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Tentaciones
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"Me encanta que 'Black mirror' aterrorice. De eso se trata"

Hablamos con el director de la serie, Charlie Brooker, a pocos días del estreno de la tercera temporada. Nos confirma que será más ambiciosa y hasta que se ha rodado en España

Un primer ministro obligado a copular con un cerdo para salvar a la princesa del pueblo; una mujer perseguida por un encapuchado mientras los vecinos, impasibles, graban todo con sus móviles; un dibujo animado que aprovecha su popularidad para presentarse a las elecciones a presidente del gobierno… esas y muchas otras son las visiones que el guionista y productor Charlie Brooker ha plasmado en ese fenómeno televisivo llamado Black mirror. Una mezcla de terror cotidiano y pesadilla distópica que, en cada episodio, ofrece un viaje desde el presente hacia posibles y aterradores futuros. Una producción que alcanzó muy pronto el estatus de culto y en la que, a base de sarcasmo, se reflexiona sobre política, redes sociales, el capitalismo o las relaciones interpersonales. Y un artefacto ideológico detrás del cual no podía encontrarse una mente normal.

En efecto, Charlie Brooker no es un showrunner cualquiera. Marcado por las series de terror y ciencia ficción que se infiltraban en la televisión inglesa en los 70, él es capaz de retorcer el mundo en el que vivimos y devolvérnoslo ante nuestros ojos convertido en algo que nos deja una sonrisa congelada. No es la realidad, pero se parece demasiado a ella. Personalidad de la televisión británica gracias a Wipe, programa a medio camino entre el zapping y el análisis de la actualidad, subió después la apuesta en Dead set, aquella fábula sobre la televisión basura donde los concursantes de Gran hermano eran los únicos supervivientes de un estallido zombi.

«Con 13 años vi un corto español, La cabina. No podía creer que existiese algo tan enfermizo»

Pero ha sido con Black mirror cuando su reflejo viciado de la humanidad en la pantalla de un dispositivo móvil ha atemorizado a medio mundo. Gracias a él sabemos que el 1984 del siglo XXI se escribe en líneas de código y se dibuja en píxeles, que es un monstruo de espíritu analógico y forma digital. El futuro ya está aquí, y está dejando mensajes extraños en tu smartphone.

¿Cuál fue tu primer impulso para crear Black mirror?

Yo era un gran fan de series como The twilight zone, y en el Reino Unido teníamos Hammer house of horror, que eran series de TV que contaban historias muy extrañas. También la BBC solía producir y emitir este tipo de historias retorcidas, muy controvertidas y autoconclusivas, como quieras llamarlas. Era una tradición que se había perdido. En la televisión actual, obviamente, no existen porque la tendencia es emitir historias que se alargan a través de temporadas y temporadas. Eso me parece bien, pero creo que, si estrechas los márgenes de la propuesta y la simplificas, se ajusta mejor al género fantástico. El resultado se disfruta mucho más y es más chocante. La motivación principal no fue crear algo para aterrorizar a la gente con la tecnología, sino ofrecer una forma de entretenimiento que no se veía en televisión desde hacía mucho tiempo. 

En España hay una generación entera aterrorizada todavía por Hammer house of mistery and suspense, que ha alcanzado la categoría de mito porque solo se emitió una vez en TVE.

¡Ah, la emitieron allí! Tengo una bonita anécdota sobre algo que vi en televisión cuando tenía como unos trece años. Me quedé en casa un día sin ir al colegio porque estaba enfermo y la BBC emitió un cortometraje, una película española que seguro que conoces... [habla en español] La cabina

'El himno nacional', primer capítulo de la primera temporada.
'El himno nacional', primer capítulo de la primera temporada.

Sí, de Antonio Mercero. La conozco.

Es una historia de un tipo que queda atrapado en una cabina de teléfono. Aquel corto me causó mucha impresión y me dio mucho miedo. No podía creer que aquello que estaba viendo fuera tan enfermizo [ríe]. En cierto modo, quería captar y mostrar las sensaciones que me produjo aquello.

Lo curioso de La cabina es que se produjera y emitiera durante el franquismo, sin que la censura la entendiera como una fábula sobre vivir en una dictadura.

Sí [ríe]. Yo la vi de adolescente y tampoco podía entender la historia desde ese punto de vista. No podía tener ni idea de aquello o del contenido metafórico. Solo lo pude entender como una cosa… monstruosa. En todo caso, es un gran historia para hablar de un régimen como ese.

Alan Moore dijo que le parecía "previsible" el hecho de que millones de activistas en todo el mundo adoptaran la máscara de Guy Fawkes del protagonista de su V de vendetta. ¿Cómo te tomas tú que los episodios de Black Mirror parezcan predecir episodios y escándalos de la vida real?

Siempre creo que es buena publicidad para la serie [ríe]. Sí, soy consciente de que mucha gente comenta "esto es muy Black mirror" o "esto parece algo que se ha visto en Black mirror" ante algunos incidentes o escándalos. Pero yo tengo siempre dos reacciones. Una reacción personal, animal, que me hace gritar: "¡El mundo se va a la mierda y vamos a morir todos!". Y después, la reacción profesional que me dice que tengo que trabajar mucho más duro y esforzarme porque Black mirror resulte más sorprendente y retorcida que la realidad, porque el mundo suele ponerse muy raro a veces.

"La bomba atómica es algo terrible y, la tecnología, algo fantástico. Aunque haya quién lo crea, lo cierto es que no soy antitecnología"

Theresa May, la primera ministra inglesa, declaró al reunirse por primera vez con su gabinete que "brexit significaba brexit" dejando claro que había que asumir el resultado del referéndum. ¿Qué significa el brexit para ti y para el universo de Black mirror?

El brexit no forma parte del universo de Black mirror porque, la verdad, no lo vimos venir por ningún lado. Cuando hicimos el episodio de Waldo [el tercero de la segunda temporada], y abordamos el problema del populismo y el desencanto de la gente con la política, no sabíamos que esto podría ocurrir. El brexit ha sido entendido como una protesta de la gente y se le ha dado el tratamiento típico de los medios de Londres. Yo voté a favor de la permanencia, pero las motivaciones del brexit estaban en el corazón del país y, en clave de Black mirror, han sido alentadas por el crash económico y ciertos medios de comunicación. Es algo muy grave y creo que no podríamos abarcarlo en un episodio de Black mirror. No creo que vaya a inspirar ninguna de nuestras historias, es un tema que me deprime demasiado [ríe]. 

¿Crees que la ciencia ficción y los géneros literarios o fílmicos son la mejor manera de explicar o de entender el mundo actual?

Definitivamente. Muchos de los capítulos de la serie ayudan a los espectadores a entender el futuro, a saber a lo que se enfrentarán dentro de poco. Un episodio como Fifteen million merits, que es una visión sarcástica del capitalismo con la estructura y el espíritu de The twilight zone, es una forma personal de reflejar la vida diaria. Esa es mi manera de explicar hechos relevantes de la vida de todos. Definitivamente, sí.

Waldo, el muñeco que aspiraba a presentarse a Presidente del Gobierno en uno de los capítulos de la serie.
Waldo, el muñeco que aspiraba a presentarse a Presidente del Gobierno en uno de los capítulos de la serie.

¿Las redes sociales y la tecnología han sustituido a la bomba atómica en nuestras pesadillas?

No, no... la bomba atómica es algo terrible y, la tecnología, algo fantástico. Aunque haya quién lo crea, lo cierto es que no soy antitecnología. En Black mirror la tecnología nunca es el villano o el "tipo malo". Y, sobre las redes sociales, lo cierto es que tienen mucha importancia y que solo son malas si las usas mal. Hace años escribía sobre videojuegos, y me interesan mucho los gizmos y los gadgets, son de mis cosas preferidas. Lo que pasa que la tecnología y las redes sociales están muy presentes hoy en día, y son un campo muy bueno sobre el que desarrollar historias.

¿Hay alguna diferencia entre las dos anteriores temporadas de Black mirror y los nuevos episodios?

Hay doce episodios nuevos que se dividirán en dos temporadas de seis cada una. Ha sido un trabajo más intenso y más pesado, porque ha habido que escribir y rodar seis en lugar de los tres a los que estábamos acostumbrados. El tono es más intenso. Son más grandes, en cierto modo más ambiciosos y, además, hay un número más variado de géneros. Hay una historia de detectives, una de terror, una militar… Hemos aumentando la temática de la serie y ampliado el lienzo. Hemos agrandado nuestras miras. Pero no sé si hay muchas diferencias. Es curioso, porque ningún episodio por sí solo representa a la serie o al espíritu de la serie pero, en realidad, todos la representan. 

En estos nuevos episodios de la serie has trabajado con guionistas como la actriz Rashida Jones.

Sí, he coescrito uno de los episodios con ella, y es normal que trabajemos con otros guionistas para conseguir una mayor variedad de puntos de vista. Espero que nadie crea que ha sido una imposición del sistema o algo así [ríe].

"Ahora estamos rodando fuera, en lugares como España"

¿Cómo escribes y produces la serie a la vez? ¿Controlas todas la decisiones?

Yo escribo y las labores de producción las llevo a medias con Annabel Jones, que es la que se encarga del trabajo más propio de producir. Como escritor me implico en todas las decisiones que tengan que ver con el resultado final como, por ejemplo, la elección de la banda sonora. Lo hago porque, para mí, como guionista, me es mucho más fácil visualizarlo todo. Lo tienes todo en la cabeza y, por tanto, puedes ver más claro hacia dónde van todos los pasos que se están dando. El proceso creativo nunca termina y se extiende constantemente a todas las facetas de la producción. Ayuda mucho que el guionista esté implicado en el proceso, porque siempre es necesaria una voz individual. [De pronto, cambia de tema] ¿A ti te gusta Black mirror?

Sí.

¿Has visto los nuevos episodios? 

Todavía no, la verdad. Pero los anteriores me aterrorizan.

Muy bien, de eso se trata.

¿Cuál es el proceso que usas para escribir? ¿Miras telediarios y periódicos y te inspiras a partir de ahí, o creas los episodios a partir de otras fuentes?

Eh, bueno... no sé. Es verdad que lo que pasa a mi alrededor afecta a lo que escribo en algún modo, pero no es mi referencia principal. Es decir, que no veo a Donald Trump, o veo una noticia sobre la crisis de los refugiados, o la de un atentado terrorista, y me pongo a escribir un episodio de Black mirror. Pienso en una idea que me de mucho miedo, en situaciones inquietantes, y me centro en eso. Escribo en base a eso. No me inspiro en las noticias, ni en casos reales, porque, sinceramente, si ves el telediario, te fijas en un personaje como Donald Trump y se te ocurre que protagonice una historia de ficción, sabes que nadie se lo va a creer. No te ayuda mucho. Te lo cuestiones y piensas: "Esto es ridículo".

Capítulo 'Oso Blanco' de la segunda temporada de la serie.
Capítulo 'Oso Blanco' de la segunda temporada de la serie.

Los críticos suelen decir que el tono de Black mirror es surrealista, oscuro, pesimista, sarcástico… ¿Veremos un final feliz en la serie alguna vez?

Bueno, la verdad es que el tono de la próxima temporada es un poco diferente. Si los episodios siempre tienen un final triste lo cierto es que nos convertiremos en predecibles. Creo que, en el futuro, mezclaremos más. 

¿Pensaste en algún momento que Black mirror se convertiría en un éxito mundial?

Cuando comencé a escribir nunca pensé que se convertiría en un éxito, pero lo que más me ha sorprendido es que tenga esta repercusión internacional. Creo que en la primera temporada nos basamos mucho en el Reino Unido, que nos centramos mucho en crear un universo de aquí y, de pronto, la serie tiene un gran éxito y ahora estamos rodando fuera, en lugares como España. Eso siempre ha sido una sorpresa. Pero nunca puedes saber si algo va a tener éxito o no, no voy a ser tan arrogante para pensar que todo lo que hago va a tener éxito. No, no voy a ser tan arrogante, así que diré que sí, vale, que fue una sorpresa.

La 3ª temporada de Black mirror se estrena en Netflix el 21 de octubre.

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