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Herido grave Rubén Pinar en Las Ventas en una dificultosa corrida

Los toreros derrocharon entrega ante toros deslucidos de cuatro hierros diferentes

El diestro Rubén Pinar resultó herido grave en el transcurso de la corrida celebrada en Las Ventas, una tarde esfuerzos baldíos y de entrega por parte de tres toreros que se jugaron el tipo con una corrida de lo más desagradable de hasta cuatro hierros diferentes.

Con un tercio de entrada, se lidiaron cuatro toros del Conde de la Maza y dos sobreros -quinto y sexto- de El Cortijillo y Conde de Cabral, respectivamente, sustitutos, a su vez, de dos remiendos de El Risco, muy desiguales de presentación y deslucidos, a caballo entre la falta de fuerzas y raza de los dos primeros y el último, y las complicaciones y peligro de los restantes.

Rubén Pinar: dos pinchazos y media (silencio); pinchazo hondo y descabello (ovación).

Alberto Lamelas: estocada caída (ovación tras aviso); estocada baja (ovación).

Sergio Serrano, que confirmaba la alternativa: dos pinchazos, y media tendida y atravesada (silencio tras aviso); pinchazo hondo y tres descabellos (ovación).

En la enfermería fue intervenido Rubén Pinar de ‘dos cornadas, una en tercio inferior, cara posterior del muslo derecho con una trayectoria ascendente de 15 centímetros que contusiona el nervio ciático común, y arteria y vena poplítea causando destrozos en músculos insquiotibiales; y otra en tercio inferior, cara anterior de la misma pierna de 10 centímetros que afecta piel y tejido celular subcutáneo’. El pronóstico es grave.

Había expectación por ver la última corrida en Las Ventas previa a la Feria de Otoño. En el cartel, tres jóvenes toreros: el confirmante Sergio Serrano, acompañado por Rubén Pinar y Alberto Lamelas, dos nombres, estos últimos, que han sonado con fuerza este verano.

Y en verdad lo lograron con sendas actuaciones ‘para aficionados’ con dos marrajos de cuidado del Conde de la Maza y uno más de El Cortijillo. Los dos se mostraron muy valientes y de verdad. También Serrano se justificó con creces en el sexto.

Noble y con calidad, aunque limitado por su falta de fuerzas y raza, el primero de Pinar, toro que quedó visto para sentencia tras su paso por el caballo, y se afligió definitivamente tras un pésimo tercio de banderillas a cargo de la cuadrilla del torero, que, muleta en mano, estuvo tan voluntarioso y tesonero como discreto en lo artístico ante un animal que no podía ni con la divisa.

El cuarto fue un animal de cuidado, una alimaña de muy aviesas intenciones por probón y por lo mucho que midió y buscó los tobillos a mitad de cada viaje. Pinar estuvo valiente, muy entregado y expuso una barbaridad en una labor en la que probó la hiel de la cornada. Faena para aficionados del albaceteño, que saludó una ovación antes de pasar a la enfermería.

El primero de Lamelas amagó con saltar al callejón nada más hacerse presente en el ruedo. No quiso pelea en varas e ‘hizo hilo’ en banderillas, declaración de intenciones de lo difícil que le iba a poner las cosas al jienense en la muleta, a la que acudió siempre por dentro, muy descompuesto y sin clase alguna.

Después de unas aguerridas probaturas por el derecho, lo más emocionante y meritorio surgió al natural. Actitud y decisión mostró también en un epílogo en el que no faltaron unas valerosas manoletinas al hilo de las tablas. Saludó una ovación.

El sobrero de El Cortijillo que hizo quinto tampoco fue oponente propicio. Lamelas volvió a jugarse el tipo en una porfía de lo más desagradecida por lo mucho que le exigió el toro y lo poco que le tuvieron en cuenta desde el tendido.

Cariavacado, bajo y escurrido fue el toro de la confirmación de Sergio Serrano. Por si fuera poco, en banderillas amagó ya con pararse, se movió poco en la muleta y sin ninguna gracia. Serrano tampoco anduvo muy allá en una labor sin pulso ni acople, repleta de enganchones y desarmes, de lo más deslavazada.

En el sexto, sobrero del Conde de Cabral, manejó con brillantez el percal Serrano, templado con la franela, se la jugó también entre los pitones, manoletinas incluidas. Ovación a la entrega.

Rafaelillo y Ureña triunfan en Lorca (Murcia)

Los diestros Rafael Rubio Rafaelillo y Paco Ureña empataron a cuatro orejas en el mano a mano celebrado en Lorca (Murcia) y en el que el ganado deslució el festejo.

Con más de tres cuartos de entrada, se lidiaron seis toros de la ganadería de José Luis Iniesta, correctos de presentación, pero faltos de clase y muy deslucidos.

Rafael Rubio Rafaelillo: oreja, oreja, y dos orejas.

Paco Ureña: oreja, oreja, y dos orejas.

El balance de trofeos respondió a la predisposición y ganas de agradar de los espadas, que estuvieron siempre por encima de las nulas condiciones del ganado.

Tras el paseíllo, el club taurino de Lorca entregó una placa a Rafaelillo por sus veinte años de alternativa, y otro a Ureña, que cumple ahora diez años de su doctorado.

Al final del festejo los dos toreros salieron a hombros con una pancarta en la que se pedía la reconstrucción de la plaza de toros, que se encuentra dañada desde los terremotos de mayo de 2011.

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