Rothko.

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Los brochazos de luz que se proyectan desde las pantallas-membrana creadas por el artista proceden de un mundo real cuya capacidad de generar información asusta. Y así lo muestran unas pantallas que se ondulan en un gesto de agotamiento por el bombardeo de datos personales que todos vamos volcando en la red para aprovechamiento de las grandes corporaciones. “Llevamos ordenadores colocados en la muñeca, consumimos móviles inteligentes a una velocidad inimaginable hace unos años y damos a conocer todo lo que tiene que ver con nuestra vida para uso, beneficio y manipulación de corporaciones políticas y económicas. Hay que reflexionar sobre esto y los peligros que supone. Ya no son amenazas, son realidades”. Como ejemplo habla del uso electoral de todos esos datos en elecciones como las que acaban de dar el poder a Donald Trump.

Siempre preocupado por el cambio climático y el calentamiento global, “una realidad que es imposible negar”, cada una de sus piezas está conectada a una web especializada en suministrar información sobre un tema concreto. La pieza titulada Toposphere (2017), realizada con pantalla de Leds, componentes electrónicos, estructura metálica y ordenador, muestra una animación que responde en tiempo real a los datos de contaminación aérea de Washington siguiendo el estándar de medición internacional de contaminantes. Según aumenta la suciedad del aire, el color se transforma sobre unas pantallas ondulantes y agotadas por la información. Las piezas muestran también las tripas de cada una de las máquinas en forma de cables y cintas colgando que dan fe de un uso que las ha puesto al borde de la muerte y que son un homenaje del artista a esa maquinaria obsoleta y fuera de servicio de la que con gran indiferencia se desprenden los usuarios para sustituirlas por el último modelo.

Exposición 'Echo', en la galería madrileña Max Estrella.
Exposición 'Echo', en la galería madrileña Max Estrella.EL PAÍS

Autor de piezas gigantescas en espacios públicos como el Consejo de la Unión europea en Bruselas, la fachada de Union Station en Toronto, Times Square o el aeropuerto internacional de Tampa (Florida), esta vez Canogar ha preferido formatos más pequeños. “Hace tres años que tenía en mente este proyecto de una escala más humana que todas esas piezas. Quería unas obras más próximas a las que poder mirar directamente a los ojos, sin tener que levantar la cabeza”.

Con estudio abierto en California y en Madrid, vive la era Trump con gran perplejidad. “Es impresionante ver como ha renacido el activismo social en un país como Estados Unidos. Es brutal. No conozco a nadie de mi entorno que no esté participando en las protestas. El mundo del arte, desde luego, está totalmente volcado en todo tipo de manifestaciones”.

Daniel Canogar tiene la suerte de ser uno de los pocos artistas españoles que desde hace dos décadas expone de manera habitual en los grandes circuitos internacionales y puede vivir de su trabajo. “Voy y vengo desde hace mucho, pero cada vez me gusta más vivir en una ciudad relativamente pequeña como Madrid. Puedes caminar, es una ciudad segura y muy agradable. El mercado del arte es pequeño y frágil, pero yo les diría a los jóvenes artistas españoles que tienen que tener claro que nadie les va a resolver la vida. Que todo depende de ellos exclusivamente.”

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