El Quijote, como el Ramayana
Ignacio García entrevera el teatro oriental y el occidental, en un espectáculo entretenido y sugestivo de la compañía Margi, del estado indio de Kerala
Varios episodios de la novela cervantina, cantados en lengua malabar y representados con la danza pantomímica tradicional de Kerala, estado suroccidental de la India. Kijote Kathakali cuenta las peripecias del Ingenioso Hidalgo como si de las de un héroe del Mahabhárata se tratase: su caracterización (el rostro, de color hierbabuena; los labios, rojo cadmio; la barba blanca, hecha de pasta de arroz; una corona polícroma, en lugar de la bacía de barbero…), lo asemeja a Rama o a los Pándavas, más que a un caballero andante.
KIJOTE KATHAKALI
Dramaturgia: Ignacio García y Dr. P. Venugopalan. Intérpretes: Nelliyodu Vasudevan Namboodiri, Margi Vijayan, Kalamandalam Pradeepu, Margi Suresh, Kalamandalam Balakrishnan, K. Parthasarathy, K. Sudeep, K. Balasubramaniam, M. Raveendran Pillai. Directora asociada: Mónica de la Fuente.Director: I. García. Festival de Almagro, 23 de julio. Aviles (Centro Niemeyer), 29 de julio. Madrid (Matadero), 30 y 31 de julio.
El kathakali nace en la segunda mitad del XVII, de la competencia entre el zamorin de Calicut y el rajá de Kottarakara, que reunió a los mejores artistas, para envidia de aquel. Las representaciones, al aire libre y de sol a sol, hablan de la vida de dioses y reyes, combinando el relato cantado con la interpretación gestual, en la cual las combinaciones de cada posición de ojos, cejas, brazos y manos tienen un sentido preciso, comprensible solo para el público iniciado.
El kathakali se afianzó y amplió su público entre las capas populares a partir de 1930, cuando el poeta Vallathol fundó la universidad Kerala Kalamandalam, como acto de resistencia de la lengua y la cultura malabar ante el colonialismo británico. Recién independizada la India, para demostrar que este género teatral puede abordar temas actuales, Vallathol escribió El asesinato de Hitler, donde el dictador lleva la cara maquillada de rojo, color de los ráksasa (demonios devorahombres), mientras que Roosevelt y Stalin tienen la suya pintada de verde, como los dioses: hoy, que sabemos de su malevolencia, habría que teñírsela de bermellón.
Al ganar las elecciones de 1957, el Partido Comunista multiplicó el apoyo económico estatal al kathakali, por considerarlo forjador de la identidad nacional. Fomentó su divulgación a través de piezas de encargo como People’s Victory, alegoría donde el Imperialismo (personaje cara roja) es derrotado por la Conciencia Mundial, además de varios títulos destinados a exportar la imagen de Kerala, como Kathakali Rey Lear, estrenado en el Festival de Otoño de Madrid (1989), donde un actor enorme interpretaba todos los personajes, ejército francés incluido.
En Kijote, estrenado internacionalmente en el Festival de Almagro por la compañía Margi, asidua de los escenarios españoles, puede apreciarse el paralelismo existente entre este teatro musical y cinético, el mimo corporal de Étienne Decroux, el retablo de títeres (pues la mitad inferior de los actores queda tapada a veces por un telón), el ballet flamenco, donde los cantaores llevan el hilo del relato, y las entradas de payasos: los intérpretes de ambos molinos, que el protagonista confunde con ráksasas, y el del león liberado, son todos de la estirpe de Charlie Rivel.
Ignacio García, director de escena, ha incorporado varios poemas en off, recitados magistralmente por José Sacristán, y música grabada, recursos ambos que suponen un cambio de código abrupto, en una función entretenida y sugestiva, donde se impone lo que sucede en vivo. El final es un belén crepuscular, hermoseado por la luz de Juanjo Llorens.
Babelia
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