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Vendido por 140.000 euros un poema manuscrito de Ana Frank

Guardado por su mejor amiga del colegio, un comprador anónimo lo ha adquirido en una subasta en la ciudad holandesa de Haarlem

Isabel Ferrer
Imagen del poema.
Imagen del poema.

Un comprador anónimo ha adquirido este miércoles por 140.000 euros un poema manuscrito de Ana Frank, titular del diario más famoso del Holocausto. Subastado en la ciudad holandesa de Haarlem, el precio de salida era de 30.000 euros. La composición está dedicada a Cri-Cri, apodo de Christiane van Maarsen (1927-2006). Su hermana pequeña, Jacqueline, que hoy tiene 87 años, fue compañera de colegio y la mejor amiga de Ana. Los versos están fechados el 28 de marzo de 1942 y aparecían en el cuaderno de poesía de Christiane, un tipo de libreta muy popular donde las escolares se dejaban mutuamente recados amables. “Mi hermana arrancó esta hoja en 1970 porque no le tenía el mismo apego que siento yo por otra poesía de Ana, dirigida a mí, y que guardo. Por eso la vendo”, reza el certificado de autenticidad, firmado por Jacqueline ante notario. Autora de cuatro libros sobre aquella época, la relación entre ambas vertebra las numerosas conferencias que ha impartido dentro y fuera de Holanda. Apenas unos meses después de haber escrito las estrofas, Ana Frank se vio obligada a esconderse de los nazis junto con su familia en el anexo de una casa de los canales de Ámsterdam. Ella, su hermana, Margot, y la madre, Edith, perecieron en los campos de concentración. Solo regresó el progenitor, Otto.

Traducción aproximada del poema

Querida Cri-Cri,

Trabajaste sin cuidado,
Un tiempo precioso malgastado.
Inténtalo con ímpetu renovado,
Mejor que en el pasado.

Te criticaron los demás,
Porque diste en fallar.
Bien les responderás,
Si procuras mejorar.

El poema consta de cuatro pareados. Los dos primeros los copió Ana, que tenía entonces 12 años, de un semanario. Los otros se le atribuyen sin confirmación oficial. En conjunto, alaban la diligencia y esfuerzo en el trabajo, y la buena educación hacia los que reprueben los fallos personales. La adolescente era muy estudiosa y le parecía que Cri-Cri holgazaneaba, de ahí el tono, que tal vez molestó a la destinataria dada su reacción posterior. Concluye diciendo “para que me recuerdes, Ana Frank”, una dedicatoria típica, porque los cuadernos solían guardarse durante años.

La fecha está escrita en caracteres de imprenta, y el resto en su mejor caligrafía. Según consta en los archivos del Instituto holandés para la Documentación de la Guerra, Ana utilizó ambos tipos de letra en su diario, que pasó a limpio cuando estaba oculta pensando en publicarlo pasada la guerra. “No sabemos por qué alternaba ambas letras, pero lo hizo a menudo en todo tipo de notas”, señalan en la casa-museo de Ana Frank, en Ámsterdam. El centro no ha pujado en la subasta “porque el valor del documento es que sea manuscrito, y como tenemos otros, dado el precio de salida, hemos preferido abstenernos”, añaden sus portavoces.

El padre de Jacqueline era judío y la madre cristiana. Las niñas se conocieron en el Liceo Judío de la capital, donde fueron obligadas a inscribirse durante la ocupación nazi. Los Van Maarsen, sin embargo, consiguieron evitar la deportación. Las dos amigas estaban algo enfadadas cuando Ana tuvo que esconderse, porque Jacque, apelativo cariñoso de la amiga, quería ampliar su círculo de íntimas. Desde su refugio, Ana le escribió una carta de disculpa que solo salió a la luz con la publicación del diario.

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