Mapas de guerra sobre el río Ebro
La Fundación Juan Negrín expone los documentos con la estrategia republicana para la batalla más cruel
Cuando las tropas españolas, republicanos y franquistas, se desangraban en la batalla del Ebro, de julio a noviembre de 1938, Mahatma Gandhi escribió una carta al presidente Negrín: “Es innecesario decirle que mi corazón entero está con vosotros y que deseo sinceramente que una plena libertad sea el fin de la angustia que estáis atravesando”. El final de aquel combate, en el que más soldados participaron en toda la Guerra Civil, es de todos conocido.
Pero los familiares siguen indagando el destino de algunos de aquellos soldados que, quizá, quedaron tirados en el campo o ahogados en el río. La Fundación Juan Negrín inauguró ayer en Las Palmas, donde nació el presidente republicano, una exposición con los mapas que trazó el Ejército rojo para librar aquella batalla y otros documentos. “Nos sigue llamando gente para preguntar si entre esos papeles están los nombres de sus familiares; si consta en algún lugar su muerte”, relata José Medina, presidente de la fundación.
“En aquellos meses, un cuarto de millón de hombres participaron en la batalla más famosa de la guerra”, contó ayer José Miguel Pérez, catedrático de Historia por la Universidad de Las Palmas y asesor de la fundación. “Y hubo 130.000 víctimas entre muertos y heridos; fue un matadero”, añadió. Carmen Negrín, la nieta, contó ayer que un soldado le dijo, años después: “Volví caminando sobre los cuerpos”.
La batalla del Ebro dio un giro a la historia de España, puede decirse que los republicanos, al mando del general Vicente Rojo, perdieron allí la guerra. Pérez sostiene que el bando republicano tuvo argumentos para iniciar la batalla a pesar de que la historiografía reciente cuestiona esta decisión.
El historiador Paul Preston sostiene que Negrín “tenía depositadas sus esperanzas en un aumento de la tensión europea que alertase a las democracias occidentales”. Además, en los mapas se observan algunos objetivos, como cortar la ofensiva franquista sobre Valencia y restablecer contactos con la zona republicana del centro.
Seis contraofensivas se estrellaron contra el ejército dispuesto por Rojo en terrenos que eran disputados y conquistados varias veces al día por ambos bandos, según muestran los mapas. “Uno de los métodos usados por Franco para vencer era abrir represas que elevaban en pocos minutos el nivel del río y ahogaba a los combatientes”, destaca Pérez.
Los mapas muestran los puntos exactos en los que se iba a librar la batalla y ponen de relieve la gran información que se tenía del bando contrario. Junto a la cartografía, la fundación trata de poner en orden otros documentos de Negrín. Entre ellos, hay fotografías de cuadros de El Greco que se estaban restaurando en el sótano del Banco de España, siendo Negrín ministro de Hacienda, mientras en la superficie se libraba la guerra.
Entre los papeles hay un nombre repetido, el de Pilar Lubián Clemente, funcionaria del Ministerio de Hacienda. Uno de sus telegramas reza: “Biblioteca del doctor a salvo”, y lo firma con su nombre. Lubián acompañó a Negrín de Madrid a Valencia y de ahí a Barcelona. Estaba perseguida por la Gestapo y por la policía franquista. Presa, la trasladaron desde París hasta el campo de concentración de Ravensbrück (Alemania). En la lista de viajeros del tren no aparecía su nacionalidad, pero sí sus apellidos. Entre los documentos de Negrín también apareció un telegrama de Francisco Méndez Aspe, ministro de Hacienda después de él, que decía “regresa de los campos de concentración alemanes Pilar”. Y Pilar terminó exiliada en México.
Babelia
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