‘Black Mirror’, ahora (algo) menos pesimista
Netflix estrena la tercera temporada de la distópica serie creada por Charlie Brooker
Lejos de lo que la gente pueda pensar a Charlie Brooker, el creador de Black Mirror, le fascina la tecnología. “Amamos la tecnología”, confirma su compañera desde el principio de la serie, la productora Annabel Jones. “Es sexy, es divertida, nos hace la vida más fácil”. Pero lo que les preocupa a Brooker y Jones es el impacto que ejerce sobre la sociedad porque nosotros, sus creadores, “no tenemos los recursos para usarla correctamente”, cree Brooker.
Después de dos temporadas de tres capítulos cada una, más un especial de Navidad, todo escritos y dirigidos para la televisión británica, pero que viajaron por todo el mundo, Brooker estrena la tercera temporada de seis nuevos episodios que estará disponible hoy viernes en todos los países en los que está Netflix. ¿Le ha superado a él la tecnología? “El primer día que me senté a escribir la nueva temporada entré en pánico”, reconoce. “Dios mío, qué vamos a hacer y contar en seis episodios’, pensé. Entré en pánico absoluto, pero me dije que con suerte se me ocurriría algo y así fue. Lo primero que se me ocurrió fue la historia del episodio llamado San Junipero y me salió porque me propuse seriamente hacer algo completamente distinto a lo que habíamos hecho”.
San Junipero lo es. Es una historia de amor entre dos mujeres situada en los años ochenta, no en el futuro. Y, además, en California, no en su conocida Inglaterra. “Como mucha gente dijo: ‘Ahora que Black Mirror se va a Netflix, va a ser todo muy americano’. Pensé 'que le den a esa gente', y lo situé en California. La idea surgió en parte por eso y en parte porque quería afrontar el reto de situarla en el pasado”.
“Si ha cambiado algo la nueva plataforma es que la nueva temporada quizá es más ambiciosa”, continúa Brooker. “Los capítulos son más largos, uno llega incluso a los 90 minutos. Hay más variedad. Hemos tenido, por eso, mucha más libertad para probar con distintos géneros. Y la audiencia es mucho más global”.
En seis episodios —cada uno con una historia independiente, como en anteriores entregas— le ha dado tiempo hasta a no ser tan pesimista como en otras temporadas. Se ríe al escucharlo. “Es cierto que no es tan despiadadamente pesimista. Como tenemos seis episodios, queríamos más variedad de tono para no acabar siendo predecibles”, admite. “Hay de todo, hay algunos más optimistas, y otros, digamos que son clásicos Black Mirror”, también se ríe Annabel Jones. “Pero todos cumplen la misma función: exponer el mundo en el que vivimos, poner un espejo delante de la gente para que se miren bien en él. Alguno de esos espejos quizá sea más optimista esta vez, pero siempre deja un regusto agridulce”. Si no perturbara, no sería Black Mirror, heredera por derecho propio del clásico de los sesenta The Twilight Zone (conocida en España como La dimensión desconocida).
Sin embargo, el propósito final de Brooker no es “dar lecciones a nadie”. Le importa más la historia que el mensaje que saques de cada episodio. “No nos sentamos a mirar las noticias y buscar ideas: hay una crisis de refugiados, ¿qué podemos hacer en Black Mirror sobre la crisis de refugiados? No partimos de ahí, sino de muchas conversaciones y escenarios en los que nos preguntamos ‘¿qué pasaría si…?”. Y las respuestas a esas preguntas no son siempre “tan deprimentes”. “No soy tan pesimista como la gente piensa”, dice Brooker. “Cuando no trabajo en Black Mirror, escribo comedia. Aunque es difícil no ser pesimista en este momento en el mundo”, reflexiona. “Pero, por otro lado, si todos lo somos, no haremos nada para solucionarlo. Yo intento ser optimista”. Como prueba, la nueva temporada, dice. Y se ríe.
¿Qué puntuación le das?
En un mundo de colores pastel, Lacie (Bryce Dallas Howard) es una oficinista obsesionada con mejorar su puntuación en la app que les gobierna. Para lograrlo, necesita a una influencer: su amiga del colegio (Alice Eve). Es la premisa de Nosedive, el capítulo quizá menos Black Mirror. "Una sátira social", según Brooker, que se le ocurrió hace cinco años y dejó que la desarrollaran, por primera vez, otros guionistas: Rashida Jones y Michael Schur (Parks and Recreation). Lo dirige Joe Wright (Expiación) y es el más luminoso estéticamente, pero no en su mensaje. En el resto de episodios, explora otros géneros: ciencia-ficción (Shut Up And Dance), terror (Playtest), romance (San Junipero), detectivesco (Hated in the Nation) y hasta bélico (Men Against Fire).
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